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sábado, 28 de agosto de 2021

Antropología e Historia

 No sé si ya lo he mencionado antes, pero si no es así les voy a compartir algo: yo no quería estudiar lo que estudié. Vamos a rememorar un poco. Cuando era niña tenía los típicos sueños de ocupaciones que a esa edad tienes. Yo quería ser astronauta, al principio, pero después pensé que eso demasiado peligroso, y decidí que era mucho mejor ser astronomía. De hecho hasta tengo un telescopio y toda la cosa, esta guardado pero algún día, en mi retiro, lo sacaré y me pondré a observar el cielo nocturno mientras me tomo una copa de whisky, pero ya me estoy desviando del tema. El punto es que esa idea permaneció  un buen rato en mi cabeza. Después pasé por otros carreras, pero fue en la secundaria en la que realmente me dije que lo que a mi me gustaba, me apasionaba era la historia de México. De verdad, historia era mi materia favorita, siempre sacaba 10, y era en la única que participaba por voluntad propia. 

Para cuando llegué a la prepa, estaba muy segura de que quería estudiar Antropología e Historia. Yo ya me veía en las pirámides excavando y encontrando fósiles antiguos, con el típico traje de los que vemos en las películas. Pero lamentablemente esto no sucedió, porque mis padres no estaban de acuerdo con mi elección. No los culpo, porque ellos tenían la idea de que esa carrera no era bien retribuida económicamente en México, y aceptémoslo, que carrera lo es? Solo la política, pero eso es tema para otra entrada. Siempre me dijeron que esa no era carrera, sino un hobby. Así que, sin el apoyo de mis padres, y tristemente decidí decantarme por otra carrera. 

Haciendo una retrospectiva, lo único que a veces me da un poco de recelo, es el hecho de que, si hubiese aprobado el examen de admisión en la UNAM para esa carrera, la de Antropología. Y lo sé, porque presenté el examen para otra carrera, pero no alcancé los puntos, pero para la otra si me alcanzaban. A veces pienso que hubiese sido una buena antropóloga o arqueóloga o paleontóloga. Me obsesioné tanto, que durante un tiempo, pensé que solo me casaría con alguien que fuese de carrera, jajajajaja wtf.

Desde ese entonces no he leído nada de historia, me alejé, pero no sé realmente la razón. Pienso que fue por que no tenía mucho tiempo, mi carrera era muy absorbente, pero ya no he vuelto a sumergirme en el mundo de la historia porque quizás todavía siento un poco de nostalgia por lo que pudo haber sido, y no quiero recordarlo. No lo sé, pero no he vuelto a abrir un libro sobre eso. Ya dirá el tiempo si algún día regreso a ello. Ah y si se preguntan que carrera estudié al final, fue Bioquímica.

Esta entrada no es la que tenía planeada escribir,  pero lo considero un preludio necesario para la que sigue, así que hasta aquí la voy a dejar para que no sea tan larga. Por cierto, me animé a escribir sobre esto gracias a mi compadre, el conejo pestilente, que también tuvo una experiencia similar. Los invito a leer su blog, les dejo el enlace aquí. Saludos.

viernes, 3 de julio de 2020

El poder de los recuerdos...


El día miércoles me dispuse a iniciar un curso que me indicaron por parte del trabajo. Me di cuenta de que necesitaba una libreta para tomar notas, y me dirigí hasta un anaquel donde tengo guardadas algunas que todavía tenían hojas en blanco y que podían reutilizarse, saqué una al azar y me di cuenta de que era una de las que había llevando durante la maestría en Gto, comencé a hojearla, y mientras lo hacía, como si fuéramos un par de clavadistas sincronizados, los recuerdos comenzaron a desbordarse por mi mente. Uno tras otro y sin parar, aparecían imágenes, imágenes muy breves pero muy claras de muchos momentos que viví allá. Para los que han leído este blog, sabrán que mi época en Gto fue un tanto tormentosa, así que nos les mentiré, sentí ganas de llorar, pero no lo hice. Pensé que quizás sería mejor idea y dejar los recuerdos donde pertenecían, guardados en ese anaquel. Sin embargo, porque una parte de mí me dijo que tenía que sobrellevarlo, junto con el presente, porque así sería por siempre.

Quizás el efecto fue así, dado un suceso que pasó un par de semanas. Es extraño como a veces, de la nada, tu pasado se vuelve a hacer presente, aunque realmente nunca nos deja del todo. Después vi la foto de un compañero que vive allá, y que puso una foto de la ciudad, resaltada por sus luces en la noche, preciosa, antigua, con el aire particular que la caracteriza. Juró que cuando vi esa foto podía sentirme ahí, de nuevo, como cuando vivía allá. Después, aprovechando la melancolía, me puse a escuchar canciones que me recordaban aquél tiempo, que a veces parece haber ocurrido hace muchísimos años, y otras tantas, parece haber ocurrido ayer.

Finalmente, como última idea nostálgica de la noche, se me ocurrió resucitar mi antiguo teléfono, aquél que me acompañó durante aquella etapa, y que se convirtió en un preciado tesoro. Quería recuperar mis recuerdos de forma palpable, así que me dije que el día de mañana lo intentaría. Y aquí estamos hoy, escribiendo esta entrada después del experimento. Lo conecté, y para mi sorpresa, prendió. Con un poco de nervios, y después de dar un profunda exhalación, accedí a él y comencé a buscar lo que quería. Y allí estaban, las fotos de esa época.... las miré un buen rato y me dije que ya no me parecía, eran imágenes de otra vida. Me pregunté como sería la vida de algunas personas que aparecían en esa foto, tres años no parece mucho tiempo y sin embargo a mí me parece que han transcurrido como mil. Las guardé en mi nuevo teléfono, a veces es bueno echarle una vista al pasado.

De repente me pongo a pensar que hubiese pasado si... como sería ahora? No lo sé, nadie lo sabe. O tal vez si, tal vez esa yo exista en un mundo paralelo, pero eso no puedo saberlo. A veces me parece extraño, como ciertos objetos tienen tanto poder sobre nosotros, es como si tuvieran la magia para revivir el pasado, o quizás seamos nosotros, imprimiendo esos recuerdos en ellos. 

Y es que hay noches llenas de recuerdos, hay noches en que el tiempo retrocede, y parece que puedes casi palparlos. Hay noches donde el poder de los recuerdos se hace presente.

jueves, 14 de marzo de 2019

Untitled (XVIII)...


A veces me invento recuerdos para no olvidarte.
A veces, las preguntas más banales me vienen a la mente, y las hago para ti.
A veces, quisiera viajar a ese mundo dónde si existimos, dónde si somos.
A veces le escribo  a tu ausencia para ver si te encuentro vagando entre las líneas.

A veces camino por rumbos distintos, con la esperanza de toparme contigo.
A veces, tarareo la canción que me dedicaste.
A veces te sueño, y a veces te olvido.

A veces te odio, y a veces te extraño.
A veces te lanzo un suspiro y a veces te miento la madre.
A veces brindo en tu nombre, y a otras me emborracho por lo mismo.
A veces quisiera correr para abrazarte, otras más para cachetearte.
A veces le gritó a tu ausencia, mientras en secreto, anhelo tu presencia.

A veces quisiera borrarte de mi memoria,
más luego recuerdo, que te llevo, abrasado en el corazón.
A veces quisiera que se me olvidara tu nombre,
y es cuando más lo escucho sin razón.

A veces quisiera regresar...
pero luego recuerdo que solo tenemos la nada
porque no puedo haber algo
donde solamente uno quiso.

***
Esta entrada estaba en el baúl de los recuerdos, pero mi OP me inspiró a publicarla.