domingo, 24 de abril de 2016

Work of Fiction: Madness

El amor es una de esas cosas difíciles de entender, o al menos siempre he creído eso. Pero es que mis historias de amor nunca las ha entendido nadie, yo en cambio he aprendido que para entenderlas tienes que vivirlas. Pero allí esta lo complicado, porque todos vivimos el amor desde nuestra perspectiva, como la mayoría de las cosas, y todo lo que no entre en nuestra perspectiva se nos hace difícil de entender. Es naturaleza humana.

Estábamos sentados sobre la cama. El ruido del tráfico matutino se colaba por la ventana pero eso no nos importaba, nosotros vivíamos solo en este momento, nuestro momento. Yo estaba abrazada a su cuello y contemplaba su rostro, él me miraba fijamente. Antes no le gustaba que yo hiciera eso, pero después de que le dije que a mí no importaban las marcas del tiempo en su rostro, se acostumbró. Pasé una mano sobre su cara, acariciando sus rasgos. Cuando toqué su barba me hizo cosquillas y reí. En ese momento él me tomó de la cintura y me atrajo hacia si. Me besó. Yo cerré los ojos, porque me gustaba concentrarme en el sabor de su boca, en la carnosidad de sus labios y en lo bien que besaba. Para mí el tiempo se detenía cuando me besaba, y no me importaba nada más. Sí, sé que suena a cliché.

Cuando terminó con mi boca, empezó con mi cuello. Sus besos me producían unas cosquillas extrañas, y siempre me reía. Recuerdo que al principio detestaba que lo hiciera, y al instante dejaba de besarme, pensaba que me burlaba de él. Pero no era así. Cada vez que besaba mi cuello sentía mariposas revoloteando mi estómago y eso me hacía reír. Era la locura que sentía por él. Creo que al principio había tantas cosas que no le gustaban de mí, y sin embargo, nos enamoramos y eso no tiene sentido. Él era más grande que yo, pero yo no creía que los años que había entre nosotros eran un obstáculo, al contrario, me parecía mucho más interesante.

Yo nunca había creído en los cuentos de hadas, me parecían historias absurdas, carentes de sentido. Pero las historias reales, en cambio, me fascinaban. Aquellas con complicaciones y enredos, aquellas que no siempre tienen final feliz pero que dejan huella. Aquellas en las que el amor te consume, porque si no te consumía para mí no valía la pena amar.

Sus manos empezaron a deslizarse bajo mi blusa y sentí mi respiración entrecortarse. Comenzó a acariciarme los senos. su manos, algo ásperas denotaban habilidad, que había adquiriendo acariciando a otras mujeres, antes. Eso yo lo sabía, pero tampoco me importaba. Sus caricias eran suaves y precisas, acelerando siempre en el momento adecuado, acompasándolo con su respiración y la mía. En un abrir y cerrar de ojos la blusa había desaparecido.

Caí sobre la cama y comenzó a besar mi cintura, su barba ráspandome, procándome un ligero cosquilleo que se expandía en todo mi cuerpo como las ondas en el agua. El corazón comenzó a latirme más rápido. Pero yo deseaba su boca, quería sentir el sabor una vez más. Nos besábamos ansiosamente, deseando más cada vez. Cerré los ojos y me dejé llevar por el éxtasis. 

Empecé a tener esa extraña sensación de estarme consumiendo, como si yo fuera papel y él fuera fuego, quemándonos. Y yo deseaba volverme humo y cenizas. Para mí el amor no tenía sentido si no te consumía, si no sentías ese fuego ardiendo por dentro.... pero eso era peligroso. Había pasado por tantas situaciones antes, que antes de conocerlo sentía que me había convertido en nada y que jamás volvería arder.

A veces sentía que ya habíamos traspasado la línea que separa el amor de la locura, ese inmenso abismo misterioso en el que puedes quedar atrapada. Quizás ambos lo sabíamos pero no nos importaba. Yo perdía el sentido de la realidad cuando estaba con él

En este momento yo me encontraba en una dimensión alterna donde solo nos encontrábamos los dos. Su piel rozaba con la mía, y sus manos se movían libremente por mi cuerpo. Mi visión se hacía cada vez más nublosa.

La imagen de mi recámara se desvaneció por completo y se convirtió en un paisaje distinto. La dimensión en la que nos encontrábamos era oscura pero hermosa, con una infinidad de partículas flotando alrededor de nosotros, quise tocarlas pero parecían estar fuera de mi alcance. La cama había desaparecido y nosotros nos hallábamos suspendidos en medio de todas ellas.

De repente sentí tensarse todo los músculos de mi cuerpo, y cada una de mis células nerviosas parecían querer estallar. Ya no pensaba, solo sentía. Y entonces comencé a caer en ese oscuro e inmenso vacío, las partículas brillantes caían sobre nosotros. Era el delirio en estado puro, era el amor consumiéndome.

Abrí los ojos y vi el techo. Comencé a relajarme. Lo besé una vez más y lo abracé, mientras sentía como su cuerpo y el mío se ajustaban al mismo ritmo de respiración.



Nota: Esta es una obra de ficción, cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia. La obra esa inspirada en la canción "Madness" de Muse, de la que se deriva el título.

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