lunes, 8 de febrero de 2021

¿Existe la Privacidad?

¿Recuerdan que hace poco se armó todo un alboroto porque se habían actualizado las políticas de privacidad de Whatsapp y ahora tendrían más acceso a nuestros datos? Bueno, todo ese embrollo me puso a pensar en si todavía existe la privacidad. Recuerdo claramente como era la vida antes de los celulares, y por eso, creo que puedo ver de una forma más clara como la vida ha cambiado con ellos. Antes ni pensar en que podías tomarte una foto con el celular e inmediatamente compartirla en una red social. Todo conllevaba una serie de pasos para poder tener esos bonitos recuerdos impresos, y claro, para compartirlos, tenías que sacar los pesados álbumes familiares. 

Y sin embargo, ahora todo es distinto. Ahorita podemos subir una foto y compartirla con miles de extraños en instagram, que la vean en todo el mundo! Claro, podemos tener una cuenta privada y solo compartirla con la gente que conocemos, pero la moda de los hashtags y la posibilidad de volverte popular lo vuelve casi irresistible. Y precisamente es ahí, donde muchos han encontrado una droga: la atención.

Sin duda, las redes sociales no han brindado algo que muchos deseamos: tener atención. Y eso es algo que nos motiva a mantener estas redes y seguirlas alimentando con nuestros datos y nuestras fotos y todo lo que nos pida. No puedo culparnos, creo que la necesidad de atención es algo innato en el ser humano. Queremos ser vistos y apreciados por nuestro entorno, o buscar un nicho donde nos lleguemos a sentir de esta manera. Por eso salimos a compartir nuestra vida con el mundo, con la esperanza de encontrar a alguien que comparte nuestros gustos, o quien nos entienda, con quién podamos identificarnos. 

Creo que cada vez menos cosas podemos mantener privadas. La mayoría de las cosas   están a un click de ser compartidas o encontradas por nuestras aplicaciones, apuesto que, los programas saben muchos de nuestros secretos. A veces incluso, he llegado a pensar si no leen mi mente, porque luego veo anuncios respecto a cosas que traigo en la mente.

Lo que hizo whatsapp, de notificarle a los usuarios que las políticas de privacidad cambiarían fue meramente una cortesía, porque si no lo han hecho ya, lo harán de todos modos. Aún así, logró encender las antenas de la gente, que empezaron a preocuparse sobre "la pérdida de su privacidad". La cual, aceptémoslo, ya está pérdida desde el momento que adquirimos un celular. Quizás si en el contrato viniera esto con letras mayúsculas lo pensaríamos dos veces, o quizás no, porque al fin y al cabo necesitamos estar comunicados. Es extraño pensar como, las grandes empresas están dispuestas a pagar millones por adquirir nuestros datos, mientras que nosotros solo los damos de gratis (bueno, solo que cueste el telefono).

¿Se puede aún mantener la privacidad? Supongo que si, pero eso dependerá de cada quién. Hay cosas que guardamos y no compartimos con nadie. Que vagan por nuestra mente y que posiblemente ahí permanecerán por siempre. Eso es lo que nos queda. Y sin embargo, pesé a poder comunicarnos en cuestión de segundos, y en todo lo que ha avanzado la tecnología, no podemos permanecer en casa durante una pandemia, pero eso lo dejamos para la siguiente entrada. Saludos.

lunes, 1 de febrero de 2021

Mi obsesión con UK

Ayer me planteé sinceramente la posibilidad de dejar este blog. Pensé que quizás ya había concluido su ciclo y que quizás era tiempo de algo diferente. Realmente aun no lo sé, pero si eso pasa, a los poco lectores que pasen por aquí le avisaré.

El día de hoy no quise hacer una entrada muy reflexiva, sino algo mucho más light. Así que les voy a contar de mi obsesión con UK, también conocido como Reino Unido. Si no mal recuerdo, yo diría que esto comenzó cuando descubrí a Shakespeare. Comencé a leer a Shakespeare cuando tenía unos catorce años de edad, más o menos, y me encantaron sus obras. Empecé por Romeo y Julieta, y de ahí proseguí con otras de sus obras, hasta que leí mi favorita: Sueño de una noche de verano. Recuerdo que, mi padre, me regaló un pequeño libro donde venía la autobiografía de este autor, y yo me imaginaba los bellos paisajes de Stratford-upon-Avon (donde nació Shakespeare) y la época isabelina. Todo esto se tornaba demasiado bonito y romántico de mi mente en aquellos años.

Cuando ingresé a la preparatoria, una de mis mejores amigas, que conocí ahí, me platicó que recientemente había viajado a Londres. Su recuento del viaje fue lo que nos hizo amigas, y sin duda , ella influyó en  mi gusto por este país. Me introdujo al "concepto" de la monarquía británica y todo lo relacionado a la realeza. Desde ahí comenzó mi gusto, no solo por su literatura, sino también por su historia. Aunado a esto, fue que descubrí la existencia de Harry Potter y eso desató aún más mi furor por todo aquello que sea británico.

Poco a poco, con el paso del tiempo, muchas cosas de este país se fueron colando entre mis gustos, incluso algunas desconocía que eran británicas hasta que lo buscaba en Wikipedia. Así fueron entrando  los libros de Jane Austen, y la maravillosa novela de "Cumbres Borrascosas" y la música de Queen y los Rolling Stones. Para mi edad adulta, yo ya me consideraba una versión latina de Bridget Jones.

Sin duda alguna, es uno de los países que me gustaría visitar en el futuro cercano, y uno de los que más me gustan. Me encanta su acento y definitivamente creo que son un país con una historia y cultura fascinante. No acabaría de citar aquí todos mis gustos británicos, pero si alguien quiere sugerirme algún grupo, autor, película  sobre este país, por favor deje en un comentario con su recomendación. 

Gracias por leer.

sábado, 9 de enero de 2021

Cambiar el mundo...

 Me encanta la idea de pensar que de niños tenemos la maravillosa idea de cambiar el mundo. Creo que todos pasamos por eso y es bastante increíble el hecho de que, desde pequeños, notamos que las cosas en el mundo no están bien, y que necesitan un cambio. Sin embargo, a lo largo del tiempo, esta idea se va desdibujando porque nuestras necesidades se convierten en prioridades que tenemos que cubrir, y son la razón de que vayamos a trabajar. Hay que proveer. 

Sin embargo, en algunos, esta idea sigue latente, y buscan alguna forma de lograr un impacto en nuestro mundo. Quizás de una manera pequeña, pero sabiendo que eso puede ayudar en su entorno inmediato. Lograr un cambio no es fácil, requiere de un largo camino por el que hay que pasar pero que puede llegar a su cometido.

Yo también tenía esa idea. Aún la tengo, aún creo que puedo poner mi granito de arena tratando de cambiar el mundo. Antes solía pensar que para hacerlo necesitaba tener muchísimo dinero y una mega corporación para lograrlo, y aunque esto si podría tener un impacto a gran escala, lo cierto es que esa no es la única manera.

He pensado mucho trabajo. Cuando me convertí en maestra (porque no estudié para serlo) me di cuenta de que tenía una oportunidad, de que, quizás, si podía orientar a mis estudiantes, de fomentar en ellos los cimientos de la ciencia, podría poner mi granito de arena. Desde entonces esa se ha convertido en una misión para mí. Sé que no puedo hacerlo en todos, pero sé que con uno, que pueda interesarse en la ciencia, y que a partir de eso pueda trabajar en ello y quizás en el futuro, lograr un impacto en mayor escala, sé que contribuí en algo para cambiar este mundo. 

Cada vez que piso un aula de clases, pienso en que debo despertar en mis estudiantes: curiosidad, duda, imaginación, análisis. No solo conocimiento, sino el que pueden preguntarse "hay más?", "que más puede hacerse" y que eso los empuje a dar los saltos necesarios para llegar a lo que quieren ser y lograr.

En un país dónde el sistema educativo es un asco, mi trabajo me lo tomo muy en serio. Me doy cuenta de que en verdad, es un trabajo en el que puedes cambiar el mundo, y que es esencial para el futuro. Todavía creo en él, pese a las decepciones que me he llevado, pese a la cantidad de trabajo que puedo llegar a tener (y que a veces no quiero hacer), me motiva el hecho de qué quizás algún día, este mundo si pueda ser un lugar mejor.

martes, 5 de enero de 2021

¿Algún día seremos felices?

 Esta no es la entrada que tenía pensada publicar, pero la neta quiero compartir con ustedes esto que traigo atorado en la mente. El tema surgió derivado de una conversación que tuve con una amiga, y fue complementado sabiamente ayer con OP en una plática nocturna que diría yo, fue muy productiva. Así que empecemos.

La platica surgió de que una amiga que me estaba diciendo, en pocas palabras, que no se sentía  feliz con su vida en este momento, no sentía que la llenaba y se sentía un tanto deprimida. A ojos de la mayoría de las personas, inclusive yo, le dije que tenía todo lo que la mayoría de las personas desea tener, quizás no como ella quisiera, pero de una u otra forma lo tenía y que pensará en ello en vez de enfocarse en el hecho de que las cosas no estaban como ella quería. Debo decir que mientras estas palabras salían de mi boca, rebotaron en mí de una manera estrepitosa. Fue entonces que me surgió todo este debate mental, la eterna pregunta existencialista de ¿podemos algún día ser felices?

Esta pregunta ha sido respondida por muchos filósofos a lo largo del tiempo, así que si quieren algo más coherente, los invito a leer sus interesantes y un poco enredadas teorías, porque aquí solo van a encontrar mi opinión, lo cual ya sabemos que puede ser completamente errónea y que esta basada en mi punto de vista. Siempre he pensado que los humanos somos bien curiosos, por decir lo menos, porque aunque tengamos todo aquello que "en teoría nos debería hacer feliz" por alguna extraña razón nos obsesionamos con aquello que no tenemos. Y esto me causa bastante revuelo porque creo que todos llegamos a pasar por eso. Fue entonces que me puse a pensar en mi amiga, y en como a mis ojos ella tiene todo lo que se necesita para ser feliz (aclaremos desde ahorita, que hay muchas cosas mal en esta oración, pero eso es tema para otra entrada) y me doy cuenta de que esa es mi perspectiva. Hice el ejercicio de tratar de ponerme en los zapatos de ella, y me di cuenta de que, a sus ojos, ella podría, hasta cierto punto, querer algunas cosas que yo tengo y que en teoría, también, deberían hacerme feliz.

En ese momento me di cuenta de que los humanos tenemos problemas psicológicos cañones y que nos la pasamos, tristemente, añorando otras vidas, cosas que se ha acentuado más por las benditas redes sociales. A veces creo que es hasta dañino la cantidad de tiempo que pasamos en Instagram mirando y admirando la vida de las demás personas. 

Constantemente olvidamos que la vida esta constituida por pequeños momentos, y que esos momentos son fugaces, pero que hacen que la vida valga toda la pena del mundo mundial. Hay veces en que he llegado a pensar que mi vida es demasiado aburrida, simple, y sin sentido, y es extraño pensar que puede haber alguien que quisiera estar en mi lugar. Racionalizar eso te pone un poco más las cosas en perspectiva. Pfff.

A veces parece, como si las cosas en verdad se alinearan. Después de tener esa plática con mi amiga que me desató todo este debate mental, vi la película de Soul (que se las recomiendo) y me di cuenta de que en verdad, todos compartimos esa idea de soledad, pérdida del sentido de nuestra vida e infelicidad, es un sentimiento tan universal que simplemente me dejó sin palabras. El ver la película me hizo pensar demasiadas cosas, y recordar otras tantas. 

No sé, quizás las últimas entradas del blog han estado un tanto profundas, pero a veces es bueno hablar de estas cosas. Saludos!

sábado, 2 de enero de 2021

Self - care

Que mejor que iniciar el año, hablando de un tema que me ha causado mucha curiosidad, sobre todo por el manejo que se le dio en el 2020 a través de las redes sociales. Durante el año pasado el "self-care" o mejor dicho en español, el autocuidado, se volvió una tendencia, y la mercadotecnia y las industrias supieron capitalizar en el, como con casi todo lo que se vuelve una "moda".

Lo cierto es que, en mi feed de Instagram y en muchos artículos en la web, veía anuncios publicitarios en lo que se me anunciaban múltiples productos, que me prometían esa maravillosa experiencia del self - care. Todo se reducía a compra, compra, compra. Compra este producto y tendrás una piel maravillosa, compra este otro y tu seguridad aumentará, bla, bla, bla. Y no digo que no, invertir en uno mismo, cuesta, pero creo que la idea del autocuidado se esta yendo mucho más por el lado físico, y claro que es importante cuidar tu imagen, sin embargo, el autocuidado va mucho más de la apariencia, eso es solo la superficie, pero todos tenemos capas y hay que cuidar cada una de esas capas.

El autocuidado no es solamente gastar en los productos cosméticos más caros, sino también es invertir en tu aprendizaje, en tu desarrollo, en tu alimentación y en cambiar de hábitos y perspectivas. Pero eso es mucho más complicado, y preferimos hacernos a la idea de que ponerte una mascarilla y ver Netflix es autocuidado. Y si, relajarse y disfrutar de una película y serie, claro que es parte de pero no lo es todo.

El autocuidado requiere de mucha fuerza de voluntad, esfuerzo que en muchas ocasiones, no  estamos dispuestos a hacer. Hacerte consciente de lo que comes es difícil, porque nos dejamos llevar por aquello que nos gusta y nos da placer, por eso es que muchas veces permanecemos en rutinas que no son sanas. El autocuidado es reconocer nuestras emociones y trabajar en ellas, mejorar, aprender algo nuevo, cambiar de hábitos, intentar entender otros puntos de vista para ser más empáticos, o atrevernos a tener nuevas perspectivas. Es también, cuidar nuestra psique y reconocer que a veces necesitamos terapia, y que esta bien. Que no pasa nada por tomar medicamento que nos haga sentir mejor (vigilado y recetado, obviamente), que cambiar conductas cuesta muchísimo, y que probablemente fallaremos un par de ocasiones. Que es sano poner límites y terminar relaciones que nos hacen daño.

El autocuidado tiene también, su lado espiritual, que también es muy importante y que requiere de atención y de práctica, de ser más conscientes de nuestras acciones, porque ellas repercuten en los demás y en nuestro entorno. A veces olvidamos, que nuestro autocuidado interior influye mucho en el exterior. Entonces no nada más es untarte miles de cosas y ya. Es nutrirte: leyendo, viajando, visitando, aprendiendo, hablando, escuchando, cambiando.  Es saber que cada cosa que deseas consumir influirá en ti, te alimentará de alguna manera, entonces debemos aprender a escucharnos para poder autocuidarnos.

Yo ya me explayé, pero creo que Helena Boham lo dice mucho mejor que yo, y mucho más bonito también: 

"Pienso que todo en la vida es arte. Lo que haces. Cómo te vistes. La forma en que amas a alguien, y cómo hablas. Tu sonrisa y tu personalidad. Lo que crees, y todos tus sueños. La forma en que bebes tu té. Cómo decoras tu hogar. O una fiesta. Tu lista del mercado. La comida que haces. Cómo luce tu escritura. Y la forma en que sientes. La vida es arte."

Bonito inicio de año.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Lecciones que aprendí en el 2020

Como ya es tradicional en este blog, vamos a hablar de aquellas cosas que aprendí este año. Algo que me sorprendió es que pese a tener más tiempo para escribir en el blog, es el año en el que publiqué menos... quizás la inspiración no me llegó tanto como en otros años. Bueno, empecemos.

1) Que las amistades van cambiando a lo largo del tiempo. A veces alguien que conoces desde hace mucho tiempo, ha cambiado tanto y tu también que simplemente la visión que compartían de las cosas ya no existe, y por lo tanto la amistad ya no es la misma. 

2) Que aunque sea doloroso es necesario alejarme de ciertas personas. Este año me di cuenta de que poner límites es muy importante para tener relaciones sanas, y que las personas que no entiendan tus límites y no los acepten, simplemente deben salir de tu vida. 

3) Este año, una vez más, me mostró que la vida es muy cambiante. Que no importan los planes, o las cosas como tu las crees, porque de un día para otro todo puede cambiar, sin previo aviso, solo sucede.

4)  Que hay que aprender a apreciar mucho la soledad. Fueron tiempos difíciles para todos, y muchas personas se tuvieron que aislar. Aprender a convivir con nosotros mismos y nuestra soledad se convirtió en algo realmente importante. Se tiene que aprender a lidiar con la soledad, no hay de otra.

5) Que hay mucho trabajo interno propio que tengo que realizar. Este 2021 pienso distanciarme de algunas personas porque creo que es lo más sano para ambas partes. Y aprender a sobrellevar ese distanciamiento que yo he elegido hacer. También tengo que trabajar aún más en mis límites. Tengo que invertir más en mi self care, pero no solo el físico, sino en el mental y espiritual.

6) Que debo, también, alejarme un rato de las redes sociales. Han dejado de ser divertidas para convertirse en un lugar tóxico (si fb, te estoy hablando a ti) donde lo único que se hace es linchar, juzgar y criticar públicamente a las personas que no comparten una idea que la mayoría ve como buena o justificada.

7) Que los seres humanos somos frágiles y que aun nos falta un largo camino en este proceso llamado evolución, y que hay organismos que nos llevan la ventaja.

Esto es lo que he aprendido a lo largo de este año, y en lo que también trabajaré en el siguiente. Por cierto, feliz post Navidad, aunque sé que han sido tiempos difíciles, y de hecho no quería utilizar el término "feliz", así que  espero que lo hayan pasado lo mejor posible en las condiciones actuales.