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martes, 29 de octubre de 2019
El proceso del olvido
Al fin puedo declararme libre porque ya no te quiero.
Pero el proceso de olvidarte no fue fácil.
Tuve que sentarme a escribir y desangrarme.
Tuve que arrancarte de los versos que te había escrito.
Tuve que borrar las líneas que iban a contar nuestra épica historia de amor.
Tuve que fumarme varios cigarrillos, y beber más de un par de botellas que vacié en tu nombre.
Tuve que llorar, dejar que el agua me corriera por las mejillas, como un diluvio que no paraba.
Tuve que dejar de escuchar todas aquellas canciones que me recordaban a ti.
Tuve que dejar de pensarte, lo cual fue, quizás, lo más difícil de todo.
Tuve que dejar de pronunciar tu nombre, para dejar de conjurarte en sueños.
Tuve que borrar tus mensajes para no volverlos a leer y que me volvieran a quebrar el corazón.
Tuve que volver a unir las piezas que se me rompieron, y aprender a sobrellevar la herida.
Tuve que entender que eras una lección que yo tenía que aprender.
Tuve que entender que yo siempre fui la equivocada, mea culpa.
Tuve que entender que fuimos un momento, más no un "para siempre".
Tuve que entender que siempre fuiste de ella.
Tuve que dejar ir una parte de mí, que jamás volverá.
Tuve que dejar de creer que algún día volverías.
Tuve que dejar morir mi esperanza.
Tuve que dejar mi cariño.
Tuve que dejar de quererte.
Aclaro que, todo esto, tuve que hacerlo. Porque así es el proceso del olvido. Espero que nunca tengas que hacerlo, espero que encuentres lo que busques, espero que seas correspondido.
****
Esta entrada tiene mucho que la escribí, pero ahí estaba abandonada en borradores. Ya ni recuerdo si se la escribí a alguien, aunque ahora que la releo creo que más bien una forma de desahogar varias situaciones. Por falta de tiempo (tengo mucho trabajo) no me ha dado tiempo de escribir, pero opté por dejar este escrito aunque no sea reciente. Saludos y espero sus comentarios!
domingo, 22 de septiembre de 2019
Esta vez...
Esta vez no me quiero contener,
quiero ser capaz de besarte, de tocarte, de abrazarte,
sin importar que digan los demás.
Ya me he conformado antes con amores baratos.
Esta vez quiero gritarlo a los cuatro vientos,
esta vez no quiero ser un recuerdo.
Quiero algo más que un instante,
quiero un presente, y la posibilidad de un futuro a tu lado.
Esta vez quiero escribirte,
y que no pases de largo,
esta vez quiero que vivas en mis versos,
que seas mi mejor creación,
mi mayor inspiración.
Esta vez quiero amarte,
sin mentiras, sin presión,
esta vez quiero algo más que una ilusión,
esta vez quiero tu amor.
martes, 13 de diciembre de 2016
Pienso en ti...
Siempre termino pensando en ti.
Cuando miro el celular y me preguntan porque sonrío, pienso en ti.
Cuando escribo mis historias, pienso en ti.
Incluso mientras escribo estas líneas, pienso en ti.
Cuando escucha una canción romántica, pienso en ti
y también cuando es de desamor, pienso en ti.
Cuando regreso del trabajo, pienso en ti.
Cuando me tomo unos tragos, pienso en ti.
Cuando escribo sobre todo aquello que pudo ser, pienso en ti.
Cuando me hago un sinfín de preguntas sin respuesta, pienso en ti,
Antes de dormir, pienso en ti.
Cuando mi mente divaga, pienso en ti.
Cuando hace frío, pienso en ti.
Cuando me imagino el futuro, pienso en ti.
Cuando contemplo el mar, pienso en ti.
Cuando pido un deseo, pienso en ti.
Cuando tengo una fantasía, pienso en ti.
Cuando voy caminando, pienso en ti.
Cuando me preguntan con quién me casaría, pienso en ti.
Creo que te pienso demasiado.
Es una pena que no estemos cerca,
que el tiempo no esté de nuestro lado.
Y quisiera que leyeras esto,
que alguna vez te pasaras por aquí,
y supieras cuanto pienso en ti.
lunes, 28 de noviembre de 2016
Work of fiction: Rollin' in the deep
Podría decir que aún sentía su presencia. Quizás se debía a que estaba rodeada por cosas que le habían pertenecido. Había ropa esparcida por el suelo, el olor de su perfume aún impregnaba el aire que me rodeaba, mientras yo me encontraba sentada en medio de todo ese caos, con un cigarro que se consumía con cada segundo que pasaba. La canción sonaba una y otra vez, porque yo la repetía en cuanto terminaba. Deseaba seguir llorando, pero por alguna extraña razón parecía que se me habían terminado las lágrimas. Exhale.
Sentí que un vacío profundo se formaba dentro de mí. Fumé para tratar de llenarlo con humo, sinceramente no me importaba con qué. Quizás ese vacío le pertenecía a él, y se la llevó consigo cuando se fue. Tal vez. Aunque suene a cliché, y un tanto patético a la vez. Pero yo quería hallar una explicación.
Sabía que mis vecinos me reclamarían. Primero por la discusión, y luego por repetir mil veces la misma canción. ¿Acaso a ellos nunca les han roto el corazón? Tenía la esperanza de que regresara, de que esto hubiera sido un mal sueño del que pronto despertaría y que volveríamos a estar seguro, pero sabía que solo eran falsas ilusiones que me creaba para sobrellevar el dolor.
Seguía sin comprender en que momento nos habíamos roto.En qué momento había aparecido ese fisura que poco a poco se había expandido entre nosotros, hasta separarnos. No lograba averiguarlo, por más que pasaba todo una y otra vez por mi mente. Yo sabía que tenía parte de la culpa, y deseé volver en el tiempo parar reparar mi error. Pero ya era tarde.
Recogí el celular que yacía en el suelo con la pantalla estrellada. En ella se dibujaba una foto de nosotros, de nuestra última cena. Nos veíamos felices. No pude evitar pensar que solo era una fachada. Al día siguiente casi ni hablamos. Parecía que las palabras se nos habían escapado de la boca, que los besos habían perdido su magia, y que los abrazos eran, tan solo, una mera formalidad entre dos compañeros de negocios. Habíamos sido consumidos por la misma llama de nuestro amor, una llama que parecía ser inagotable, poderosa, ardiente. Y ahora nos habíamos convertido en
cenizas.
Comencé a sentir rabia, por no haber actuado a tiempo, por haberme convertido en cómplice de nuestra ruptura. Lancé mi celular hacia el espejo que tenía enfrente. Lo hice con todas mis fuerzas. El espejo estalló en miles de pedazos, y contemplé el espectáculo expectante, maravillada ante la idea de que representaba mi propio corazón. Las piezas cayeron en silencio sobre la alfombra que cubría la sala. Los trozos del espejo brillaban, añadiéndole un reflejo especial a la habitación.Me parecía un espectáculo hermoso, y nostálgico a la vez.
Me quedé mirándolo, extasiada, hasta que la sensación de lluvia me trajo de vuelta a la realidad. No sabía como, pero llovía, como era posible? Yo me encontraba en el mismo lugar, en la sala de mi departamento, pero una lluvia torrencial se espacia por todo el lugar. Pronto estuve empapada, y con un poco de frío, pero con una sensación distinta, liberadora. Quizás estaban lloviendo mis lágrimas.
Desperté en el centro de la sala, rodeada de la ropa y demás artefactos. Me levanté de golpe y me toqué la ropa, estaba seca, al igual que la alfombra. La música se había detenido. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, y la verdad no importaba, porque para mí el tiempo era distinto. Levanté los vidrios y la ropa, tiré el celular, tomé un año y me cambié la ropa. Me maquillé y me vestí, después prendí un cigarro y me senté sobre una silla en la sala. Y esperé.
****
Nota: Esta es una historia de ficción, cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia.
sábado, 24 de septiembre de 2016
Me gustas...
Me gustas por tu forma de ser.
Me gustas por que ayudas desinteresadamente.
Porque tienes ideales.
Porque alzas la voz ante las injusticias.
Porque escuchas. Porque escribes.
Porque amas el arte.
Por tu perfecta retórica.
Por tu gusto por las cosas sencillas.
Por tus peculiaridades, y porque siempre
descubro u na cosa más que no sabía que hacías.
Porque viajas, porque lees.
Porque abres tu mundo.
Por la forma en que te anudas las corbatas.
Porque cocinas
Porque me pones a pensar.
Me gustas aunque suene apresurado,
aunque nunca te haya besado.
Me gustas aunque solo te haya visto una vez.
Me gusta que te conocí después, poco a poco.
Me gustas aunque suene algo loco.
Me gustas, y quisiera verte una vez más.
Para decírtelo, para besarte,
o para despedirnos.
jueves, 7 de julio de 2016
Work of Fiction: That kind of love...
Estábamos sentados sobre la cama. La ligera brisa del aire agitó la cortina, y se coló por la habitación, suave y fresca. Suspiré.
- No quiero que te vayas- le dije, sabiendo de antemano que eso no cambiaría su respuesta.
-Tengo que.
Guarde silencio. Sentía que el tiempo pasaba demasiado lento. Él tomo la cajetilla que estaba sobre la mesita de noche y encendió un cigarro.
-Quizás si hubiera sabido de ella desde el principio - agregué, con la voz entrecortada.
-No lo hubieras aceptado.
-No lo sabemos.
-Es complicado.
-Acaso no todo lo es?
-No quiero hablar sobre filosofía.
-Ni yo, quiero hablar sobre nosotros. - Dicho esto me recargué sobre su hombro. El calor de su piel me trajo a la mente un sinfín de recuerdos. No quería que se marchara.
Permanecimos en silencio un instante. Era abrumador, Había tanto que decir pero ninguno parecía encontrar las palabras. Es como si ambos tuviéramos miedo a quebrar este momento. Bajé de la cama y me coloqué de rodillas frente a él. Quería, necesitaba mirarlo de frente. Guardar cada detalle de sus hermosos ojos.
-Volverás a enamorarte.
- Lo sé.
-Se volverá loco por ti. Y yo me volveré loco por saberlo.
-Nos amamos.
-Hay muchas clases de amor.
Cada frase que decía se hundía en mi corazón, pero sabía que tenía razón. Lo comprendería algún día, pero no en este momento. Me abrace a él, y sin poder evitarlo más, las lágrimas comenzaron a salir.
-No llores, por favor.
"Como no hacerlo?" pensé, si se me estaba rompiendo el corazón. De un momento a otro, la tristeza se esfumó y le dio paso a esa fuerza inevitable que nos hace perder el control: los celos. Me levanté y comencé a tirar todo lo que encontraba a mi paso, cada objeto desahogando mi furia, mientra yo preguntaba porqué sin obtener una respuesta.
Él se levantó tras de mí y me abrazó por la espalda. Comencé a calmarme. Sentí su aliento en el cuello y su mano comenzó a recorrer mi hombro, pasando por mi cintura, llegando hasta mis muslos.. y entonces se detuvo. Yo quería que continuara, pero sabía lo que seguiría y no quería que terminara así. Me rehusaba a que nuestra historia terminara como un cliché más.
-Porqué sucedió así?
- Tiempo - fue su respuesta.
Me giré y lo vi de frente, nuevamente. Sus ojos reflejaban la luz del amanecer de una manera hermosa. Volvía a tener razón. El tiempo nunca había sido mi aliado, yo siempre intentaba alcanzarlo pero él siempre parecía huir de mí. Me sentía como Alicia persiguiendo al conejo blanco, siempre llegando tarde.
-Crees que nos volveremos a ver?
-Sí.
Me dio un beso en la frente y volvimos a la cama. Encendió otro cigarrillo y dio una calada. Pensé en que quizá si pudo haber sido diferente pero en otro mundo, en este mundo, estabamos a estar separados, al menos en distancia, porque siempre estaríamos unidos de corazón.
Lo observé, repase cada uno de los tatuajes que adornaban su piel, aspiré su aroma. Quería grabarlo en este momento, para siempre en mi memoria. Me observó. Tomó mi cara entre sus manos y soltó el aire del cigarro. Yo lo espiré con mi boca. Nos besamos. Sentí el sabor de tabaco en su boca. Habíamos evitado besarnos, porque no queríamos que nuestra historia terminara de manera tan típica, como en los cuentos de hadas, solo que sin el "felices por siempre". Quizás eso lo hacía más poético. Después él se marchó.
*****
Me encontraba sentada en el mirador. La vista del mar era impresionante, reflejaba un azul intenso con destellos dorados, era un espectáculo maravilloso. La fuerza del viento me golpeaba en la cara y me agitaba el cabello. Agite los pies descalzos y sonreí, era una sensación mágica. El sonido de un auto me saco de mi ensueño
Una camioneta se estaciono cerca de donde me encontraba. Bajaron dos niños y sus padres. La made llevaba unos lentes oscuros y parecía contenta. El padre llevaba una gorra y se me quedo viendo. Yo lo observé detenidamente, y lo reconocí. Repase con la mirada sus tatuajes y supe que era él. Se acercó hacia mi. Nos saludamos.
-Así que...- comencé, pero las palabras se me cortaron. Solo sonreí nerviosamente.
-Sí - agregó, siempre con sus características frases cortas.
-Es ella - él asintió - es linda.
-Te dije que te volverías a enamorar. - señaló mi mano, específicamente mi dedo donde tenía el anillo de compromiso. Sonreí.
-Siempre fuiste buen adivinador.- esta vez el se rió.
-Tengo que irme.
-Curiosa elección de palabras - me miró, pero había en él un poco de nostalgia - Sé feliz.
-Tu también.
Regresó con su esposa, tomaron unas fotos y se marcharon. Por primera vez tuve la sensación de haber llegado puntual a mi cita con el tiempo.
Me subí a mi auto y comencé a conducir hacia mi casa. Puse una pista en el radio y un montón de sensaciones comenzaron a apoderarse de mí. Comencé a llorar. Detuve el auto y deje que el mar de sensaciones se apoderara de mí. Llore un buen rato.
Cuando conseguí calmarme conduje de nuevo hacia el mirador. Estacione el auto y saqué un sobre de la guantera. Era una carta. El día que se había marchado me había dejado una carta, me dijo que la leyera cuando estuviera lista. Había pasado mucho tiempo desde ese día.
Caminé hasta el mirador y contemplé la vista. Pronto sería la puesta de sol. Me senté de nuevo y aabrí el sobre. Por alguna extraña razón sentí que la escena se me hacía familiar. Al sacar la carta me llegó un olor a tabaco, era como si parte de él se hubiera conservado en esa hoja de papel. Susiré y comencé a leer:
"Querida Sofía,
Sé que ya habrá pasado mucho tiempo para cuando leas esta carta. Confió en que estés bien. El día en que me marché quise decirte tantas cosas, pero bien sabes que siempre he sido un hombre de pocas palabras, ese es uno de mis tantos defectos. Tienes razón debí hablarte sobre ella desde el principio, quizás las cosas hubieran sido diferentes, pero no quería perderte. Quizás lo consideres egoísta de mi parte, pero sabes que no es así, tu me conoces demasiado bien. Y henos aquí. Te perdí, y eso me causa un profundo dolor. Quizás no te lo dije suficientes veces, pero, te amo. Siempre lo hice y siempre lo haré.
Alguna vez te dije que hay muchas clases de amor en este mundo. Existe el amor fraternal, que nos une a nuestros amigos, a nuestros hermanos y a nuestros padres. Hay amor que vive en silencio. Hay amor imposible. Hay amor a distancia. Hay amor de pareja. Hay amor platónico. Los conocemos, los hemos vivido. Son parte de la vida. Pero hay también otra clase amor.
Existe esa clase de amor que te cambia para siempre.
Esa clase de amor, que te hace levantarte todas las mañanas y dar lo mejor de ti.
Esa clase de amor que te hace ir a la cama, pensando que el mundo es un lugar maravilloso.
Esa clase de amor que atraviesa cada por cada poro de tu piel, traspasa a las células y te llega al corazón.
Ese clase de amor que te hace llorar y reír.
Esa clase de amor, que te rompe y te revive a la vez.
Esa clase de amor que te da vida, y te hace suspirar cada noche.
Esa clase de amor, que sabes que a partir de ese momento ya no serás el mismo, serás mejor.
Esa clase de amor que traspasa las barreras del tiempo, que desafía la distancia y se ancla por siempre en tu corazón y en tu memoria.
Esa clase de amor que sabes que cerrarás los ojos y lo recordarás hasta el último día.
Esa clase de amor que te acompañará todos los días de tu vida.
Tu me enseñaste esa clase de amor. Sé que suena a cliché y que tu detestas los clichés, pero tenía que decírtelo. Y quizás nadie entienda nuestra historia, pero no me importa. Solo basta con que nosotros lo hagamos. No estés triste por mí. Cada día pienso en ti y sé que lo haré hasta el último día que viva. Desafiemos la distancia, desafiemos al tiempo. Anda y sé feliz."
Quise llorar pero sonreí. Tenía razón, no importa que nadie entendiera nuestra historia, solo nosotros. Me percaté de que el sol ya se había ocultado. El tiempo pasaba demasiado rápido. Respiré profundamente y regresé al auto. Conduje hacia casa, y no pude evitar sonreír. Me sentí feliz.
Nota: Esta es una historia de ficción. Cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia.
miércoles, 15 de junio de 2016
La tristeza...

Hay una tristeza en mí
La siento brotar del corazón
Echando raíces lentamente...
Es una tristeza que siempre ha estado ahí
Aunque a veces ha tenido nombres distintos
Ahora lo sé
Es una tristeza que a veces se va
pero que siempre regresa,
como las olas del mar
Es una tristeza de esas que no se curan
ni con tragos de tequila,
que pueden durar por días, quizás por toda la vida.
Es la añoranza de tiempo más felices,
de recuerdos, de esperanzas, de deseos...
Tal vez sea melancolía renovada.
Es de esas tristezas que se suspiran,
que se hace un poco más llevadera con compañía.
Es de esas tristezas que florecen, y que como las plantas
se riega con lágrimas.
Es una tristeza palpitante, silenciosa, profunda.
Es de esas que se llevan en el alma.
miércoles, 25 de mayo de 2016
Te quiero a ti...
No me basta con verte.
Quiero tocarte, besarte, sentirte.
No me basta con el cruce de nuestras miradas.
No me basta con la mitad de una sonrisa.
Quiero más.
Quiero sentirte acariciar mi espalda.
Róbame un beso cuando esté desprevenida.
Abrázame.
Quiero recostarme sobre tu pecho.
Dormir escuchando tus latidos.
No me basta con mis fantasías,
no me basta con este intento de poesía,
quiero más, más de ti, más de los dos.
Te quiero a ti.
Quiero ocupar un lugar en tu pecho,
aunque se bien que hay alguien que ocupa tu lecho.
Ese es el problema de los amores prohibidos.
Y sé que no puedo tenerte,
y que lo mejor sería dejar de verte.
Dejaré que este amor me consuma,
aunque tu no puedas ser mío,
sabes muy bien que yo soy tuya.
sábado, 5 de diciembre de 2015
Work of Fiction: La reacción química...
Lo veía vestirse desde la cama. Tomé un cigarro de la cajetilla y lo encendí, le di una calada y expulsé el humo. Él regreso a verme.
-Deberías dejarlo.
Sonreí, como siempre hacía cuando él me pedía dejar mi eterno vicio. Se terminó de abrochar la camisa y se sentó a mi lado. Comenzó a acariciarme el brazo. Le di otra calada al cigarrillo.
-En serio deberías dejarlo.
-Y tu deberías regresar a él
-No me tientes.
-Pensé que eso ya lo había logrado. - dije con una sonrisa coqueta. Él sonrió. - Ya sabes que soy una chica mala.
Me besó mientras me sujetaba de la espalda. El sonido de su celular rompió el momento.
-Si, ya voy, la junta esta por terminar.
Era su esposa. Yo estaba segura de que ella sabía que su mirado la engañaba, las mujeres somos demasiado inteligentes como para no saberlo. La naturaleza nos había otorgado el don de la intuición, y rara vez fallaba. Mi intuición me decía que estaban juntos más por costumbre que por amor. Tras 25 años de matrimonio no iban a divorciarse, después de tanto tiempo la gente tiende a no querer iniciar de nuevo. "Estabilidad" se convierte en la palabra sagrada.
-Quisiera quedarme- me dice. y estoy segura de que lo dice en serio.
-Pero deber irte - le respondo.
Me da un último beso y se va. Yo me quedo acostada sobre la cama, terminandome el cigarro. Me asomo por la ventana de la habitación y contemplo la avenida. Aún es temprano.
Mientras tomo un baño, empiezo a recordar nuestro primer encuentro. La universidad en la que había estudiado me invitó a dar una serie de conferencia sobre mi trabajo de química. Acepté de inmediato, me parecía una idea interesante, y algo poético el regresar a mi alma mater.
Fue precisamente ahí que nos reencontramos, él había sido mi profesor de química en los primeros semestres de la carrera, y desde ahí había sentido una atracción hacia él. Seguramente en ese tiempo yo le parecía una chiquilla, y nunca hubo nada entre nosotros. Pero ahora todo era diferente.
Platiqué con él desde el primer día, tratando de conocer más sobre él. El último día de mis conferencias decidí que era el momento de dar un paso más. Imprimí una serie de artículos científicos que creí que le podían ser de interés. Me dirigí hasta su oficina que se encontraba en uno de los laboratorios de la universidad, toqué la puerta.
-Pase - dijo con ese tono serio que lo caracterizaba.
Abrí la puerta y lo saludé. Me percaté de que llevaba la bata puesta, y sin saber porqué eso avivó mi deseo, quizás porque desde que estudiaba ahí, siempre me pareció que se veía mejor con la bata puesta. Lo saludé y comenzamos a platicar. Le mostré los artículos y cometamos algunas cosas de ciencias. Yo sonreía, cruzaba las piernas y me agarraba el cabello, pero sin dejar de verlo. A sus 50 años, me parecía que el profesor se veía aún mejor que cuando era su alumna. Era uno de esos hombres a los que los años le habían sentado aún mejor. Me dijo que quería mostrarme algo en lo que estaba trabajando. Me coloqué detrás de él, y miraba la computadora por encima de su hombro. Quería que captara mi perfume. Trataba de respirar tranquilamente aunque el corazón me palpitaba con rapidez. Estaba segura que para ese momento el profesor ya había descifrado mis intenciones pero no parecía responder a ellas. Platicamos un rato más sin ningún cambio. Pensando que mi plan había fracasado, tomé mi bolsa y comenzamos a despedirnos. Le di la mano, pero pensando que tal vez sería la última vez que nos veríamos decidí despedirme de beso. Pero antes de que pudiera besarle la mejilla, sus labios chocaron con los míos. No fue un beso dulce, era un beso apasionado, desesperado y delirante. Sentí sus manos deslizarse hasta mi cintura y apretarme más contra su cuerpo.
Sentí mi espalda chocar contra la puerta, y su boca se deslizaba hasta mi cuello y mis hombros. Sus manos acariciaban mis piernas, y mi respiración se hacía cada vez más entrecortada. La adrenalina se había apoderado de mi cuerpo. Mi ex-profesor comenzó a buscar el cierre de mi vestido, pero antes de que pudiera bajarlo lo detuve y le dije:
-Hagamoslo en el laboratorio.
Me miró con desconcierto por un segundo pero accedió. Lo cierto es que pese a ser química, nunca lo había hecho en un laboratorio, pero la idea de hacerlo ahí siempre había cruzado por mi mente. Recordé que una vez. en una de las clases del profesor, imaginé que lo hacíamos en el laboratorio. Me perdí en mi fantasía y para cuando el profesor me preguntó algo relativo a la clase, respondí una tremenda estupidez. Así que hoy estaba por cumplirse mi fantasía de juventud. El profesor cerró la puerta del laboratorio con llave. Bajo el cierre de mi vestido y comenzó a besarme de nuevo. El corazón volvió a latirme con fuerza mientras el besaba y acariciaba mis senos. Pude escuchar el eco de mis gemidos retumbar en el laboratorio. Necesitaba más.
Me sujeté de su cuello y comencé a besarlo. El olor de su perfume me golpeó de repente, y me volvió loca, quería sentirlo. Lo besé más aprisa y más apasionadamente, su boca, su cuello, su pecho. Pero necesitaba más. Bajé mi manos hasta su pantalón y le baje el cierre. Sin pensarlo dos veces me alzó el vestido y me recostó sobre la mesa de metal, y noté que estaba helada por el aire acondicionado. El frío se coló por los poros de mi piel, erizándola. Las sensaciones que podía percibir mi cuerpo parecían haberse amplicado desde que él me había tocado. El torrente de sensaciones invadía mi mente y no me dejaba pensar con claridad, pero quién quisiera hacerlo en un momento así?
No pude evitar soltar un grito la primera vez que lo sentí dentro de mí. Colocó su manos sobre mi boca y yo me rendía ante sus caricias, sus besos y la forma en que me hacía llegar al éxtasis. Todo se volvió borroso y perdí el sentido de la realidad. El torrente de adrenalina viajaba por mi cuerpo preparándose para la explosión. Pese al frío me sentía empapada de sudor. Mi respiración se aceleró y supe que estaba cerca de ese momento. Un remolino de colores se apoderó de mi cerebro, y mis cinco sentidos se habían vuelto hipersensibles. Sudor, caricias, besos, manos, aceleraciones, pulsaciones. Yo no era dueña dueña de mi cuerpo, era él. Y después todo se quedó e blanco".
Abrí los ojos en la regadera del hotel. El recuerdo estaba intacto en mi cabeza. El placer aun recorría mi cuerpo. No era amor, eso no era para nosotros. Tan solo teníamos un affaire, algo que se terminaría en pocos meses. Era consciente de eso. Nosotros no creábamos un paraíso cada vez que nos acostábamos, nosotros creábamos caos entre las sábanas. Yo era así, siempre lo he sido, un perfecto caos. Yo era fuego, lo supe una vez cuando contemplé las velas de mi pastel de cumpleaños. Yo era fuego y el era mi dinamita. Lo nuestro no era amor, era química pura. Una perfecta reacción química.
*****
Nota: Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia.
Es la primera vez que escribo algo así, ojalá no haya quedado tan mal.
Me sujeté de su cuello y comencé a besarlo. El olor de su perfume me golpeó de repente, y me volvió loca, quería sentirlo. Lo besé más aprisa y más apasionadamente, su boca, su cuello, su pecho. Pero necesitaba más. Bajé mi manos hasta su pantalón y le baje el cierre. Sin pensarlo dos veces me alzó el vestido y me recostó sobre la mesa de metal, y noté que estaba helada por el aire acondicionado. El frío se coló por los poros de mi piel, erizándola. Las sensaciones que podía percibir mi cuerpo parecían haberse amplicado desde que él me había tocado. El torrente de sensaciones invadía mi mente y no me dejaba pensar con claridad, pero quién quisiera hacerlo en un momento así?
No pude evitar soltar un grito la primera vez que lo sentí dentro de mí. Colocó su manos sobre mi boca y yo me rendía ante sus caricias, sus besos y la forma en que me hacía llegar al éxtasis. Todo se volvió borroso y perdí el sentido de la realidad. El torrente de adrenalina viajaba por mi cuerpo preparándose para la explosión. Pese al frío me sentía empapada de sudor. Mi respiración se aceleró y supe que estaba cerca de ese momento. Un remolino de colores se apoderó de mi cerebro, y mis cinco sentidos se habían vuelto hipersensibles. Sudor, caricias, besos, manos, aceleraciones, pulsaciones. Yo no era dueña dueña de mi cuerpo, era él. Y después todo se quedó e blanco".
Abrí los ojos en la regadera del hotel. El recuerdo estaba intacto en mi cabeza. El placer aun recorría mi cuerpo. No era amor, eso no era para nosotros. Tan solo teníamos un affaire, algo que se terminaría en pocos meses. Era consciente de eso. Nosotros no creábamos un paraíso cada vez que nos acostábamos, nosotros creábamos caos entre las sábanas. Yo era así, siempre lo he sido, un perfecto caos. Yo era fuego, lo supe una vez cuando contemplé las velas de mi pastel de cumpleaños. Yo era fuego y el era mi dinamita. Lo nuestro no era amor, era química pura. Una perfecta reacción química.
*****
Nota: Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia.
Es la primera vez que escribo algo así, ojalá no haya quedado tan mal.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
In memoriam
Aquí yace nuestro amor,
en estas pálidas líneas que escribo en su nombre.
Aquí yace mi corazón aún latiendo por ti.
Aquí yace, en pocas palabras, nuestra historia.
Aquí yacemos los dos, un poco rotos
De ahora en adelante cada uno llevará algo del otro.
Hemos de partir, seguir cada cual su camino,
dejamos de ser poesía para convertirnos en versos fragmentados
dejando de ser "nosotros" para convertirnos en pronombres separados
dejamos de estar juntos para convertirnos en nómadas espaciales.
Fuimos una poesía a medio escribir
Y como todas esas cosas incompletas
siento nostalgia al recordarte.
Aquí yacemos los dos amor, tan cerca y tan lejos
El tiempo se ha detenido, tu ya te has ido
Yo he regresado a mis malos ratos,
esos que tengo cuando tu no estás
Y le he escrito estos versos a nuestra despedida
A esta historia inconclusa...
Amor, he escrito estas palabras
In memoriam de nuestro amor.
sábado, 19 de septiembre de 2015
miércoles, 19 de agosto de 2015
Work of fiction: Infinito
Las luces neón me nublan la vista. Se supone que estoy en una fiesta pero lo único que puedo recordar en este momento es estar sentada en un sofa. Todo se ha desvanecido a mi alrededor y he quedado yo, y nuestra canción. Sonó de repente, transformandolo todo, como un cuchillo que atraviesa la carne para herirte. El tiempo se congeló, el cigarro se marchita entre mis dedos y yo me he quedado estática, recórdandote.
Se suponía que íbamos ser muy felices, eso es siempre lo que pensamos todos, de lo contrario el amor no existiria. Pero ahora ya no estamos juntos, no somos más que un simple recuerdo, y yo me he convertido en la chica triste. Siento resbalar una lágrima por mi mejilla, en cámara lenta, una más por ti.
No recuerdo cuándo te conocí, lo cual es extraño, pero supongo que un intento de mi mente por bloquear el dolor. Sin embargo, me he quedado con nuestros buenos y malos ratos, el amor se mueve entre caloroscuros.
Recuerdo la primera vez que escuchamos esa canción. Estábamos en tu departamento hablando, fumando y bebiendo, porque entonces nada nos importaba. No sabía porqué pero me sentía muy feliz ese día. Estaba cantando sobre la barra de la cocina una canción, creo que era de Led Zeppelin, cuando sin más, me lancé sobre tus brazos y nos besamos. Jamás olvidaré ese beso, es de esos extraños besos que dejan una marca en tu vida. Las
Después de besarnos seguimos hablando de cosas banales, pero sabíamos que todo había cambiado. Tomammos más whisky y la música paró. Entonces tu pusiste tu disco favorito, y la música volvió a impregnar el ambiente. Yo quería volver a besarte.
Cuando el cd llegó a la pista 06 me colocaste un dedo sobre los labios y me dijiste "esa es, esa es mi canción favorita". Recuerdo que la cantaste, y yo la escuché atenta, observándote como si estuviera hechizada, y quizá lo estaba. Cuando terminó la canción me besaste, la boca y el cuello, y entonces me miraste y dijiste "somos infinito", y me besaste de nuevo. Después nos perdimos en un oscuro abismo.
Me enamoré de esa canción así como me enamoré de ti.Pronto se convirtío en nuestra canción. Incluso esa vez, que la escuchamos mientras yacíamos en la cama, amándonos. Siempre fuiste mi chico malo favorito.
Pero un día todo termino. Nuestra amor era como el fuego, ardía peligrosamente, hasta que un día no quedaron más que cenizas.
La canción ha terminado y yo vuelo lentamente a mi realidad. Too vuelve a existir y yome convierto de nuevo en la chica triste. En silencio murmuro "éramos infinito".
****
Nota: esta es un obra de ficción, cualquier parecido con la realidad o surrealidad es pura coincidencia.
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