sábado, 27 de junio de 2015

Drama Queens


 La otra vez platicaba con una amiga y me dijo que ella no se consideraba una mujer dramática. Yo lo creí, para mi no hay una mujer que este fuera del drama. Eso ya viene en nuestro código genético, pero decidí reservarme mi opinión. Tiempo después de esa charla, mi amiga me confesó algunas cuestiones románticas por las que estaba atravesando su relación, naturalmente, como todo mujer (o al menos en mi opinión) reaccionó de forma dramática, pero cuando se lo exprese ella lo negó. No insistí, al final creo que cada quién tiene una percepción de sí mismo.

A mí siempre me han tachado de dramática, debo admitir que al principio me chocaba el término y le rehuía, pensaba constantemente en como debía reaccionar en determinadas situaciones para no parecer dramática. Pff. Pese a todo mi esfuerzo nunca pude conseguir librarme del drama del todo, y sí, hay entradas en este blog que lo demuestran, sin embargo, me puse a pensar que sería la vida sin un poco de drama? No, no digo que es bueno hacer drama por todo (eso es berrinche), pero nosotras, las mujeres en particular (aunque hay hombres así también) no podemos evitarlo, el drama corre por nuestras venas. Somos dramáticas porque nuestro cerebro a desarrollado más el lado sensible que el género opuesto, y por eso a veces tendemos a sobrereaccionar antes ciertas situaciones. Sin embargo, la sociedad en general y hasta nosotras mismas nos han crucificado por eso. 

No quiero hacer parecer esta entra como una defensa del drama, sino que me parece que lo han tachado con un etiqueta de "algo malo" cuando es algo simplemente natural. Tampoco digo que esta bien ser "sobredramática", equilibrio es siempre lo ideal, y aunque hay gente que piensa que hacer un drama y hacer berrinche es los mismo, creo que hay mucha diferencia. Yo considero que el drama es la respuesta ante una situación que no nos gusta o no nos parece, en la cual tenemos una reacción un tanto exagerada, mientras que berrinche es una actitud egoísta que tomas cuando las cosas no salen como TU quieres.  

A veces es bueno hacer drama en soledad, es liberador y catártico, sea llorar o enojarte, no importa. A veces todos lo necesitamos.

miércoles, 24 de junio de 2015

Lo que SATC me enseñó sobre el feminismo...



Ok, sé que a muchas personas Sex and The City no les parece una serie feminista, pero en mi punto de vista (aunque este equivocada) la considero así. También tengo que decir que desafortunadamente no me logré verla en su apogeo, cuando era una serie popular, porque yo estaba demasiado chica y varios tópicos no me interesaban en ese momento, pero gracias a los maratones de TBS he podido ver la mayor parte de tan famosa serie, y sí, me gustó.

En síntesis, la serie sigue la vida de cuatro amigas que son exitosas en su área profesional y sus relaciones románticas. Y es aquí donde entra el dilema, he leído por ahí, comentarios de que SATC es antifeminista por el simple hecho de que sus protagonistas buscan y terminan con una relación. Sin embargo, creo que estoy ya no se aplica al feminismo actual, al neofeminismo, porqué creo que no debería existir esa exclusión, diciendo que si estas casada no puedes ser feminista. Eso es punto y aparte. 

Creo que SATC fue un parteaguas en la televisión y en el feminismo, e influyó en muchas mujer. Nos permitió ser más libres. Y en algún momento todas quisimos ser como ellas. Claro tiene sus contras, como todo, pero definitivamente creo que este programa marcó un cambio en la ideología de muchas mujeres. Y es ahí donde se pone el ejemplo de que ser exitosa no tiene porque estar peleado con querer una relación sentimental. El programa habla sobre elección y eso es feminista. El poder hablar con libertad sobre tu vida amorosa es feminista. Ser independiente y ser capaz de comprarte tus propias cosas y complacerte tus propios gustos es feminista. Claro que habrá situaciones en las que cometemos errores, pero eso es parte de la vida. Acaso no es todo un clásico reunirse con las amigas para discutir nuestras relaciones románticas?O los tan populares Cosmo?

Si, SATC es un programa que ha influido y lo sigue haciendo, en nuestras vidas, ya sea directa o indirectamente. Yo me declaro fan.

jueves, 18 de junio de 2015

Work of Fiction: La Ruptura



Allí estaba él, tomando su típico vino tinto. Llévabamos un par de minutos en silencio, pero a mi me parecían una eternidad. Quizás era porque ya sabía lo que iba a decirme, y por un momento que ese silencio durara, en efecto, una eternidad. Apretó los labios, y haciendo acopio de toda su serenidad me dido:
-Es que estoy enamorado de ella.

Así sin más, sentí el dolor agolpándose en mi corazón, expándiendose, hasta cubrirlo todo. Se que es imposible, pero pude sentir mi corazón partirse en dos partes. Apuré el whisky que estaba tomando, pensando que por alguna razón mitigaría el dolor que sentía. Eso lo había aprendido de mi madre, que continuamente bebía para "apaciguar" todos sus dolores, o eso decía. Si ayudaba o no, no me importaba, en ese momento sabría que lo que sea que fuera decir a continuación no podría soportarlo sobria.
-Perdóname - dijo y pude notar que era sincero - pero no puedo explicar como...Nosotros estábamos...Nosotros ya no funcionabamos. - Las palabras se le enredaban en la boca.

Era cierto, nosotros ya no funcionábamos, lo había percibido hace unos tres meses aproximadamente, una brecha se había abiertos entre nosotros, pero decidimos ignorarla, dejarla pasar, como si fuera un resfriado que pronto se curaría, pero no había sido así. Tal vez el tiempo no lo cura todo. Y tiempo era precisamente los que nos estaba faltando. Mis largas jornadas laborales en la industria y sus maratónicas horas en el hospital nos había dejado muy poco tiempo para nosotros, para nuestro amor. Era lógico que en todo ese tiempo que pasaba en el hospital conociera a alguien y se enamorara. Y yo lo sabía, pero ya era muy tarde.

-Es que ella...- hizo una pausa - no sé como paso.

Yo seguía impasible. No había podido decir nada, pero no porque no quisiera, sino porque no podía. El dolor se había expandido hasta mi garganta, inúndandolo todo, hasta mi cuerdas vocales. Saqué un cigarro de la bolsa, yo sabía que a él no les gustara que fumara, incluso lo había dejado un tiempo, y solo fumaba cuando sentía mucho estrés, y nunca en nuestro apartamento. Pero nada de eso importaba ya. El humo entro en mi garganta y sentí alivio, algo raro dado que me sentía destrozada.

-Lo sé- dije con todo el acopio que pudé - sé que no funcionamos. Sé que no podemos seguir, y sé que éstas enamorado de ella. Siempre te voy a querer.

No pude decir más. Salí del lobby donde nos habíamos quedar y comencé a caminar por la acera. Sabía que el no iba a venir trás de mí. El entendía lo que le había dicho, siempre había sido así. No necesitabamos explicar demasiado porque eramos una de esas raras parejas que parecían haber desarrollado una especie de telequinesis, nos comúnicabamos sin palabras. Suspiré.

Me pusé a pensar en el destino. Si yo creía en el destino había sido una señal conocernos, terminar también era una señal. Así era como estaba destinado a suceder, y yo no hubiese podido cambiarlo. El destino funcionaba de una manera extraña que yo no conseguía comprender aún y quizás nunca lo haría. Decidí caminar, eso siempre me había desahogado. Caminar después de una ruptura le da un nuevo significado a las cosas. Me coloqué mis lentes oscuros mientras los tacones chocaban con el cemento.

Conforme avanzaba, mi mente me presentaba distintas imágenes de nuestros tiempos felices y de lo que pudo haber sido. Quisé regresar en el timpo y arreglar todo pero no es tan simpre. Regresar en el tiempo también hubiera supuesto una manera diferente de amarnos, y eso era algo que quedaría en la incertidumbre por siempre, porque lo único que tenía era el presente (ahora convertido en pasado) de nuestro amor, y sinceramente no cambiaría nada. La mayoría de la gente siempre piensa en que serán felices por siempre con sus parejas, pero en realidad existía el "por siempre"? Una vez alguien me dijo que el por siempre iniciaba hoy. Hay que amarnos hoy, y así cada día, todos los días de nuestra vida.

El sonido de mi celular me devolvío a mi realidad. Me llamaban de la farmeceútica para la que trabajaba pero yo no sentía ánimos de contestar. Tenía un mensaje sin leer, supuse que serían ellos y no lo leí. Apague el teléfono. Llegué hasta un parque y me senté en una banca vacía. Era un día nublado, y no había casi gente. Encendí otro cigarro y contemplé el paisaje a mi alrededor. Me pareció hermoso.

Di un par de caladas y volví a pensar en nosotros. ¿Que nos había pasado? La respuesta fué fulminante. Nuestro amor se había acabado. Entonces me detuve en seco, ¿podía ocurrir eso? No, eso no podía ser. Algo extraño pasó por mi mente. En ese momento recordé la Ley de la Conservación de la Materia, sí, aquella tan famosa qu dice "La matería no se crea ni se destruye, solo se transforma" y pensé que lo mismo había pasado con nuestro amor, ciertamente no era el de antes, se había transformado en otro tipo de amor. Quizás para algunos suene loco, porque para la mayoría pensaría que solo hay un tipo de amor. Pero yo no lo creo así, y paso por mi mente toda esa gente que amaba, y que había amado.  Volví a llorar pero esta vez el sentimiento era distinto. Parte del dolor había mitigado.

Cuando me tranquilicé me percaté de que aún seguía en el parque y de que empezaba a llover, apenas caían las primeras gotas. Por instinto saqué mi celular y noté que el mensaje que no había leído antes, era en realidad un mensaje de voz. Marqué el número para checarlo, y una voz conocida sonó. Su voz era serena pero triste, pronunció solo tres palabras "siempre te voy a querer" y colgó. Pese a que no podía verlo supe que lo decía de verdad. No nos habíamos dejado de querer y probablemente nunca lo haríamos, solo que nuestro amor se había transformado y nos unía ahora de una manera distinta. Siempre me había preguntado a dónde se iba todo ese amor cuando una pareja terminaba. Ahora lo sabía.

Me levanté de la cama y me reanudé la marcha. Después de todo de so se trataba la vida, de seguir avanzando.

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Esta historia es ficticia, cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia.

martes, 16 de junio de 2015

El dilema de las etiquetas

En una reciente conversación que tuve con una amiga por whatsapp entramos en un dilema, llamado el dilema de las etiquetas. Si, esa etapa de nuestra vida en la muchas personas se vuelven "anti-etiquetas" y sienten aversión a quedar dentro de alguna categoría. Sin embargo, pese a lo mucho que éstas etiquetas no nos gusten, nos sirven para simplificarnos la vida.

El problema de no "etiquetarse" dentro de algo es que nos quedamos con la duda de que somos. El ser humano por naturaleza busca identificarse con cierto grupo de personas con los que tenga intereses afines. No es nuestra culpa, ya viene en nuestro código genético. Pero con la nueva "cooltura" surgió la idea de ponerle fin a las famosas etiquetas, y quizá como acto de rebelión esta bien, pero al final siempre buscaremos autodefinirnos. Y eso es algo que comúnmente pasa con las relaciones. Creo que si tuvièramos el valor de llamar a las cosas como son, nos ahorraríamos un sin número de problemas y confusiones. Y creánme que nos ahorraríamos el tener que decir o escuchar la tan famosa frase: Qué somos?

Y es que al final todos perseguimos una etiqueta, pero nos cuesta trabajo aceptarlo. Algunas van tras la etiqueta esposa o novia, otr@s por la ingeniro, doctor, dentista o también mamá o papá. En fin, todos a final buscamos pertenecer algun grupo porque así somos, y esta bien. Entonces porqué nos gusta complicarnos la vida?

La parte positiva de las etiquetas consiste en qué nos ayudan a establecer límites, mientras que no daber qué somos, nos da un sinfin de posibilidades de hacer y y deshacer, por eso es que es tan importantes comunicarnos. Y creo que esa es la palabra clave. Comunicarse.

La parte negativa de las teiquetas, en el cual nosotros mismos hemos influido es el hecho de segregar. Si, desgraciadamente, las etiquetas también han sido utilizadas para juzgar y dividir a la gente en sectores, que muchas veces pueden ser discrimatorios. Y es precisamente en este contexto, donde las etiquetas han ganado su mala fama. Porque independientemente de que color de piel tengamos, que tanto dinero poseamos o cuántos kilos marque la báscula al pesarnos existe una etiqueta que no podemos quitarnos y esa es la de humanos. Personas.

Las palabras juegan un papel primordial en nuestra vida, y por eso es que el lenguaje es un arte. El problema es que no sabemos utilizarlo o no queremos utilizarlo bien y es ahí cuando todo se desmorona. Desarrollar una buena comunicación parece un obstáculo que pese a todos los años transcurridos no hemos podido superar.  Y al final no sea cuestión de etiquetarnos ni de etiquetar a los demás, sino simplemente de saber quiénes somos y qué queremos.





Y la pregunta que ahora queda supendida en el aire es: eres pro-etiqueta o anti-etiquetas? 

#dilemasdelnuevosiglo

miércoles, 10 de junio de 2015

Untitled (IV)...

Aún hace falta que solucione demasiadas cosas para que entres a mi vida.
Sí, sé que el amor no se rige por leyes pero es mi corazonada.
Nada puede explicar el amor, ni la física cuántica, aunque me desvele tratando de encontrarle una explicación.
Nadie es perfecto. Hay que aprender a amar también los defectos.
Ya no te voy a buscar, ya entendí que el amor no es una búsqueda.
Él no es perfecto, pero es lo más cercano que tenía. O al menos eso creo.
Soledad y silencio. Dos combinaciones perfectas. Y aún así siento que a veces me faltas tú.
A lo lejos suena Moonriver. Me pone melancólica. Afuera llueve.
Te desvenaces junto con mi cigarrillo.
Me dan ganas de bailar bajo la luz de las estrellas.
Y pienso en la famosa frase "nos vemos cuando la vida quiera juntarnos, hasta entonces sé feliz" , creo que nunca había escuchado palabras más acertadas.
La melodía ha terminado pero la melancolía se queda.
La lluvia para. Tu y yo nos desvanecemos como un sueño al despertar.
Feliz regreso a la realidad.
Soledad y silencio. Dos combinaciones perfectas. Y en ratos como éste, siento que me faltas tú.

domingo, 7 de junio de 2015

A work of fiction: Amor cósmico

Quedamos de vernos a las 5. Yo iba 10 minutos atrasada y respiré profundamente en forma de alivio. Eso me dejaba 30 minutos de nuestra cita,  exactamente en esa cantidad de tiempo pensaba inventar una excusa y salir de allí, o al menos ese era mi plan. El taxi me dejo enfrente del lugar, mientras bajaba me preguntaba porque rayos había aceptado ir a una cita con el primo de una amiga, "creo que ustedes harán click" fue lo que dijo. Mi amiga, siempre intentando juntarme con alguien, sinceramente no podía entender porqué se empeñaba en volverme una chica con novio en vez de respetar mi (eterno) voto a la soledad. Respiré una vez más y leí el anuncio del sitio "Café Diez". Pensé que no era nombre muy atractivo, pero concordaba con la ubicación. No era el típico lugar que se encontraba en una de las avenidas principales, sino más bien un lugar entre calles. No resaltaba particularmente tampoco. Asumí que probablemente las únicas personas que lo conocían eran las que vivían cerca.

Crucé las calle y miré la entrada. El lugar parecía anticuado y me entraron ganas de irme. "No huyas" me dije mentalmente. Lo cierto era que ya desde hacía un buen tiempo había renunciado al juego de las citas, no me apetecía salir con nadie y cuando encontraba a un chico prometedor, me escabullía lo más rápido posible. "No hay libertad en el amor" me habían dicho mi madre una vez, y esas palabras quedaron grabadas a fuego en mi memoria. Me había vuelto demasiado incrédula en el amor, para mi eso solo existía en los libros. Así que mi vida transcuría en meditar, leer y trabajar, viajar y salir con los amigos y visitar a mi familia. A mí parecer, era perfecto.

Respiré una vez más y entré. Y sentí algo extraño, como si hubiera dado un salto, pero probablemente solo era la adrenalina corriendo por mi cuerpo, poniéndome en un estado de alerta. Avancé entre las desgastadas mesas de madera, lentamente, esperando que no se hubiera presentado. Fue en ese momento que una voz llamó mi nombre. Me giré y lo vi, ahí estaba el primo de mi amiga, sonriendo. Me acerqué hasta su mesa y lo saludé. Me acomodé en el asiento y me quité los lentes oscuros. En un lado de la mesa descansaba un libro, era "Rayuela" de Cortázar. "Empezamos bien" exclamé mentalmente, y después eliminé ese pensamiento. La camarera llegó y le pide un café oscuro, cargado, sin azúcar ni leche. Mi cuerpo gritaba cafeína a todo el pulmón. 

Me disculpé por el retardo,  y empezamos hablando del trabajo y de mi amiga.  La camarera trajó el café y le di un sorbo, estaba en su punto. Si pudiera habría pedido un martini, pero se supone que no debes beber alcohol en tu primera cita, o al menos eso leí en alguna revista femenina. Pff, como si eso me importara. Miré discretamente mi reloj, y para mi sorpresa apenas habían pasado 5 minutos. Aún me quedaban 25 minutos para pensar en una excusa y retirarme. El tiempo estaba pasando muy lento.

- Así que acabas de regresar de París - le dije - viviste allí mucho tiempo, o eso me dijo Isa.
-Dos años, y fué....interesante, creo que es el mejor adjetivo que puedo ponerle.
-Siempre he querido ir - añadía y respiré profundamente, con aire melancólico.
- Es impresionante, París es realmente bello.

Siempre había querido ir a París, había leído tantas historias que sucedian en París que deseaba ir, y perderme en esa maravillosa ciudad. Y el había vivido allí. OMG.

-Leyendo Rayuela? - decidí inclinarme por un tema que conocía bien, los libros. Yo nunca había leído Rayuela pero había decidio hacerlo cuando estuviera en París, para visitar todos los lugares que mencionaba la novela.
-Lo he leído muchas veces - dijo, pero no con tono presumido, más bien con aire nostálgico. - Lo leí por primera vez cuando vivía en París, y desde enconces es uno de mis libros favoritos. Creo que ahorita lo leo porque siento un poco de nostalgia por mi vida allá, es extraño.

Observé sus ojos. Eran de un color verde aceitunados y tenían una expresión melancólica, como añorando algo que había sucedido mucho tiempo atrás. Isa me había dicho que tenía cinco meses que había regresado, lo que era relativamente un corto tiempo. Le comenté que yo estaba leyendo "Los Miserables" de Victor Hugo, y que era una curiosa coincidencia.Charlamos un poco más sobre libros y pedí una segunda taza de café. Observé el lugar más detenidamente y me reafirmé mi observación sobre su aspecto vintage, pero mi percaté que tenía un airé francés. 

-Es un lugar curioso - exclamé.
-Solía llamarse Café Rayuela- y esbozó una sonrisa de complicidad. Yo también me reí.

Observé mi reloj discretamente una vez y noté que se había quedado estático. Como pudo pasar? No me parecía que la pila fuera a consumirse hoy, toda la mañana había funcionado correctamente. Busqué con la mirada otro reloj, y justamente enfrente de mí, arriba de nuestra mesa, había un gran reloj antiguo. Lo miré fijamente, algo no marchaba bien. La manecilla larga apuntaba las doce en punto, y la manecilla corta giraba en el sentido contrario al que debería girar. 

-Disculpa, traes reloj? - pregunté educadamente a mi "cita"- el mío ha dejado de funcionar, y el de arriba parece que también se descompuso.
Se deslizó la camisa para poder observar su reloj digital y lo miró extrañado. 
-Parece que el mío tampoco funciona. Los números aparecen demasiado rápido, y me marca las 11:58. Que extraño.
Miré a mi alrededor. Busqué a la mesera por todo el lugar pero no parecía haber nadie. No se escuchaba ruido y por primera vez me di cuenta de que no había nadie más en ese lugar. Comencé a asustarme. Me levanté de la silla y  miré otro de los relojes del lugar, también giraba en sentido contrario. El olor del café recién hecho llegó hasta mi nariz y volví la vista en busca de alguien, pero todo seguía absolutamente igual.

Pensé que quizás le habían puesto algo al café y estaba drogada pero me sentía exrañamente normal. Caminé de vuelta a la mesa y dije - Creo que deberíamos irnos.

Avanzamos hasta la entrada y salimos al exterior. Todo fue aun más confuso. La calle estaba silenciosa y despejada. Corría un viento suave y las estrellas brillaban resplandecientes. Parecía surreal. No podía haber transcurrido tanto tiempo. Tampoco había gente. Comencé a desesperarme y grité un "hola!" para ver si alguien me respondía. Nada. 

Caminamos por la calle deprisa y pensé que no debía haber traído tacones. "Rayos!" exclamé. Observé el extremo de la calle y apresuré la marcha. Quería salir de ese extraño lugar y volver al mundo real. Empecé a sentirme cansada pero no quería detenerme. Seguí pero parecía no alcanzar el extremo de la calle, la escena a mi alrededor se veía igual y yo me sentía atrapada en el mismo lugar. Nos detuvimos para respirar.

- Que está pasando? - grité- Dondé estamos? A dónde me trajiste? - comencé a exaltarme y pensé que todo era su culpa.
-Yo tampoco sé que esta pasado! - respondió- estoy igual de desconcertado que tú. 
Sentí frustración y furia. Traté de calmarme y pensé que todo estaría bien, pero me sentía atrapada. Reanudamos la marcha y fue entonces que sucedió. Sentí una sacudida violenta y vi como sl suelo empezaba a fracturarse. Me aterroricé. El cemento comenzó a destruirse. Él me tomó de la mano y comenzamos a correr. No avancé mucho antes de caerme por culpa de los tacones. Me los quité como pude y volvimos a correr. Alcanzamos el extremo de la calle y nos detuvimos en seco. Ya no había calle, de hecho, no había nada más que un profundo y oscuro abismo.  Y ahora qué? Traté de pensar que no era real, que no estaba sucediendo, que solo era mi imagnación. Me concentré en toda mi racionalidad para decirme que no era más que un mal sueño. Y entonces el exclamo mi nombre. Señalaba hacia el cielo y vi el espectáculo más hermoso que había presenciado en mi vida. Era un aurora boreal, pero como podía ser? Se supone que eso no puede observarse en la ciudad? No me había dado cuenta que lo había pronunciado en voz alta.
-Hay cosas que no pueden explicarse- dijo él.

Nos olvidamos de que la calle se destruía y del abismo que nos esperaba al otro lado y contemplamos el espectáculo. No pude evitar llorar. Allí, en lo que parecía ser el fin del mundo, contra toda lógica estaba sucediendo un de los expectáculos naturales más bellos que existían. Y yo tenía la oportunidad de verlo. Hay cosas que desafiaban la lógica. Me percaté que él y yo nos habíamos tomado de la mano. Era una sensación extraña, pero agradable, cálida. Sentí que nuestras manos encajaban perfectamente. Miré de nuevo la aurora y me sentí agradecida por eso extraño momento mágico y  por tener a alguien con quién compartirlo. Quizás si era el fin del mundo, pero no estaba sola, yo, que había permanecido en soledad. 

La aurora desapareció y volvimos a la realidad. Nos reímos porque nada de aquello tenía sentido, y porque las otras opciones eran llorar o enojarnos. Preferimos la locura. Volteamos hacía el abismo y ambos lo comprendimos. No había otra opción, teniamos que saltar. La calle seguí destruyéndose y pronto nos alcanzaría, si no saltábamos ella nos obligaría a hacerlo. Y entonces se me ocurrió que toda aquella escena no era más que una metáfora de la vida. Un camino lleno de brechas pero con sus momentos bellos. Sujete su mano con fuerza y le dije: esto no es el fin, es el comienzo.  Por fin lo comprendí todo.

No era mi imaginación. Era yo la que había creado ese mundo. Era mi mundo, antiguo, estable, perfecto para mí. Y él era la sacudida, que derrumbaba todo para que yo pudiera crear algo nuevo. Eramos un choque, eramos nostros enamorándonos. Y de todas las metáforas que hubiera pensado para el amor nunca se me hubiera ocurrido la de un abismo, pero tal vez sea así, como un agujero negro, misterioso, nunca sabes que sucederá pero por alguna razón desconocida te dejas arrastrar por él, llamale adrenalina, magetismo, fuerza, pero al final sabes que es amor.

Saltamos.
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Nota: Este un trabajo de ficción. Cualquier parecido con la realidad o surrealidad es pura coincidencia. ;)

sábado, 6 de junio de 2015

Ray of light...

Me doy por vencida. He dicho esas palabras que se supone no deberías decir nunca, porque estam prohibidas, porque se supone que no tienes derecho a rendirte. Sin embargo, creo que es válido cuando has hecho todo lo que podías hacer, si ya buscaste 1000 soluciones al problema y aun no le encuentras solución creo que es válido dejarlo por la paz. Hay una delgada línea entre luchar por algo y obsesionarte por algo, es una cuestión  de salud mental. Si, decir que ya no puedes más es díficil pero también sientes que puedes respirar más tranquilamente. Y yo me doy por vencida. 

En mi búsqueda desesperada por encontrar al amor de vida, me he dado cuenta de que no puedes forzar ciertas cosas. Que por más que yo quiera que los átomos y las moléculas del universo se acómoden a mi gusto, eso no puede suceder, porqué tienen libertad y no puedo controlar las fuerzas gravitaciones que las mueven. Y tengo que dejarlas que fluyen libremente. Recientemente, me hice una pregunta: como crees que surge el amor? Y ahí encontré mi respuesta, en mi cabeza entró un rayo de luz que respondió: "el amor surge de la nada... como el big bang" o al menos eso creo yo. Y no puedes controlarlo, no puedes obligarlo a qué ocurra. Yo creo eso, que surge sin explicaciones. Entonces porqué me estaba empeñando en forzarlo a que ocurriera? 

Lo cierto es que esa búsqueda, de casi dos años, me estaba dejando comletamente exahusta emocionalmente. Preguntándome: donde rayos esta? porqué no aparece? porqué soy la unica sola? Preguntas incorrectas y respuestas aun más incorrectas, cada cada una rayando en la paranoia. Pero un día haces un alto y algo te hace replantearte las preguntas de nuevo, y con ello descubres nuevas respuestas. Llega un día en que se hace la luz.

Dejas de obsesionarte y ves otras cosas a tú alrededor. Cosas nuevas, cosas que no veías porque te velaba tu obsesión. Y sientes que nuevas puertas están por abrirse. It's time to enjoy the moment.