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domingo, 6 de diciembre de 2020

La sororidad

La semana pasada me fui a tomar un cafecito con una amiga. La verdad es que tuvimos una de esas pláticas (que ya me hacía falta) que puedo decir que fue bastante provechosa. Hablamos de muchas cosas y nos sinceramos en varias, y me doy cuenta de los mucho que extrañaba ese tipo de pláticas que tienen profundidad y que no solo se centran en el trabajo, o en cosas banales, sino en aquellas donde realmente las partes comparten algo de ellas mismas. Teniendo esa plática con mi amiga, me doy cuenta de que a las mujeres (específicamente) nos hace falta hablar de muchos temas, de aperturarnos un poco más a cosas que nos guardamos por el temor a ser juzgadas. Creo que, cuando compartes algo que habías decidido mantener guardado por pena, te liberas, y puedes hallar una conexión mucho más profunda con tus amistades. 

Mi amiga esta emprendiendo un viaje, pero no me refiero a un lugar, sino un viaje personal, y realmente me siento muy entusiasmada por ella. Le he visto un cambio de actitud y una onda positiva bastante cool que puedo ver en sus ojos. Este viaje que ha empezado, y que ha seguido, porque no es fácil mantenerlo, me parece que le esta ayudando a resolver algunas cuestiones personales, lo cual me parece algo muy bueno. Creo que siempre que haces algo positivo por ti y para ti, se refleja, y no solo en uno mismo, sino que permea a los demás. Y justamente a este punto quería llegar.

Durante la plática mi amigo me dijo "es que me he inspirado en ti" y no saben lo bonito que sentí al escuchar esas palabras. Si se puede considerar un halago, creo que es de los más bonitos que me han dicho. El hecho de que ella me considere como una "inspiración" aunque sea en algo simple pero que al mismo tiempo es parte de su viaje personal realmente me llega. Y no solo lo veo en mí, veo que ella trata de compartir cosas positivas a otras personas y eso en verdad, me da mucho gusto. 

Me alegra que poco a poco, se vaya tejiendo esta sororidad en su mundo, y que a la vez, me consideré dentro de él, porque seamos honestas, por más feminismo que vemos anunciado, yo no he visto demasiada sororidad en mi entorno. Lamentablemente, en mi país, creo que esta sororidad de la que tanto se habla, se esta construyendo, esta como en los cimientos, pero muchas veces falla por distintas causas. De hecho, recientemente me pregunté si algún día seríamos capaz de alcanzar dicha sororidad, porque sinceramente, a veces no la veo. 

No, no se trata de fingirla ni de aplicarla todo el tiempo, pero a veces me desconciertas, que siendo nosotras mujeres, y muchas veces amigas, lleguemos a tener comportamientos o comentarios misóginos hacia nuestras semejantes. Lo sé porque en varias ocasiones me ha sacado de onda, el hecho de recibir ciertos comentarios de mis amistades justificando comportamientos o acciones, que a mi parecer, como sociedad civilizada que somos, no lo son y s me hace increíble. Creo que muchas veces las mujeres podemos no ser conscientes de este tipo de comentarios, y los hacemos sin pensar y sin darnos cuenta de que hay toda una historia detrás del porque los hacemos.

Me parece que, aunque hemos avanzado mucho como colectivo, aún tenemos bastante trabajo que hacer en nuestro entorno inmediato. A veces se nos olvida que un simple comentario diciendo algo bonito o agradable pueda ayudarle a una persona en su día,  o a si misma. Comentarios que de verdad salgan desde el fondo de nosotras diciendo aquellas cosas que admiramos de la otra persona, o algo que nos guste de ella, eso puede ayudar a que la otra persona se sienta mejor. Ojalá que sí, ojalá que algún día alcancemos esa sororidad a la que tanto aspiramos. 

martes, 23 de octubre de 2018

Necessary Pain


Como dije la entrada anterior, toda la semana pasada he estado tratando de escribir una entrada "decente" en el blog sin mucho éxito. Abría la página, y cuando tenía el espacio en blanco para escribir me congelaba. Las manos se me entumían y la inspiración se iba acompañada de una larga exhalación. Cerraba y volvía a abrir todos los días, y me iba así sin más, sin escribir nada. Y sin embargo ahora estoy aquí tratando de que lo que escriba hoy tenga algo de coherencia.

Durante estos días he estado haciendo trabajo de introspección cañón, pero debo aclarar que no por voluntad propia. No, no es que me lo haya dejado mi terapeuta ni nada de eso. De hecho yo me negaba completamente a hacer un autoanálisis porque simplemente me daba flojera y quería evadir el tema. Y sin embargo, mi mente, haciendo lo que le place comenzó con el autoanálisis. Al principio solo eran ideas que iban y venían de repente, generalmente en mis ratos libres.  Y de repente boom!, todo se fue al carajo. Es como si mi lado emocional hubiera pateado a mi lado racional del centro de mando para volver a recuperar su sitio. 

A veces no sé si mis emociones se manifiesten de manera retardada, o algo subconsciente las detone, lo que sí sé es que me embargó un profundo dolor. Un dolor que puedo sentir desde las raíces y que se fue extendiendo por cada rama hasta florecer. El dolor se abrió paso de nuevo y simplemente dejé que me inundara, me entregué a él porque a veces es lo único que se puede hacer. Era necesario. 

Y entonces el dolor comenzó a moldear mis ideas y expectativas, cambiándolas. Aún no puedo ver el resultado pero si puedo sentir como las está permeando, transformándolas. Pensé que el dolor siempre nos transformaba, una vez que pasamos por él nunca volvemos a ser los mismos. Cambiamos, y ya no volvemos a ser quiénes éramos. 

Quizás era necesario que lo experimentara, quizás es la forma en que me reconstruiré de nuevo. Lo cierto es que por el momento me siento dispersa, observando las piezas esparcidas mientras trato de moldearlas en algo nuevo. Si algo he aprendido es que el dolor tiene el poder de abrirte los ojos, y entonces tu percepción de la realidad cambia. El dolor suele ser revelador, y pone frente a ti verdades que evitabas, cosas que ignorabas pero que estaban escondidas, sin importar cuanto te esfuerces por no ver.

Termino esta entrada con una frase que reza así "hay una grieta en todo, así es como entra la luz". Entonces que se haga la luz.

martes, 10 de julio de 2018

Uninspired


Últimamente no he escrito en el blog tanto como quisiera, y quizás sea, en gran medida en que he sentido falta de inspiración. Y no es que no tenga sucesos, anécdotas o ideas que contar, sino que no hallo las palabras que quiero para poder plasmarlas. No sé, será que todo a mi alrededor ha estado un poco extraño en el tiempo reciente, y eso me hace pasar más tiempo pensando que escribiendo (inserte aquí suspiro).

Yo misma me he sentido algo rara también. Tal vez sea la edad, cada vez siento más cerca mi próximo cumpleaños, y eso a veces me hace entrar en modo introspección bien cañona. O tal vez sean todos los acontecimientos que están sucediendo y que están permeando en mí, o tal vez sea porque la luna está en Marte o vaya usted a saber. Ni nosotras las mujeres a veces sabemos qué nos pasa, eso sigue un misterio que la ciencia no ha logrado resolver.

Alguien de los lectores de este blog sugiere algo para volver a recuperar la inspiración? Porque tal parece que las musas no están de mi lado. Espero escribir algo más decente la próxima vez, mientras tanto seguiré escuchando a los Arctic Monkeys. Saludos.

martes, 16 de enero de 2018

Amores que no aplican




Hay amores que no aplican en nuestra vida.
Hay amores que son solo un instante, un suspiro.
Hay amores que no pueden quedarse.
Hay amores que están destinados a no ser.
Hay amores a destiempo.
Hay amores prohibidos.
Hay amores que sólo existen en silencio.
Hay amores que se van evaporando.
Hay amores que solo son un recuerdo.
Hay amores que existen solo en versos.
Hay amores platónicos.
Hay amores que solo son sueños.
Hay amores en el olvido.
Hay amores que ya han partido.
Hay amores que dejan cicatrices.
Hay amores que ya no están con nosotros.
Hay amores que duelen.
Hay amores que destruyen.
Hay amores que desafían el amor.

Y en algún lugar de esos amores, está el nuestro, amor.


lunes, 8 de enero de 2018

Pensamientos nocturnos...


Hay un lugar en Monterrey que se llama "El Obispado". Es un mirador. Recuerdo que cuando lo visité la vista me cortó la respiración. Era de noche y el clima era fresco, no hacía demasiado fresco, así que me parecía perfecto. Me acerqué al barandal y contemplé la ciudad. Me pareció un espectáculo hermoso, las luces inundaban todo a mi alrededor como si fueran un reflejo de las estrellas del cielo. 

Cerca de mí, una chica y un chico llevaban un par de cafés y se los tomaron allí mismo. Se sentaron sobre el piso y charlaban animadamente. Hubiese querido hacer lo mismo, hubiese querido tener allí un café y tomármelo en ese lugar, en aquel mirador donde podía contemplar toda la ciudad. Envidié su capacidad para olvidarse del mundo por un par de horas, o de minutos, el tiempo que durará el café. Yo también deseaba olvidarme del mundo.

Más allá, una pareja se besaba en la oscuridad. Las sombras los cubrían, y a mí me parecía lo más romántico del mundo. Deseé para mis adentros algún día hacer lo mismo. Regresar y pisar ese lugar de nuevo, y besarme con alguien como aquella pareja lo hacía. 

Atrás de mí, un niño brincaba los escalones que había. Sonreía. Sus padres lo vigilaban de cerca. Yo lo miré y pensé si algún día tendría hijos y si lo traería a este lugar. Esa era interrogante que aún no podía responder.

Del otro lado un muchacho se fumaba un cigarro. Cuando vi el humo desaparecer en la noche se me antojó tener un en aquel instante y sentir el humo pasar por garganta. Deseaba perderme en mis pensamientos mientras el cigarro se consumía.

Después un halo de nostalgia se posó en mí. Después pensé en él, y qué aunque fuera lo más ilógico del mundo, deseaba que estuviera allí. Que nos tomáramos de la mano y contempláramos aquella parte del mundo. Sí, tal vez era una idea estúpida pero era lo que deseaba en aquél instante.

Pero eso no existía, el presente era totalmente distinto. Así que me concentré en él y lo disfruté.

jueves, 19 de octubre de 2017

40 cosas que me gustan...




La comida.
Tú.
El chocolate.
Tú.
El helado.
Tú.
Viajar.
Tú.
Escribir.
Tú.
La Playa.
Tú.
La lluvia.
Tú.
Los girasoles.
Tú.
El café.
Tú.
El rock.
Tú.
El whisky.
Tú.
La poesía.
Tú.
Los libros.
Tú.
Dormir.
Tú.
El color negro.
Tú.
La noche.
Tú.
La luna.
Tú.
Las puestas de sol.
Tú.
Los museos.
Tú.
La pintura.
Tú.


martes, 5 de septiembre de 2017

A short story. Part1




Parte 1: La Jaula

"Algunos dicen que el amor es algo que arde". Eso es lo que pasaba por mi mente en aquella profunda oscuridad. Llevaba días allí, sin saber si era día o noche. Realmente ya no importaba, no me importaba ver el paso de los días. Lo único que deseaba era volverlo a ver.

Me llevé la mano al pecho, tratando de sentir los latidos de mi corazón. Nada. Respiré y lo intenté de nuevo, nada. Entonces recordé que yo no lo tenía, que yo no tenía mi corazón. Él se lo había llevado.
Entonces como era que podía respirar? Como era capaz de pensar? Como es que seguía viviendo? No tenía sentido. Seguramente estaba soñando o era presa de alguna alucinación. Sí, lo recordé, los humanos no podemos vivir sin corazón.

Intenté saber donde me hallaba. Quería levantarme y caminar pero las fuerzas me fallaban, así que comencé a arrastrarme en aquella oscuridad, activando mis sentidos. No toqué nada por un buen rato. Me pregunté si acaso estaba en algún tipo de espacio infinito, en un vacío dónde lo único que había era oscuridad. El pensamiento me provocó escalofríos.

Continué arrastrándome hasta que choqué con una pared. Estaba fría como el piso. Haciendo acopio de todas mis fuerzas me levanté y me recliné en ella. La textura rasposa se me lastimaba la piel, pero eso no podía compararse con el dolor más grande que sentía. Caminé pegada a ella, lentamente. Necesitaba saber hasta donde se prolongaba esa estructura. Tenía los pies descalzos y sucios. Supuse que mi aspecto general debía ser terrible. Caminé hasta que choqué con un estructura de metal. Estaba aún más frío que la pared. Guiándome del tacto, comencé a recorrer la estructura. Era larga y gruesa, como una especie de tubo. Había un un espacio y luego otra estructura igual, y luego otra, y otra más. Comencé a sentir miedo. ¿Donde estaba?

-¿Hola? - dije, pero mi voz se había transformado en un murmullo. Intente de nuevo, esta vez, traté de que sonará más fuerte - ¿Hay alguien aquí?

El silencio era tan profundo como la oscuridad en la que me hallaba. ¿Dónde me hallaba?  ¿Acaso estaba en la cárcel?

-¿Alguien puede escucharme? - pregunté de nuevo, pero lo único que se escuchaba era el eco de mi propia voz.

Me senté y comencé a llorar. No sabía que estaba pasando y tampoco si lograría salir de aquél lugar algún día. Lloré hasta quedarme dormida.

De repente se encendió un a luz. Una luz tan fuerte que logró despertarme. Trataba de abrir los ojos, pero después de haber pasado tantos días en la oscuridad, me resultaba un poco difícil adaptarme a ella.

- Despierta - me ordenó la voz, que me resultó extrañamente familiar. - Es hora de despertar.

Abrí los ojos y observé a mi alrededor. La estructura en que me hallaba era circular, rodeada por barrotes. Detrás de mí había una pared de ladrillos muy alta. Tanto la pared como los barrotes colindaban en un domo por el que entraba un torrente de luz, iluminándolo todo. Y entonces lo entendí, me hallaba en una jaula. Una inmensa jaula. 

Un sinfín de preguntas pasaban por mi mente, y no encontraba respuestas para ninguna. Caminé lentamente hacia los barrotes. Ahí veía que se encontraba alguien. Iba vestido impecable, de traje con corbata, sus rasgos me resultaban familiares, pero como aún mi vista estaba borrosa no podía deducir quién era. 

Cuando estuvimos cerca, pude ver quién era. No podía creer que él estuviese aquí. Los recuerdos se agolparon en mi mente uno sobre otros. Los buenos y los malos. Todo era un collage infinito de momentos que habíamos compartido. Sentí un mareo repentino.

-Te quedó muy bien este lugar - dijo en tono burlón - la decoración es exquisita.

Su expresión me irrito. No podía entender como unos rasgos tan bellos podían tranformarse en un aspecto tan cruel. Ya no había rastro de la luz que alguna vez vi en sus ojos, todo aquello que vislumbré en sus ojos se había esfumado, y ahora solo veía un mirada de burla y lástima.

-Parece que no te han sentado bien estos días - continúo, usando el mismo tono - tienes mal aspecto.

Quise responder, pero sabía que tenía razón, así que solo bajé la mirada. 

-Tampoco hablas, por lo que veo. 

No podía creer sus palabras, y estaba segura, que debe haber tenido corazón, me hubieran causado un gran dolor.

-¿Qué haces aquí? - traté de sonar serena.

-Tengo algo que te pertenece....o mejor dicho que te pertenecía. - Camino lentamente alrededor de la jaula.  Yo lo observaba. No entendía a que se refería.

Se detuvo frente a mí y sonrío. Despacio y con aspecto triunfal, alzó la mano derecha y entonces lo ví, allí en su mano, el sostenía mi corazón. Noté que emitía una tenue luz, y que palpitaba lentamente. Sentí que me asfixiaba, me caí de rodillas. Él me tenía en sus manos.

-¿Lo quieres? - preguntó sonriente. 

Sabía que disfrutaba con mi dolor, sabía que mi aspecto le daba satisfacción. Él había triunfado, se había llevado lo más preciado que tenía. Mi corazón le pertenecía aunque ya no estábamos juntos. ¿Lo quería de vuelta? ¿O quería que le perteneciera a él para siempre?

martes, 13 de diciembre de 2016

Pienso en ti...




Siempre termino pensando en ti.
Cuando miro el celular y me preguntan porque sonrío, pienso en ti.
Cuando escribo mis historias, pienso en ti.
Incluso mientras escribo estas líneas, pienso en ti.
Cuando escucha una canción romántica,  pienso en ti
y también cuando es de desamor, pienso en ti.
Cuando regreso del trabajo, pienso en ti.
Cuando me tomo unos tragos, pienso en ti.
Cuando escribo sobre todo aquello que pudo ser, pienso en ti.
Cuando me hago un sinfín de preguntas sin respuesta, pienso en ti,
Antes de dormir, pienso en ti.
Cuando  mi mente divaga, pienso en ti.
Cuando hace frío, pienso en ti.
Cuando me imagino el futuro, pienso en ti.
Cuando contemplo el mar, pienso en ti.
Cuando pido un deseo, pienso en ti.
Cuando tengo una fantasía, pienso en ti.
Cuando voy caminando, pienso en ti.
Cuando me preguntan con quién me casaría, pienso en ti.

Creo que te pienso demasiado.
Es una pena que no estemos cerca,
que el tiempo no esté de nuestro lado.
Y quisiera que leyeras esto,
que alguna vez te pasaras por aquí,
y supieras cuanto pienso en ti.

jueves, 8 de diciembre de 2016

El camino...


A veces tienes momentos de lucidez.
Y es, en esos momentos, cuando entiendes algunas cosas:
Tal vez seas de las que le ha tocado caminar sola por esta vida
Y tal vez así será todo el camino
Pero tienes dos opciones:
Puedes hacerlo con amargura y dolor,
pensando en todo lo que estás perdiendo
en todo lo que no tienes y que tal vez no tengas,
O puedes soltar y aprender a disfrutar,
a ser feliz con lo que tienes
a entender qué si vas a caminar sola
te atreverás a realizar todo aquello que no podrías en el otro camino
y mucho más.
Y no es que alguno sea mejor que el otro,
son caminos distintos.
Y sea cual sea por él que nos toque caminar,
vale la pena intentar ser felices.

domingo, 20 de noviembre de 2016

I'm a mermaid...



"Debo ser una sirena, no tengo miedo a las profundidades pero sí a una vida superficial"
-Anais Nin 

"Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés."
-Anais Nin


sábado, 24 de septiembre de 2016

Me gustas...


Me gustas por tu forma de ser.
Me gustas por que ayudas desinteresadamente. 
Porque tienes ideales.
Porque alzas la voz ante las injusticias.
Porque escuchas. Porque escribes.
Porque amas el arte.
Por tu perfecta retórica.
Por tu gusto por las cosas sencillas.
Por tus peculiaridades, y porque siempre
descubro u na cosa más que no sabía que hacías.
Porque viajas, porque lees.
Porque abres tu mundo.
Por la forma en que te anudas las corbatas.
Porque cocinas
Porque me pones a pensar.

Me gustas aunque suene apresurado,
aunque nunca te haya besado.
Me gustas aunque solo te haya visto una vez.
Me gusta que te conocí después, poco a poco.
Me gustas aunque suene algo loco.

Me gustas, y quisiera verte una vez más.
Para decírtelo, para besarte, 
o para despedirnos.



sábado, 17 de septiembre de 2016

For Women Who Are Difficult To Love....





you are a horse running alone

and he tries to tame you
compares you to an impossible highway
to a burning house
says you are blinding him
that he could never leave you
forget you
want anything but you
you dizzy him, you are unbearable
every woman before or after you
is doused in your name
you fill his mouth
his teeth ache with memory of taste
his body just a long shadow seeking yours
but you are always too intense
frightening in the way you want him
unashamed and sacrificial
he tells you that no man can live up to the one who
lives in your head
and you tried to change didn't you?
closed your mouth more
tried to be softer
prettier
less volatile, less awake
but even when sleeping you could feel
him travelling away from you in his dreams
so what did you want to do love
split his head open?
you can't make homes out of human beings
someone should have already told you that
and if he wants to leave
then let him leave
you are terrifying
and strange and beautiful
something not everyone knows how to love.


Warsan Shire

viernes, 1 de abril de 2016

Work of Fiction: Inmortal




Allí estábamos los dos, frente a frente. Sujetaba el arco con fuerza pero no me atrevía a disparar la flecha. Él me miraba, como siempre, con decisión, con esa tenacidad que siempre le caracterizaba. Sabía que no fallaría, sabía que una vez que disparara esa flecha, volaría firmemente hasta que le atravesara el corazón. Yo era muy diestra con el arco, y él lo era con la espada. Por eso quería que él lo hiciera primera, que me atravesara con el frío metal la piel y que yo no pudiera disparar esa flecha. Lo sé, es un deseo suicida. Pero lo cierto es que yo no quería disparar. Pero tampoco podía rendirme. Todo era más complicado que eso, y mucho más cruel. Mientras lo seguía observando, me pasaban por la cabeza todos los momentos que habíamos pasados juntos, pocos pero inmortales. Seguramente después de la batalla se convertirían en recuerdos que acompañarían por siempre a alguno de los dos.

Yo estaba enamorada de él, estaba enamorada de mi enemigo. O al menos eso era lo que él representaba para mi familia, un enemigo. Nuestras familias habían sido rivales por todo el tiempo que yo podía recordar y más atrás, quizás por siempre. Si alguna vez compartimos lazos afectivos nunca ha sido revelado. Hasta ahora. Se suponía que todo sería diferente. Pero acaso no siempre es lo que quisieramos, qué todo fuera diferente? Mis padres, por ejemplo, deseaban con todas sus fuerzas concebir un hijo varón. Pero no fue así, contra todo lo previsto, tuvieron una hija, yo. La heredera, la última de su linaje, y la que esperaban, fuera la vencedora de la batalla. Tampoco es que me hayan tratado mal, a veces mi padre era un poco duro conmigo, pero creo que la mayoría de los padres lo son. Siendo la única hija, me entrenaron en la artes de la lucha, así que podía manejar con habilidad ciertas armas, pero mi favorita era el arco, dominé el arte de manejarlo y ahora me encontraba aquí, dispuesta a usarlo. A disparar una última flecha.

Yo seguía los ojos de mi adversario, y recordé el momento en el que nos habíamos conocido. Habia sido en un baile donde él se había colado, idea de uno de sus primos, para conocer a la "familia rival", la familia que tanto odiaban sus padres. A veces pienso en si los acontecimientos se hubieran presentado en diferente forma, tal vez ni siquiera nos hubiéramos enamorado.Pero el destino actúa en formas misteriosas, y yo me crucé con su mirada. Y entonces lo supe. Aún recuerdo la sensación que me produjo su mirada, no fueron las típicas mariposas, ni tampoco una alegría indescriptible. Sentí como si una flecha me atravesara el corazón, el dolor fue tan real que me llevé una mano al pecho, pero no había ninguna herida. Fue algo tan extraño que me cambiaría para siempre.

Por supuesto, mis padres tenían planes diferentes para mí. Casarme con alguno de súbditos nobles, o con el heredero de alguna gran casa rica y poderosa. Cualquiera que pudiera acrecentar su poder. Mi madre me lo había dicho alguna vez "las mujeres solo servimos para casarnos". Detestaba ese frase, y creo que mi madre también, porque había un dejo de amargura cuando la dijo. Probablemente, su madre si la había dicho y tuvo que creérsela. Pero yo no.

Ahora a él y a mi, nos separaba un campo de batalla, pero siempre nos había separado la rivalidad de nuestras familias. Siempre peleando por tierras, por poder, por súbditos. Siempre peleando por todo lo que no era lo importante. Mientras nosotros, los herederos de ambos, yacíamos en la batalla final. Solo un vencedor, pero eso no parecía importarles. Fue en ese momento que supe que toda nuestra vida nos habían preparado para esto. Habían decidido sacrificarnos desde hace mucho tiempo.

Yo sabía que nuestro amor era imposible. Lo supe desde el momento en que probé sus labios, pero aún así quise entregarme a la utopía que era quererlo. Habíamos sido unos tontos por creer que podríamos cambiar las cosas, que tal vez podíamos unir a nuestras familiar... Teníamos tantos deseos, que en ese momento no podíamos darnos cuenta de lo que equivocados que estábamos. Éramos unos tontos.

Por un momento pensé en soltar el arma. Deseaba correr y entregarme a sus brazos. Besarlo una última vez. Sabía que se acababa el tiempo y que tarde o temprano uno de los dos tendría que actuar. 

Me permití un último recuerdo. Aquella vez que estuvimos juntos por primera vez. Recordé el tacto de su piel, la calidez de su respiración, la suavidad de su cabello, la destreza de sus manos rasposas y la tenacidad de su mirada. Sabía que el recuerdo de esa noche me lo llevaría conmigo. 

-¡Hazlo! - gritó la voz de mi padre.
Y por primera vez no pude soportarla. Ni siquiera cuando me regañaba me había parecido intolerable, pero esta vez sí.

La cuerda estaba tensa y la flecha estaba en posición, tan solo tenía que soltarla. Pero no podía. El brazo me dolía de mantener la misma posición, pero una fuerza desconocida me hacía incapaz de moverme.

-Hazlo por favor - murmuré.

Tenía la esperanza de que él hubiera leído mis labios. Una lágrima resbaló por mi mejilla. Él sostenía la espada con firmeza y había determinación en su mirada. Supe que había entendido lo que había dicho. Comenzó a avanzar.

Yo solo quería que todo terminara. Sabía que nuestro amor era imposible. Ambos lo supimos. Y quizás este había sido nuestro destino desde el principio. Éramos juguetes del destino. Había algo de poético en toda esta situación. Tal vez se acabaría todo, pero nosotros nos volveríamos inmortales. Escribirían historias sobre nosotros, sobre los amantes desdichados, los jóvenes enamorados que no podían estar juntos. El mundo sabía sobre nosotros y nuestro amor inmortal. Porque si algo había entendido era precisamente eso, que el amor era inmortal.

Entonces una idea atravesó mi mente. Él avanzaba hacia mí, me miraba fijamente, y asintió. Lo supe, él había tenido la misma idea que yo. Vacilé por un momento, pero el murmuró algo. Suspiré por una última vez y solté la flecha. Él estaba cerca. Quise cerrar los ojos para no ver el resultado pero fue demasiado tarde. La flecha dio en el blanco. Se llevó una mano al pecho y dio un par de pasos. Me acerqué hasta él y lo miré una vez más. No diré que fue la última vez porque estaba segura que seguiría observando sus ojos, sus hermosos ojos por toda la eternidad.

Me tomó por la cintura y me besó. En ese momento sentí el frío metal atravesarme la piel. Me sujeté de sus cuello y tuve la misma sensación que cuando lo conocí. Me lleve una mano al pecho. Murmuré un te amo y después todo se desvaneció.

****
Nota: Esta historia está basada ligeramente en Romeo y Julieta de William Shakespeare. 
La frase en letra cursiva "Éramos juguetes del destino" aparece en Romeo y Julieta, Acto III, Escena I (I am fortune's fool - soy un juguete del destino)

jueves, 17 de marzo de 2016

El dulce dolor...

Me dijo que no. Y como se supone que debe seguir el tiempo?
Me dijo que no, que quería a alguien más. Y que se puede hacer, si en el corazón no se manda. 
Escuché sus palabras y por un tiempo todo se congeló. Todo se reducía a ese momento, a esos segundos que transcurrieron al compás de mis latidos. Y después todo colapsó.
No, el dolor no fue inmediato. Fue después de que su voz entró en mi mente, y que pude mecanizar lo que me había dicho. Nos abrazamos. Había sido una despedida.
Pensé que el tiempo era muy injusto, porque continuaba, como si nada, como si en ese momento no hubiera miles de personas con el corazón roto, como yo. Gente que en ese mismo instante estaba derramando lágrimas, y el tiempo no nos dedicaba nada. No nos daba una tregua. Avanzaba, normalmente, como si nada hubiera pasado. 

Recuerdo haber sentido las punzadas de dolor, espaciadas al principio, y después más continuas, hasta que pude sentir la oleada de dolor en todo su esplendor. Porqué hay algo de belleza en los corazones rotos, algo poético en ellos. Acaso no los grandes poetas han escrito sus mejores obras cuando tenían el corazón roto?

Arriesgué. Dije lo que pensé que nunca me atrevería. Pronuncié las palabras más hermosas del planeta. Pero él me dijo que no. Y no puedo culparlo, no podemos elegir de quién nos enamoramos. Sólo pasa, y tenemos que dejar que ese rayo nos golpee y nos sacuda, y si salimos bien será maravilloso y si no debemos pasar por la tormenta. Lo sabía. Había calculado la probabilidades.
Pero ahora solo estaba yo con mi corazón roto, con la herida abierta y con el dolor golpeándome con toda su fuerza. Pero era un dulce dolor. Incluso las lágrimas tenían un sabor dulce, era extraño.

Sabía que con él tiempo la herida sanaría. Sabía que volvería a amar y sabía que algún día volvería a sentir este dolor. Era parte de la vida. Sabía que la tormenta era necesaria para poder ver el arcoiris. Y tal vez el tiempo me concedería una tregua después de todo. Algún día, cuando lo considerara pertinente.

Pero mientras llegaba ese momento tendría que rearmarme a mí misma. Y aunque me dijo que no, volvería a decírselo, porque el amor no debería vivir en el silencio. Hay que decirlo, aunque duela, hay que gritarlo,...

Y créeme que te lo volvería a decir, amor.


sábado, 13 de febrero de 2016

Algún día...

Algún día diré:
Valieron la pena tantos kilómetros recorridos.
Valió la pena ir y regresar.
Valió la pena los segundos, los minutos y las horas que pase pensando en ti.
Valió la pena las lágrimas nocturnas y las noches de desvelo.
Los versos que te escribía, aún sin conocerte.
La música que me hacía recordarte.
Los días de soledad, en los que la melancolía me embargaba.
Los besos no dados, y hasta los equivocados.

Algún día estas palabras tendrán sentido.
Algún día los poemas tendrán destinatarios.
Algún día compartiremos atardeceres, y ansiosa estaré por nuestros anocheceres.
Algún reiremos juntos.
También pelearemos, porque sabes, es parte de la vida.
Algún día tus manos encajaran con los mías.
Algún día haremos mil locuras.
Algún día, amor, tropezaremos, y espero ese día, saber que eres tú.
 Algún día amor, no desistas.
Ya verás que algún día, nos dedicaremos un te amo.


jueves, 28 de enero de 2016

Sus ojos...

Me encanta ver sus ojos.
Y es que tienen una magia especial.
El color es lo de menos, puedes encontrar tanto en ellos.
La forma en que se encienden cuando hablan de algo que le apasiona. Brillan.
Me gustan también la forma en que se detienen y te observan, fijamente, como queriendo desvelar todos tus secretos.
Me gustan cuando se encuentra pensativo, y entonces sus ojos, adoptan un aire misterioso, y se convierten en un túnel interminable, oscuro e impenetrable. En esos momentos quiero adivinar sus pensamientos.
Me gustan cuando se reflejan en ellos las estrellas. En serio, puedes encontrar allí galaxias.
Me gustan porque él tiene esa peculiaridad se sonreír con la mirada.
Me gustan de noche y de día, pero me encantan al atardecer, cuando en sus pupilas se descomponen los colores de la puesta de sol. Es impresionante.
Me gustan cuando me debaten, cuando me argumentan, cuando me contradicen. Me gusta ver el caos en ellos.
Y lo admito, me encantan cuando me desnuda con ellos. Y no es sólo que me quite la ropa, sino cuando ve más allá de mí, cuando ven algo que los demás no ven.
Me encantan sus ojos, tienen una magia especial, pero quizás lo digo porque estoy enamorada de él...

Sin embargo, deberías ver sus ojos cuando habla de ella. Y aunque el corazón se me destroza, debo admitir que es un espectáculo maravilloso. Porque entonces sus ojos, universos chocan, y puedo ver explosiones en ellos, hay una luz especial, de esas que solo tienen los enamorados. Cada vez que habla de ella, sus ojos se iluminan, y veo en ellos constelaciones de estrellas infinitas. Definitivamente hay una magia especial en ellos, y que irónico es que es justamente en ese momento en el que yo me despedazo, cuando los veo más hermosos, y me enamoro más de él.



viernes, 15 de enero de 2016

Ojalá...

Ojalá tuviera a alguien que me dedicara canciones.
Ojalá tuviera a alguien cuyo abrazo me hiciera estremecer.
Ojalá tuviera alguien a quién besar bajo la lluvia.
Ojalá tuviera a a alguien con quien contemplar el amanecer.
Ojalá tuviera un "somos" y la promesa de un "seremos".
Ojalá pudiera conjugar mis verbos en plural.
Hay tantos "ojalá" que quisiera llenar...
Ojalá pudiera terminar este escrito con tu nombre, celebrar que te he encontrado...no, que nos hemos encontrado.
Pero mi soledad se ha expandido tanto, como el universo, abarcándome, y a veces creo que, abarcándote también. Tal parece que solo hay espacio para más soledad, pero donde puedes guardar tanta?
"Nada es para siempre" es lo que me dicen, pero ya sabemos que lo soledad puede durar 100 años.
Lo sé, sueno dramática, pero si conocieras mis historia lo entenderías.

Ojalá leyeras esto y pensarás en mí.


lunes, 4 de enero de 2016

Luna by Laurel





Luna
Autor: Laurel

I live in a portrait of my own 

I sing in the mornings, and at night 

and sometimes in the day, and in my sleep, 

and while I shower, when I’m sad, and tears are all I have 

inside my soul. 

You called for me

You saw dreaming in my eyes 

You all said I was the one. 

The one that they would want 

forever.

The one, you all would want. 

the one who could be best. 

I didn’t need the best, 

perhaps just a little better than the rest 

maybe thats why I have always felt alone. 

Just a little.

Stars hang around my shoulders. 

sometimes they feel heavy

they tell me they are cold and sometimes I whisper to them 

that I am sad.

Even when I am full floating in the clearest of the skies 

the world can only see half of who I am. 

and half of who I am supposed to be

The rest of the world has always looked so far away.

Craters plucked through my wholesome body, eat out my middle 

But I am not to be eaten 

I am not to be enjoyed 

I am to be loved. 

But not by everyone 

Just by someone 

is it so wrong to crave the hearts of others?

is it wrong to want the worship of their hands.

Sometimes I am crescent, just for them 

I know they like it so. 

I can see the reflection of myself in their eyes

as they glare at me through telescopic looking glasses.

awaiting my every flinch 

asking for my every breathing detail.

I, like some god who beckons sweet wishes from the sky 

Strike lightning, whilst I stroke the thunderous lips of the far away planets 

that hide in the corners of the universe 

so far you could never reach them.

So far, that sometimes i am not sure they are even there.

Darker still they laugh in clouds of candy kisses 

and make you smile, bigger grins of infamous joy 

until you are a slither of cheese.

Since when was I made from anything but myself? 

Was it you that did that to me? 

Why did you tell them that? 

You hold my back whilst I light streets strutting on shoes as tall as s scrapers

So long as they are taller than yours I think.

I am frightful that when you - the sun, hide behind this heavy rainfall

I might not shine anymore 

with out you I may be no more than a reflection 

of dollar signs and bleach brave arrogance 

beside the stars, 

the people might not see me so well.

You ask me: do I want that?

I need you. Thats what you say.

But you want me because I am free 

You need me because I am more than you 

I am something you can not understand 

bewilder at my eyes 

and wander around my feet asking 

What happens inside my mind.

with out you I may be darker

I may feel heavy in the day 

I may not shine out of the papers 

and glisten like a pop preen princess of the galaxy 

I may be further from this world 

I may not stand brighter than any other in the darkness of the skies 

But I will still be here 


And I will be free.