jueves, 28 de enero de 2016

Sus ojos...

Me encanta ver sus ojos.
Y es que tienen una magia especial.
El color es lo de menos, puedes encontrar tanto en ellos.
La forma en que se encienden cuando hablan de algo que le apasiona. Brillan.
Me gustan también la forma en que se detienen y te observan, fijamente, como queriendo desvelar todos tus secretos.
Me gustan cuando se encuentra pensativo, y entonces sus ojos, adoptan un aire misterioso, y se convierten en un túnel interminable, oscuro e impenetrable. En esos momentos quiero adivinar sus pensamientos.
Me gustan cuando se reflejan en ellos las estrellas. En serio, puedes encontrar allí galaxias.
Me gustan porque él tiene esa peculiaridad se sonreír con la mirada.
Me gustan de noche y de día, pero me encantan al atardecer, cuando en sus pupilas se descomponen los colores de la puesta de sol. Es impresionante.
Me gustan cuando me debaten, cuando me argumentan, cuando me contradicen. Me gusta ver el caos en ellos.
Y lo admito, me encantan cuando me desnuda con ellos. Y no es sólo que me quite la ropa, sino cuando ve más allá de mí, cuando ven algo que los demás no ven.
Me encantan sus ojos, tienen una magia especial, pero quizás lo digo porque estoy enamorada de él...

Sin embargo, deberías ver sus ojos cuando habla de ella. Y aunque el corazón se me destroza, debo admitir que es un espectáculo maravilloso. Porque entonces sus ojos, universos chocan, y puedo ver explosiones en ellos, hay una luz especial, de esas que solo tienen los enamorados. Cada vez que habla de ella, sus ojos se iluminan, y veo en ellos constelaciones de estrellas infinitas. Definitivamente hay una magia especial en ellos, y que irónico es que es justamente en ese momento en el que yo me despedazo, cuando los veo más hermosos, y me enamoro más de él.



martes, 26 de enero de 2016

El olvido...

Se nos olvidó lo que fuimos, y elijo esa palabra porque así sucede cuando pierdes el interés en algo: simplemente se olvida. Se deja de lado. Y tal parece que así nos ha sucedido.
Se nos olvidaron los atardeceres que compartirnos y las conversaciones telefónicas, se nos olvidó vernos de vez en cuando, de intercambiar puntos de vista, de hablar de todo y de nada. Se nos olvidó que "esto" se trataba de compartir.

Caímos en ese agujero negro que llamamos olvido. Como cambian las cosas, pero qué no es precisamente el cambio un símbolo de evolución? Sí, pero desafortunadamente no todo permanece.

Henos aquí, hemos resurgido, somos diferentes... y ya no somos lo que fuimos. Ahora nos vemos frente a frente y no tenemos nada nuevo que decir, solo el silencio que se expande entre nosotros. Y todo lo que hubiésemos querido decir queda suspendido en el aire, envolviéndonos en una espesa niebla de consternación. Siempre evitando las palabras porque nunca era el momento adecuado, y ahora tan solo pasan. 
  
Quizás el olvido sea necesario, quizás de vez en cuando debamos sumergirnos en ese agujero negro para despejar un poco nuestro ser. Pero a veces es tan doloroso pasar a ser una memoria, un recuerdo. Quizá el olvido sea para recordarnos el ahora. Y ahora somos distintos.

Es triste porque había tanto que decir. 

Así es como concluyen tantas historias de amor.


sábado, 23 de enero de 2016

Solía ser...

Yo solía ser muy reservada. No es que ahora no lo sea, pero no como antes. O tal vez un término más adecuado sería "introvertida", sí, creo que es ese el que estoy buscando. Antes era más introvertida. Tenía la idea de que mi país secreto, mejor conocido como "Hanerlandia" y que era producto de mi mente era un gran lugar para estar, eso me hacía alejarme un tanto del mundo exterior. Sin darme cuenta había construido una barrera.

Tiempo después, cuando tuve la oportunidad de radicar en otro estado, donde no conocía a nadie, tuve que convivir con el mundo exterior. Tenía que hacerlo. Y entonces abrí los ojos. No solamente conocí un lugar nuevo que me había maravillado, sino que también conocí a nuevas personas que me brindaron su amistad, sus experiencias de vida y su luz. La barrera se había roto, había sucedido un cambio en mí, y que fui percibiendo con el paso del tiempo. Quizás ahora puedo percibirlo más conscientemente, y cuando de repente vuelvo a mis ratos oscuros, trato de ponerlo en práctica.

Y es que muchas veces nos acostumbramos a vivir en nuestro mundo, y nos rehusamos a conocer otros lugares y a otras personas? Muchas veces es por desidia, y otras por medio. Nos encerramos en nuestro espacio mental en el que nos sentimos seguros y nos retraemos del mundo exterior. Y no es que vivir en nuestro mundo sea malo, hay días en que quiero estar en Hanerlandia, pero recuerdo que todavía hay mucho que ver y explorar allá afuera. 

Y es que nos vamos acostumbrando a lo mismo, la misma música, la rutina de siempre, la misma comida, la mismas personas...Nos absorbemos tanto en nuestra vida digital, en nuestro trabajo, y en nuestro círculo de amistades que se nos olvida que de vez en cuando hay que sentirnos maravillados.



viernes, 15 de enero de 2016

Ojalá...

Ojalá tuviera a alguien que me dedicara canciones.
Ojalá tuviera a alguien cuyo abrazo me hiciera estremecer.
Ojalá tuviera alguien a quién besar bajo la lluvia.
Ojalá tuviera a a alguien con quien contemplar el amanecer.
Ojalá tuviera un "somos" y la promesa de un "seremos".
Ojalá pudiera conjugar mis verbos en plural.
Hay tantos "ojalá" que quisiera llenar...
Ojalá pudiera terminar este escrito con tu nombre, celebrar que te he encontrado...no, que nos hemos encontrado.
Pero mi soledad se ha expandido tanto, como el universo, abarcándome, y a veces creo que, abarcándote también. Tal parece que solo hay espacio para más soledad, pero donde puedes guardar tanta?
"Nada es para siempre" es lo que me dicen, pero ya sabemos que lo soledad puede durar 100 años.
Lo sé, sueno dramática, pero si conocieras mis historia lo entenderías.

Ojalá leyeras esto y pensarás en mí.


sábado, 9 de enero de 2016

Momentos de revelación...


Mientras iba caminando por la avenida tuve uno de esos "momentos de revelación", si esos extraños momentos en los que se hace la luz en tu cabeza y crees que hayas el significado de las cosas. Y digo "crees" porque solo duran unos segundos, y luego se esfuman, y no sabemos si volverán. Pero en ese pequeño lapso de segundos es cuando se nos presenta La Verdad, sea cual sea nuestro problema, y en ese momento nos sentimos seguro y sabemos lo que tenemos que hacer. El problema viene después, cuando nuestra mente, nuestra misma mente, que nos revelo la verdad, nos pone trampas y nos hace querer volver a nuestra irrealidad, a nuestra fantasía, a nuestra rutina. Nos autosaboteamos y terminamos ignorando aquél momento de revelación que tuvimos, que cae en el olvido.

He pensado que tal vez eso sea un mecanismo de autodefensa creado por nuestra mente, algo para defendernos de nuestra realidad, creando una surrealidad en la que nos sentimos cómodos, tal vez no felices, pero tampoco infelices. Simplemente nos hace permanecer en ese sitio en el que nos sentimos seguros, en el que no arriesgamos, en el que simplemente estamos. Alterar nuestra realidad es algo que llevamos haciendo por años. Por eso cuando estos momentos de revelación se nos presentan, nos sentimos extraños, con nueva energía que no sabemos de donde proviene, pero que esta ahí, invitándonos a hacer algo diferente. 

Caminaba y observaba a la gente, y pensaba en la forma en que todos negábamos nuestra propia realidad. Porque la realidad e muy dura, y quizás si no la alteramos un poco, no podríamos soportarla, y dejamos que el mundo gire. Por eso es que no logramos cambiarla, porque al negarla se nos hace más fácil sobrellevarla. Tal vez por eso cambiar al mundo suena bien como ideal, pero aceptarlo sería una carga demasiado pesada. No lo sé.

Y tal vez lo que vislumbre, en mi momento de revelación, fue un instante de mi realidad, un instante de aceptación. Y en cuánto lo supe, me sentí un poco más tranquila, y la tristeza fue menor. Pero creo que he vuelto a la irrealidad y me saben amargas las palabras que me topé ese día. Es algo raro, escribir desde la surrealidad, estando consciente de tu realidad. Es algo extraño sentirse fuera de sincronía con el resto del mundo.