miércoles, 26 de abril de 2017

Untitled (XI)...


Ojalá te hubiera conocido en otra ocasión, en un lugar diferente.
Ojalá te hubiera conocido en otro tiempo, dónde no estuviéramos tan desfasados.
Me atrevo a decir, incluso, que te ojalá te hubiese conocido en otra dimensión.
Quizás en un tiempo diferente, nosotros también seríamos diferentes, yo menos rota y tu más osado. 
Tal vez.

Tal vez la vida solo es un conjunto de hipótesis que vamos creando. Y mis hipótesis favoritas siempre tienen que ver contigo.
Hubiese querido conocerte antes o después, aunque por ahí dicen que conocemos a las personas en el momento adecuado. Quizás contigo, el tiempo hizo una excepción.

Todo es cuestión de tiempo.
Tiempo, ese inevitable acompañante que me es imposible alcanzar. Yo siempre tan "desfasada" y tu tan puntual. Soy como el conejo de Alicia, siempre llegando demasiado tarde a todos lados, aunque me la pase mirando el reloj.

Y aunque pienso en todas las hipótesis en que pudiese haberte conocido, le agradezco al tiempo la oportunidad de habernos hecho coincidir.

lunes, 24 de abril de 2017

Te dejo ir...


Te dejo ir no porque ya no te quiera, sino porque es necesario.
He dejado de escribir esta historia, nuestra historia, porque me parecía que cada vez que escribía una línea, nos alejaba. Somos como esos protagonistas que van de un lugar a otro, nómadas, sin darse cuenta que la distancia cada vez se acrecentaba más, aunque en la realidad sea la misma, hay distancias que no pueden medirse en kilómetros.

Te veo feliz y eso me reconforta, veo cumplir tus sueños y eso me hace feliz, y los celebro en silencio porque no puedo abrazarte para compartirlo contigo. Y lo seguiré haciendo.
Tendré que alejarte, también, de mis fantasías, de aquellos oscuros lugares de mi mente, donde a veces, tu eras mío y yo tuya.

Tendré que dejar de escribirte. Tendré que alejarte de mis versos, de mis noches de locura, de mis noches en vela donde tu nombre pasaba una y otra vez en mi mente, deseando que me acompañaras.
Después de todo, olvidar es un proceso.

Tendré que dejar de pensarte. Tendré que apartarte de mi deseo, y de todo lo que alguna vez imaginé. Y es como si una parte de mi mente se estuviera desintegrando.

Tendré que olvidarte, y lo digo como si fuera obligación. Y me soy cuanta de aquí así es. Porque no quiero, pero tengo que hacerlo. Es de tontos atarse a un imposible.

Ojalá algún día te topes con estos textos, con estos tristes versos, que escribí en tu nombre.

Es raro como funciona el destino, y le dejo a él, la osadía de alguna vez, volvernos a ver.


viernes, 21 de abril de 2017

Viajar...


Viajar te devuelve a la vida. Había olvidado eso, me había refugiado demasiado en la rutina y en la comodidad que representa. Había olvidado esa sensación de perderte, de pisar lugares nuevos y maravillosos, de oler un aire distinto, de recordar y probar otros sabores... 

Me fui de viaje y me reconfortó. Rememore y redescubrí lugares que ya había visitado, y aunque sentí un poco de nostalgia recordé que los cambios son inevitables, y yo sin duda, he cambiado. Pisar de nuevo aquellos lugares me hizo darme cuenta de este cambio, que a veces no lo percibimos porque nos encontramos en esa cómoda rutina, y nos vamos acostumbrando, poco a poco, a todo.

Viajar me devolvió la curiosidad por explorar, por recorrer este vasto mundo en el que habito, por aumentar la cantidad de kilómetros que recorren mis pies, por maravillarme cuando veo algo, y por probar nuevos sabores y guardar en la memoria nuevos olores.

Viajar me recordó que las señales existen, pero hay que estar alertas para darnos cuenta de ellas. A veces son sutiles y otras más explícitas.

Viajar me recordó que la línea entre la realidad y la surrealidad es muy fina, y que a veces se entremezclan, y quizás la mezcla de ambas es es bello mundo donde vivimos, que muchas veces desafía nuestra lógica.

Viajar es una aventura que nunca deberíamos dejar de experimentar. 

Estaba sentada, contemplando el paisaje a mi alrededor y de pronto pensé: en esto consiste la vida, viajar.


domingo, 26 de marzo de 2017

La surrealidad...


Pensaba en él a menudo, pensaba en él demasiado. Pensaba en los hubiera y en las casualidades que nos habían unido, recordaba también, aquellas pocas horas que habíamos compartido, aquél momento en el que nuestros caminos se cruzaron.Quizás hubiera sido una linda historia de amor, quizás. Pero la vida no nos había vuelto a reunir. Quizá solo habíamos sido un capricho del destino. Volvía a ese momento una y otra vez, con un millón de preguntas y ninguna respuesta. Porqué nos habíamos conocido? Porqué no nos hemos vuelto a ver? Porqué pienso tanto en él? Estas meditaciones vagaban por mi mente mientras me tomaba una taza de café.

Dejé la taza sobre la mesa mientras contemplaba el papel en blanco que tenía frente a mí. Me había sentado con el propósito de escribir algo, pero por azares del destino mi mente había volado hacia él otra vez, distrayéndome de mi cometido. Pensé que estaría haciendo en este momento. Lo imaginaba es la biblioteca pasando delicadamente sus manos a través de documentos importantes, de esos que le prestaban para llevar a cabo sus investigaciones. Suspiré ante tal pensamiento.

Cogí el libro que tenía sobre la repisa para distraerme de mis divagaciones, pero no lo conseguí. Mi mente viajaba hacia él, construyendo historias sobre lo que pudo haber sido. Era como si esencia envolviera el aire que me rodeaba. Lo sé, eso no tiene ningún sentido, pero a veces me gusta creer que nada lo tiene, que quizás la realidad no sea nada más que una surrealidad que nosotros vamos creando. Comenzó a entrarme la nostalgia.

Decidí darle rienda suelta a mi mente, deje que construyera esos momentos que yo hubiera deseado compartir con él, esa surrealidad en la que ambos estábamos juntos. Perdí la noción del tiempo dejándome llevar por ese sueño, esa surrealidad poética que había creado para los dos.

Cuando desperté creí que habían pasado años, pero no, tan solo habían transcurrido quince minutos. A veces no sabía quien era más cruel, la realidad por no estar junto a él o la surrealidad por hacerme creer que estaba junto a él. Lo cierto era que uno de estos días me volvería loca. Viajar entre ambos mundos tiene su precio. 

Y entonces lo entendí: "mundos" esa era la palabra clave. Quizás no podíamos estar juntos en este mundo, en esta realidad y entonces yo podía creer uno en que lo estuviéramos. Era una forma de hacerle un homenaje a aquello que no tuvimos, era la forma de volver inmortal el momento en el que lo conocí. 

Le dí un sorbo al café frío y tomé la pluma. Comencé a escribir una palabra tras otra en la libreta que antes había contemplado. No sé cuánto tiempo paso. Estaba creando un mundo para los dos, y mientras deslizaba la pluma sobre el papel sonreí.

viernes, 3 de marzo de 2017

Página en Blanco...


Aceptación. Una palabra compuesta de diez letras que nunca me ha sido fácil digerir. Es como si mi cerebro simplemente rechazara el hecho de que esa palabra exista. Quizás se deba a que siempre he sido partidaria del cambio, de moverse, de no adaptarse a la rutina...tal vez.

Aceptación es una palabra que hoy me sabe amarga. "Acepta lo que no puedas cambiar" es una frase popular que he leído un montón de veces y que, aunque quizás sea sabia, no es tan fácil de aplicar. Lo cierto es que la vida no resulta como la planeamos o como quisiéramos que fuera, y a mí me gustaría que esa lección fuera más fácil de aprender de lo que en verdad es.

Hay ocasiones en la vida en la que sientes que eres una página en blanco. Hoy me siento así. Llega un momento en que te rompes y sientes que ya no te queda más, y solo contemplas el vacío que tienes en frente. El vacío casi siempre es precedido por el caos y el desmoronamiento de los planes que tenías, y por razones extrañas del destino, todo eso se va al carajo y no queda más. Solo el infinito vacío. No haya nada más, es la representación de un presente que pintaste diferente, todo lo demás es pasado y lo otros es el incierto futuro.

Contemplas el vacío, y comienzas a creer que todo es una mierda. Y aunque quisieras trasladarte al pasado o al futuro no puedes hacerlo, tienes que lidiar con el vacío de tu presente.  Las páginas en blanco son dolorosas, pero quizás también sean inevitables, quizá sean parte de este proceso llamado vida.

Quizá lo único bueno de las páginas en blanco sea la posibilidad de la reinvención. Quizás te dan la oportunidad de crear una nueva historia, de pintar con nuevos colores, de volver a reconstruir de na mejor manera, con nuevos materiales y con una perspectiva diferente. Quizás.

Mientras tanto contemplo la página en blanco que se ha vuelto mi vida, y miro una y otra vez la caja de colores que esta vez usaré.


jueves, 23 de febrero de 2017

Si te hubiera besado...


Recientemente vi La La Land y debo decir que me encantó. Cuando salí del cine tuve ganas de bailar y cantar, y en los días posteriores me he quedando pensando en algunas de sus escenas, sobre en la última, dónde, spoiler alert, los protagonistas recrean los que pudo haber sido si sus decisiones hubieran sido distintas. Esa escena viene a mí una y otra vez, y entonces la escena se vuelve mía, y es entonces que comienzo a preguntarme que hubiera pasado si aquella noche te hubiera besado.

Que hubiera pasado, si esa noche, yo en vez de pensar en alguien más me hubiese dejado llevar por el impulso de besarte. Que hubiera pasado si en vez de tener el corazón roto, hubiera estado dispuesta a correr el riesgo de besarte, quizás hoy estaríamos caminando de la mano o tal vez vendrías a visitarme de vez en cuando. O tal vez yo iría a visitarte, y tomaríamos un paseo, te abrazaría y continuaría besándote.

Quizás, si te hubiese besado me hubieras escrito una poesía, caminariamos por la playa y nos sentaríamos a contemplar el mar. Quizás iríamos de aquí para allá, viajando de un lado otro, visitando museos, contemplando paisaje, observando pinturas. Quizás nos encontraríamos en un cuarto, leyendo, y yo te observaría por encima de mi novela y sonreiría, tu me besarías y después, después...

Si te hubiera besado te sujetaría junto a mí y contemplaríamos las estrellas, y hablaríamos de un sinfín de cosas. Si te hubiera besado bailaríamos una misma melodía, y después contemplaría tus ojos y me perdería en la galaxia que emana de ellos. 

Si te hubiera besado aquella noche, hubiera notado el sabor del vodka aún fresco en tu boca, y ahora estarías dedicándome canciones. Si te hubiera besado quizás en este mismo instante estuviéramos charlando...

Si te hubiera besado aquella noche no viviría con la angustia de pensar en el sabor de tus labios. Pero aquí estamos cariño, en nuestra propia  La La Land.


sábado, 18 de febrero de 2017

El vacío...


A veces me siento vacía. Como si en mi interior se formara un gran agujero que debo llenar. Pero no sé como empezar, y a veces me siento demasiado agotada para hacerlo. A veces pienso, que quizás necesite ayuda para hacerlo, pero pronto descubres que esa tarea no le interesa a nadie, y que tienes que hacerlo sola, como casi todo en esta vida.

A veces siente como la melancolía va envolviéndote el corazón, y sientes un tristeza infinita que es a la vez maravillosa y agotadora. Y vas caminando con esa sensación de vacío a diario, tratando de que no se haga más profunda, y te dices a ti misma que lo solucionarás, que solo es una etapa, que todo volverá a la normalidad, aunque "la normalidad" no sea lo que deseas.

A veces admites que te sientes atraída por ese vacío, y quisieras lanzarte a explorarlo pero sabes que podía resultar peligroso, porque no sabes la profundidad que tiene, y quizás al principio sea claro pero con cada metro que sumerjas se puede ir volviendo más oscuro.

Todos te dicen que vas a estar bien, que es solo "una fase" y que estás exagerando demasiado. A veces prefieres ya no decir nada.

Comienzas a creer que el vacío es parte de ti y que tienes que aprender a sobrellevarlo. No sabes si algún día volverá a llenarse ese gran hueco o estará ahí para siempre. Comienzas a cuestionarte si es parte de tu ADN.

Sabes que el vacío no puede ensancharse, porque podrías vaciarte por completo. Tan solo queda esperar, dejarlo que se llene poco a poco, aunque la espera a veces puede volverse frustrante.

Espera, tiempo, vacío. Tiempo y vacío, dos conceptos unidos por la física, porque en el vacío el tiempo es interminable, es eterno.