martes, 27 de marzo de 2018

El fin del mundo...

 
 
 
Mientras recorria las calles los recuerdos me llegaban como las olas del mar. Despues de mucho tiempo habia vuelto a "B", sin embargo esta vez la luz con la que miraba aquel lugar me parecia diferente a la de aquella primera vez. Ahora todo me parecia melancolico y gris, quiza favorecido por mi estado de animo y la advertencia de una lluvia que se avecinaba,
 
Recuerdo que, aquella primera vez, el ruido de mis tacones golpeaba con impetu las baldosas de aquel lugar. Ahora yo caminaba sin ganas, casi arrastrando los pies. Porque habia vuelto? Porque necesitaba recordarlo, aunque sea por ultima vez. Queria respirar el aire de aquel lugar, para ver si aspiraba, aunque sea, un poco de su esencia. Queria pisar las mismas calles por las que el alguna vez habia andado. Queria observar los edificios que habian visto sus ojos. Queria que aquel lugar, cuyo nombre ya no importa, me trajera el eco de su voz, el recuerdo de su existencia.
 
Las lagrimas empezaron a brotar y me recargue sobre uno de los edificios. Tenia que recobrar las fuerzas. Sujete la carta con fuerza y me recorde que todo lo que yo imaginaba, el ya lo habia hecho con ella. Una vez mas, senti como el Corazon se me resquebrajaba a pedazos. Me limpie las lagrimas y continue mi camino hasta el jardin principal. Tenia que seguir las instrucciones que Melquiades me habia dado.
 
Recorde aquella noche en que todo termino. Hacia frio y yo esperaba darle una sorpresa. Quien hubiera predecido que la sorpresa me la llevaria yo al verlos caminar por aquel lugar, tomados de la mano. Cuando lo vi, el se sorprendio. Yo descargue mi furia, pero la unica que dijo algo fue ella. El no me siguio, el se quedo con ella. Ahora se encontraban en algun lugar, seguramente, tomados de la mano.
 
Y ahora era momento de acabar con todo esto. Se acercaba el fin del mundo. Dentro de poco ya no quedaria rastro de este lugar, cuyo nombre no importaba ya porque no seria recordado, se borraria del recuerdo de las personas y se iria junto con mi dolor y mi tormentoso recuerdo. Me dolia el Corazon pero eso tambien pronto se terminaria. El dolor por fin desapareceria.
 
Llegue hasta la plaza principal. Mire hacia todos lados. Sabia que todo era cuestion de minutos. Suspire. Senti que no podia hacerlo. Al fin y al cabo este lugar era lo unico que me quedaba de el, lo que quedaba de nosotros, de lo que alguna vez fue. Pense que seguramente una parte de el se iria conmigo, estaria conmigo para siempre. Aunque tal vez el ya no me recordaria.
 
Mi abuela alguna vez me dijo que teniamos que aprender a vivir con el dolor. Y lo intente, pero a veces no es tan facil reparar un Corazon dañado. Observe aquel lugar y trate de imprimirlo en mi memoria. Pronto desapareciriamos de este mundo, como Macondo.
 
Rompi el sobre y commence a leer:
"Pasaron muchos años para conocerte, para coincidir. Veintiocho para ser exactos. Te amo y te amare hasta el ultimo Segundo que este aqui parade leyendo esta carta. Incluso te amare despues de que este lugar desaparezca y yo junto con el. A veces llego a mi preguntarme si todo esto no fue solo un sueño, y que tu y yo existimos el algun mundo paralelo. Tal vez.
Siempre quise un nosotros, pero ahora me doy cuenta que siempre es tan solo un adverbio. Volvi a este lugar donde tu viviste, para respirar un poco de ti, de todo lo que eras. Ahora me ire, me convertire en polvo de estrellas y podre verte de lejos. Quiza no estabamos destinados a estar juntos, quiza estas destinado a alguien mas. Solo queria decirte que te he extrañado todos estos dias, y que el tiempo dejo de avanzar desde aquella noche. Quizas asi deba terminar esta historia, como al principio, que no habia nada. Tan solo recuerda que te quiero, te quiero, te quiero."
 
La carta se termino, mientras el viento se llevaba aquel lugar y desaparecia de la faz de la tierra.
 
++++
Nota: Esta es una obra de ficcion, cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia. Esta obra esta inspirada en "Cien años de soledad" de Gabriel Garcia Marquez por lo que se menciona tanto a Macondo como a Melquiades.

lunes, 19 de marzo de 2018

Lecciones de Gto...

 En la víspera de mudarme a una nueva ciudad, me encuentro pensativa sobre un montón de cosas. Viví en Guanajuato por seis meses, y aunque parece poco tiempo debo decir que en ese tiempo experimente algo así como un paseo en una montaña rusa. Mientras observó mi ya casi vacío cuarto, hago memoria de los momentos buenos y malos. Cierro los ojos y mi mente trae demasiados recuerdos. Esta experiencia tan intensa me ha hecho replantearme algunas cosas en las que no había pensado que me sucederían. Sin duda, vivir aquí, me hizo vivir muchas cosas nuevas, tanto buenas como no tan buenas, pero que sin duda me han dejado un aprendizaje.

Vivir en Guanajuato me hizo recordar que el mundo no es de caramelo. Que a veces, aunque lo intentes, hay sitios que quizás no son para ti (y digo quizás porque uno nunca sabe si lo pisará de nuevo). Tal vez fui, con mis costumbres foráneas, mi sentido del humor demasiado llevadero, o mi carácter fluctuante, los que me hicieron sentirme siempre como una marginada. Nunca encajé, o nunca sentí que lo hiciera. No siempre estarás en lugares donde la gente sea cálida, o tengan las mismas ideas que tú, o te vayan a entender porque eres de fuera. Vivir aquí me recordó que la vida es así, dura, y que como dices Augustus, el mundo no es una máquina de conceder deseos.

Comprendí que, tal vez, con el paso del tiempo es más complicado hacer amistades. A estas alturas de mi vida, y con todo lo ya vivido, a veces es complicado forjar conexiones que perduren. De pronto te das cuentas de la gran brecha que existen entre las ideas, y que esas ideas chocan, y pueden formar grandes (y graves) explosiones. A veces me pegaba como un rayo, mientras platicaba con distintas personas más jóvenes, que yo ya no soy la misma que a mis veintitantos, quizás aquella yo hubiera compaginado más con ellos, pero mi yo actual es muy distinta.

Me ha dado cuenta, también, que sin importar el grado de madurez que digas tener no estas exento de llevarte decepciones y de cometer errores épicos. Si, yo cometí errores, hice cosas que nunca pensé que haría y que a veces criticaba en otras personas. Vaya sorpresa. Sin embargo, también experimenté mentiras y traiciones, hipocresía, y deshonestidad. Nada puede exentarte de eso. La vida es así, y lo pasarás a la edad que sea.

Me di cuenta también, que la gente siempre tendrá una opinión de ti. Y que aunque quizás tu te consideres una buenas persona eso no implica que los demás lo hagan, es duro pero al final me recordé a mí misma que la única opinión que debe importarme es la de mi misma.

Valoré mucho más todo aquello que dejé en mi ciudad natal, mi familia y amigos, y personas que en verdad me estiman. El clima, la comida, la forma de ser tan distinta del lugar donde vivo. El mar, la arena y el sol quemándote la piel. Recordé que la felicidad se compone de pequeñas cosas.

Volví a suspirar después de mucho tiempo y al final termine con el corazón roto. Baje los muros y las defensas, ignoré a mi intuición y lo que me aconsejaban mis amigos por un chico. Ahorita me siento triste y rota. Pero conocí partes de mi misma que no conocía, me mostró hasta donde puedo llegar por alguien, hasta perderme a mi misma y convertirme en alguien que ahorita ni siquiera reconozco. Aún estoy aprendiendo lecciones por él, y quizás un día las escriba aquí, y sé que algún día también, se las voy a agradecer. Esto me hizo tener más consideración hacia mis amigas, y hacia mujeres de mi propia familia que yo solía juzgar, pero ahora me doy cuenta de que a veces, nos perdemos a nosotros por amor. 

Fue duro? Sí.
Aprendí? Muchísimo.
Volveré? No lo sé, el futuro siempre es incierto.

miércoles, 14 de marzo de 2018

By the beach...


Después de seis extraños, complicados, dramáticos e intensos seis meses fuera de mi ciudad natal, regresé. Necesitaba venir y sanar. Necesitaba recordarme a mi misma quien era después de que me sentía perdida. Necesitaba estar con personas que me abrazaran y escucharan, que me han apoyado y que siempre, de diversas maneras, consiguen sacarme una sonrisa. Gracias.

Necesitaba caminar por la playa y dejar que la brisa me golpeara. Necesitaba dejar que la arena se me pegara a los pies y que el agua helada me hiciera sentir. Necesitaba el calor de mi tierra y la calidez de mi gente. Necesitaba volver a ver palmeras, comer coco y contemplar el sol hundiéndose en el mar. necesitaba recordar que no hay cosa que no cure el agua salada. Gracias.

Mientras caminaba por la playa, recordé algunas cosas. Que es válido equivocarse y volver a empezar. Que hay cosas para las que tal vez no nacemos. Que hay cosas que están destinadas a no ser, aunque las deseemos con todo el corazón. Que todas las situaciones que pasamos nos traen una lección, así como también las personas que vamos conociendo. Que algún día (quizá) lo entenderemos todo...que tal vez sea bueno volver a iniciar.

Mientras camino por la playa, veo a un par de niños jugando, y para mi sorpresa, me doy cuenta de que esperó algún día ver a mis hijos así, y la imagen me ilusiona.

Pienso también, en todos los suspiros que me esperan, en todas las cosas de "mi lista" que aun me faltan por hacer. En las lecciones qud dio Gto. Pienso en que, aunque aún estoy en modo de reparación, el hecho de aceptar que te equivocas y que quizás esa sea la señal que necesitas para ajustar las velas y cambiar de rumbo.

He de recordar también que debo atender más a las señales y hacerle caso a mi intuición. Me quedó con la frase que leí hoy (y que estoy considerando una señal): "AÚn no se cual es mi destino, pero me siento inspirada por el viaje".