martes, 29 de diciembre de 2015

Resumen 2015

Vaya, una vez más llegamos al final del año. Revisando los propósitos que hice al inicio de este año, me parece que cumplí algunos. Siendo sincera no me gusta mucho eso de los propósitos porque, aunque sean viables, me siento forzada a cumplirlos, y creo que eso no es agradable. Se deberían hacer por gusto y no tanto como algo autoimpuesto. Al menos eso es mi punto de vista.

En este año hubo cambios, sin duda. El primero fue de forme de forma inconsciente, hace apenas unos días me percaté de ello, y es en cuanto a mi escritura. Me he dado cuenta de que antes solía escribir poemas, o intento de poemas (que son más bien prosas en un estilo poético) y ahora escribo historias cortas o microrelatos. Y eso e emociona porque es algo nuevo, y en lo que he recibido críticas positivas, sin embargo, no puedo evitar sentir un poco de melancolía por las prosas que solía escribir, pero tal vez para crearlas se necesita algo más, un muso quizá. Y quizá un día vuelva a escribirlas.

De la mano con lo anterior, este año por fin decidí mostrar lo que he escrito. Tuve la oportunidad de participar en un evento llamado FILA, donde tuve la oportunidad de leer lo que escribo ante personas desconocidas, y aunque fue un poco aterrador al principio, definitivamente me ha ayudado mucho. Antes solía guardar lo que escribía para mí, y solo lo compartía con OP, pero ahora me doy cuenta que es importante soltar las ideas, como si fuera mariposas, y dejarlas que vuelen y que las puedan apreciar (o criticar) otras personas. Inclusive he compartido entradas de este blog con más personas que conozco (en FB, por ejemplo), algo que no hacía por miedo. Pero eso ha cambiado, y me siento más libre. 

No todo ha sido sencillo. Otra vez, la vida, me ha recordado que uno debe soltar, que debe dejar ir, y que hay personas y relaciones que no pueden ser permanentes. Que cambiamos, y eso nos afecta en diferentes maneras, en distintos niveles; que la evolución es parte de la vida, aunque a veces sea muy complicado de entender.

Quizá una de las cosas más difíciles de este año, y que seguramente seguirá en mi mente durante el próximo, es la aceptación. Hace unas noches comprendí que uno tiene que hacer las pases consigo mismo. Aunque en primer lugar, ni siquiera deberías estar peleado contigo mismo. Pero lo estamos, la mayoría, pensamos en todas las cosas que nos gustaría cambiar de nosotros, y algunas son válidas, lo cierto es que a veces mantenemos una lucha interna que puede llegar a deprimirnos y frustrarnos. Entonces mi mente me dijo que en algunos aspectos, era hora de hacer las paces. Era tiempo de una tregua, de aceptar cosas que no podemos cambiar. Pero cuesta, y eso se convierte en un viaje. Pero creo que de eso se trata, de dejar de ser una pelea para convertirse en un viaje. Un viaje sobre ti mismo. Si tal vez suena trillado, pero creo que al final se trata de ser más libres. Siempre he creído en la libertad.

En cuanto al blog, he pensado en hacerle algunos cambios, pero aún no se cuando los implementaré. Necesito un curso sobre computación avanzada (lo anotaré mentalmente en los propósitos del 2016 :P). 

Ya no quiero que esta entrada suene a libro de autoayuda así que con esta entrada me despido de este año. Que arranque el 2016!

domingo, 27 de diciembre de 2015

Podría, habría, debería...

Porqué cuando algo acaba siempre nos preguntaremos:" pude haber hecho algo diferente? Pude mejorar en esto o aquello? Que hubiera pasado si...? " Es la naturaleza humana. Es nuestra renuencia a cerrar ciclos, a soltarnos, a dejarlo ir...

Siempre pensaremos que pudimos haber hecho mejor las cosas, esa es una de las tantas formas curiosas en las que trabaja nuestro cerebro. 

Y así mismo yo estoy pensando qué pude haber hecho diferente para salvar nuestra amistad. Tal vez tener mejor comunicación, tal vez criticar menos, tal vez entender más. tal vez, tal vez, tal vez... El eterno ciclo del "podría, habría, debería", de verbos en modo condicional que nos dicen (casi con certeza) de que las cosas hubieran sido mejor de otra forma, aunque eso no tenemos manera de saberlo. Hay infinidad de cosas que escapan a nuestro control, todas influyendo a nuestro alrededor, e incluso sobre nosotros en cada momento.

 Y aunque de vez en cuando me asalten los "podría, habría, debería", es tiempo de cerrar este ciclo y continuar.


jueves, 24 de diciembre de 2015

Feliz Nochebuena/Navidad!!!



Una feliz Nochebuena y una feliz Navidad para todos lo que visitan este blog, y también para los que tropiezan con el. ;)

lunes, 21 de diciembre de 2015

Chica rara...

Hace unos días una compañera de trabajo me hizo el comentario de que yo era una chica rara. No es la primera vez que me dicen rara, de hecho, me lo han dicho muchas veces y con el paso del tiempo he aprendido a tomarlo como halago. Yo, al igual que Sutter Keely, acepto la rareza. Creo que las cosas raras siempre le ponen la cereza al pastel. 

Cada vez que me llaman "rara", el contexto siempre varía. Y esta vez, fue precisamente, el contexto lo que llamo mi atención. Y es antes, mi compañera, me había la pregunta del millón: "porqué no tienes novio?" No tuve tiempo de responder (aunque sinceramente no había cruzado una respuesta por mi mente) cuando ella dijo: "es que usted es rara". Creo que en mi rostro se dibujo un gran signo de interrogación porque me pregunté que quería decir con eso. Pase un tiempo pensando en su comentario y tal vez he encontrado la respuesta, pero eso lo dejaré para otra entrada. Mi pregunta es, es que acaso los raros no tenemos derecho a enamorarnos?

Infinidad de películas y series de televisión pasan por mi mente. Es cierto, los raros no tenemos suerte en el amor. La mercadotecnia nos ha convertido en unos fenómenos de los cuales cuesta mucho enamorarse. Tal vez llegué tarde a la junta en la que propusieron el modelo estándar para las personas que pueden enamorarse. Que parámetros deben seguirse en las cuestiones del amor? Rayos!

Si eres raro, y esto puede definirse de múltiples formas, estás condenado a ser "foreveralone", o al menos eso ha decretado la sociedad. Aunque sinceramente ese me parece una mierd@. 

Se acercan fechas navideñas, y yo propongo un brindis por la rareza. Salud!


martes, 15 de diciembre de 2015

Untitled (VI)...

Mientras me fumo un segundo cigarro miro la hora en mi reloj dorado. 9:16 a.m. Tic tac. Observo detenidamente el movimiento de la pequeña manecilla: un segundo, otro segundo, otro segundo...Así han transcurrido 30 segundos y yo solo me la he pasado mirando un reloj! Bien lo dicen, que rápido pasa el tiempo...

El tiempo, ese viajero silencioso que nos acompaña toda nuestra vida y al que tanto tememos. Tic tac. Es el único sonido que emite de vez en cuando. De repente pienso en todas las cosas que están sucediendo en este mismo segundo: Que estará sucediendo en Marte? Y en Universo? Estarán colisionando planetas? Se estará formando alguna nueva estrella? Se esta expandiendo o contrayendo el universo? Mmmm.

Miro de nuevo e reloj. Ha avanzado unos minutos. Que larga me ha aparecido su ausencia...En términos simples podría decir que la ausencia no es más que la suma de años, meses, semanas, días, minutos y segundos pensando en él. Así de larga ha sido la espera.
Miro el reloj y le pido al tiempo, fervientemente, una tregua. Un período, aunque sea breve, en el que se detenga, en el que pueda disfrutar de su presencia, de su compañía, de su plática, de sus abrazos y sus besos. No pido un instante en el que el tiempo se congele al tocar su mano. No pido más que una tregua entre el tiempo y el amor. Pero parece en vano. No hay respuesta de su parte,

Oh el tiempo. Nos la pasamos luchando contra él, siempre persiguiéndolo, rogándole que nos alcance para hacer todo lo que queremos, aunque siempre lo posterguemos para mañana. Mañana, mañana, mañana, la cantaleta de siempre. Vivimos en el futuro, aunque eso sea científicamente imposible. Solo existimos en este momento, en este instante, en este segundo, cada uno de nosotros y el universo. Tenemos el ahora, el espectacular ahora, porqué empeñarnos en el futuro? 

Blah. Tal vez he perdido la cordura, al vez sea culpa del tabaco. Le doy un último vistazo a ese pequeño aparato mecánico con manecillas y le hago una vez más la misma petición: "Tiempo, por favor, concédeme una tregua".