martes, 26 de enero de 2016

El olvido...

Se nos olvidó lo que fuimos, y elijo esa palabra porque así sucede cuando pierdes el interés en algo: simplemente se olvida. Se deja de lado. Y tal parece que así nos ha sucedido.
Se nos olvidaron los atardeceres que compartirnos y las conversaciones telefónicas, se nos olvidó vernos de vez en cuando, de intercambiar puntos de vista, de hablar de todo y de nada. Se nos olvidó que "esto" se trataba de compartir.

Caímos en ese agujero negro que llamamos olvido. Como cambian las cosas, pero qué no es precisamente el cambio un símbolo de evolución? Sí, pero desafortunadamente no todo permanece.

Henos aquí, hemos resurgido, somos diferentes... y ya no somos lo que fuimos. Ahora nos vemos frente a frente y no tenemos nada nuevo que decir, solo el silencio que se expande entre nosotros. Y todo lo que hubiésemos querido decir queda suspendido en el aire, envolviéndonos en una espesa niebla de consternación. Siempre evitando las palabras porque nunca era el momento adecuado, y ahora tan solo pasan. 
  
Quizás el olvido sea necesario, quizás de vez en cuando debamos sumergirnos en ese agujero negro para despejar un poco nuestro ser. Pero a veces es tan doloroso pasar a ser una memoria, un recuerdo. Quizá el olvido sea para recordarnos el ahora. Y ahora somos distintos.

Es triste porque había tanto que decir. 

Así es como concluyen tantas historias de amor.


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