viernes, 22 de julio de 2016

Proyecciones del subconsciente...

Una vez vi en una entrevista que le hicieron a Carlos Fuentes, que "el escritor da sí lo que él mismo ya no podrá recuperar […]  eso ya no te pertenece, le pertenece a los lectores"   y estoy de acuerdo con él. Y es que esto de escribir parece fácil pero no lo es. 

Cada vez que te embarcas en busca de algo que escribir, te embarcas en un viaje sobre ti mismo: ya sea un recuerdo, una idea, una plática reciente... lo que sea que te inspire a escribir, y eso lo plasmas y lo publicas, porque deseas compartirlo, para que alguien lo lea... y eso pasa a formar parte ahora del mundo, de todas aquellas personas que lo leen. Has compartido una parte de ti, y sabes que ya no volverá. No digo que sea algo malo, porque para escribirlo tienes que estar dispuesto a hacerlo.

A veces me pasa que tengo uno de esos famosos "bloqueos" y tengo lapsos en los que ya no sé de qué escribir, siento que la musa se ha ido y que no sé cuando regresará. Supongo que es normal. Y pasan los días, hasta que regresa en forma de una plática o una anécdota, o un pensamiento que habita en tu subsconciente, un sueño o en algo que leíste o viste. Es difícil saberlo, pero cuando llega sientes el deseo de tomar la pluma o el teclado y escribir.

El escritor tiene que recurrir a su memoria o a su curiosidad, y también a eso que me gusta llamar "proyecciones del subconsciente", y con esto me refiero a jugar con los tiempos, a suponer, a imaginar, a cambiar las cosas que no puedes en la realidad pero que siempre te preguntas como hubieran sido si algo hubiese sido diferente. A construir o destruir. Todo es cuestión de viajar a esa misteriosa parte de nuestro cerebro llamada subconsciente. 

Lo fantástico de escribir es que te permite hacer eso que no puedes en la mayoría de trabajos, vivir al borde de la fantasía y la realidad.


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