sábado, 9 de enero de 2016

Momentos de revelación...


Mientras iba caminando por la avenida tuve uno de esos "momentos de revelación", si esos extraños momentos en los que se hace la luz en tu cabeza y crees que hayas el significado de las cosas. Y digo "crees" porque solo duran unos segundos, y luego se esfuman, y no sabemos si volverán. Pero en ese pequeño lapso de segundos es cuando se nos presenta La Verdad, sea cual sea nuestro problema, y en ese momento nos sentimos seguro y sabemos lo que tenemos que hacer. El problema viene después, cuando nuestra mente, nuestra misma mente, que nos revelo la verdad, nos pone trampas y nos hace querer volver a nuestra irrealidad, a nuestra fantasía, a nuestra rutina. Nos autosaboteamos y terminamos ignorando aquél momento de revelación que tuvimos, que cae en el olvido.

He pensado que tal vez eso sea un mecanismo de autodefensa creado por nuestra mente, algo para defendernos de nuestra realidad, creando una surrealidad en la que nos sentimos cómodos, tal vez no felices, pero tampoco infelices. Simplemente nos hace permanecer en ese sitio en el que nos sentimos seguros, en el que no arriesgamos, en el que simplemente estamos. Alterar nuestra realidad es algo que llevamos haciendo por años. Por eso cuando estos momentos de revelación se nos presentan, nos sentimos extraños, con nueva energía que no sabemos de donde proviene, pero que esta ahí, invitándonos a hacer algo diferente. 

Caminaba y observaba a la gente, y pensaba en la forma en que todos negábamos nuestra propia realidad. Porque la realidad e muy dura, y quizás si no la alteramos un poco, no podríamos soportarla, y dejamos que el mundo gire. Por eso es que no logramos cambiarla, porque al negarla se nos hace más fácil sobrellevarla. Tal vez por eso cambiar al mundo suena bien como ideal, pero aceptarlo sería una carga demasiado pesada. No lo sé.

Y tal vez lo que vislumbre, en mi momento de revelación, fue un instante de mi realidad, un instante de aceptación. Y en cuánto lo supe, me sentí un poco más tranquila, y la tristeza fue menor. Pero creo que he vuelto a la irrealidad y me saben amargas las palabras que me topé ese día. Es algo raro, escribir desde la surrealidad, estando consciente de tu realidad. Es algo extraño sentirse fuera de sincronía con el resto del mundo.

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