lunes, 21 de diciembre de 2020

La modificación de los conceptos

 A lo largo de nuestras vidas, y conforme vamos pasando por distintas cosas y vamos evolucionando, los conceptos que tenemos  sobre distintos temas van cambiando.  A veces ocurre "algo" que te hace modificar el concepto (o mejor dicho tu propio concepto)  de lo que tu creías o considerabas que así era. Nuestra mente, es tan maravillosa, que el cerebro va recopilando cada día nuevos datos que nos permiten modificar muchas cosas que nosotros ya dábamos por sentado que conocíamos, aunque esto, muchas veces puede ser doloroso, sobre todo cuando va ligado al aspecto sentimental, porque te vas danto cuenta de que lo que antes tu considerabas importante, puede ser que con el tiempo ya no lo sea.

Una de las cosas que se ha modificado para mí, y sobre todo en este año, ha sido el concepto de amistad. Ciertamente mi concepto no es el mismo que yo tenía cuando iba en la primaria, aunque ciertamente también, si se conservan algunas bases, pero antes te peleabas por cosas sin importancias y pensabas que era el fin del mundo, ahora te peleas por cosas que son mucho más complicadas y a veces, si es el fin de esa relación.

A veces me pongo a pensar en como este concepto de "amistad" ha cambiado tanto para mí a lo largo de los años, e incluso a veces, al paso de unos meses. Y es que tanto las acciones que tu haces, como las que hace la otra persona, pueden dar al traste con ese concepto preconcebido que tu tú tenías. Para mí, cada vez que termino una amistad, o lo que yo consideraba una amistad, me hace replantearme ese concepto y me hace redefinirlo para mis futuras relaciones, y también para las presentes. 

Este replanteamiento no es fácil, porque viene acompañado de muchos sentimientos, pero cuando haces una retrospectiva de las cosas, puedes darte cuenta de varias cosas. Creo que definir nuestros conceptos en el ámbito sentimental es sano, nos ayuda a darnos cuenta de nuestros errores y trabajar en ellos, de poder cambiar ciertas actitudes, y de revalorizar nuestros lazos con la demás personas, además de que nos permites establecer límites, lo cual (me he dado cuenta) es esencial y necesario.

Cualquier tipo de relación siempre será complicada, porque siempre tendrá que hacer un proceso de "ceder y aceptar" porque cada persona siempre es diferente, y tiene sus propios defectos y virtudes, y está en cada uno de nosotros el decidir cuales de haces actitudes estamos dispuestos a sobrellevar y cuales no tienen cabida en nuestros conceptos.

Sin duda una de las lecciones más importante que aprendí este 2020.

domingo, 6 de diciembre de 2020

La sororidad

La semana pasada me fui a tomar un cafecito con una amiga. La verdad es que tuvimos una de esas pláticas (que ya me hacía falta) que puedo decir que fue bastante provechosa. Hablamos de muchas cosas y nos sinceramos en varias, y me doy cuenta de los mucho que extrañaba ese tipo de pláticas que tienen profundidad y que no solo se centran en el trabajo, o en cosas banales, sino en aquellas donde realmente las partes comparten algo de ellas mismas. Teniendo esa plática con mi amiga, me doy cuenta de que a las mujeres (específicamente) nos hace falta hablar de muchos temas, de aperturarnos un poco más a cosas que nos guardamos por el temor a ser juzgadas. Creo que, cuando compartes algo que habías decidido mantener guardado por pena, te liberas, y puedes hallar una conexión mucho más profunda con tus amistades. 

Mi amiga esta emprendiendo un viaje, pero no me refiero a un lugar, sino un viaje personal, y realmente me siento muy entusiasmada por ella. Le he visto un cambio de actitud y una onda positiva bastante cool que puedo ver en sus ojos. Este viaje que ha empezado, y que ha seguido, porque no es fácil mantenerlo, me parece que le esta ayudando a resolver algunas cuestiones personales, lo cual me parece algo muy bueno. Creo que siempre que haces algo positivo por ti y para ti, se refleja, y no solo en uno mismo, sino que permea a los demás. Y justamente a este punto quería llegar.

Durante la plática mi amigo me dijo "es que me he inspirado en ti" y no saben lo bonito que sentí al escuchar esas palabras. Si se puede considerar un halago, creo que es de los más bonitos que me han dicho. El hecho de que ella me considere como una "inspiración" aunque sea en algo simple pero que al mismo tiempo es parte de su viaje personal realmente me llega. Y no solo lo veo en mí, veo que ella trata de compartir cosas positivas a otras personas y eso en verdad, me da mucho gusto. 

Me alegra que poco a poco, se vaya tejiendo esta sororidad en su mundo, y que a la vez, me consideré dentro de él, porque seamos honestas, por más feminismo que vemos anunciado, yo no he visto demasiada sororidad en mi entorno. Lamentablemente, en mi país, creo que esta sororidad de la que tanto se habla, se esta construyendo, esta como en los cimientos, pero muchas veces falla por distintas causas. De hecho, recientemente me pregunté si algún día seríamos capaz de alcanzar dicha sororidad, porque sinceramente, a veces no la veo. 

No, no se trata de fingirla ni de aplicarla todo el tiempo, pero a veces me desconciertas, que siendo nosotras mujeres, y muchas veces amigas, lleguemos a tener comportamientos o comentarios misóginos hacia nuestras semejantes. Lo sé porque en varias ocasiones me ha sacado de onda, el hecho de recibir ciertos comentarios de mis amistades justificando comportamientos o acciones, que a mi parecer, como sociedad civilizada que somos, no lo son y s me hace increíble. Creo que muchas veces las mujeres podemos no ser conscientes de este tipo de comentarios, y los hacemos sin pensar y sin darnos cuenta de que hay toda una historia detrás del porque los hacemos.

Me parece que, aunque hemos avanzado mucho como colectivo, aún tenemos bastante trabajo que hacer en nuestro entorno inmediato. A veces se nos olvida que un simple comentario diciendo algo bonito o agradable pueda ayudarle a una persona en su día,  o a si misma. Comentarios que de verdad salgan desde el fondo de nosotras diciendo aquellas cosas que admiramos de la otra persona, o algo que nos guste de ella, eso puede ayudar a que la otra persona se sienta mejor. Ojalá que sí, ojalá que algún día alcancemos esa sororidad a la que tanto aspiramos. 

domingo, 22 de noviembre de 2020

La "diferencia" (no, no es la canción)

 

Pensé que ya había pasado mucho tiempo desde que había escrito y me doy cuenta que han transcurrido solo 20, vaya, que relativo es el tiempo. Desde esa ocasión hasta hoy no había sentido muchos ánimos de escribir porque se han sucedido varias cosas, como una reacción en  cadena, y todo eso ocupaba lugar en mi cabeza y no tenía ganas de ocupar mi espacio en algo más que no fuera en el presente. Sin embargo, estoy aquí, aunque no muy convencida sobre la entrada que escribiré. 

Una de las cosas que han sucedido, fue que tuve una "diferencia" con un amigo (aunque sinceramente no sé si amigo sea el término correcto, pero lo vamos a dejar así). Resulta, y voy a resumir mucho la historia, que en el pasado, yo ya le había comentado que había ciertas cosas que hacía que no iban conmigo, osea ciertas acciones en lo que respecta a nuestra manera de comunicarnos que no me gustaban y que por favor en lo que respecta a mí persona tratara de evitarlas. Si ya sé que uno no va a cambiar a la gente y bla bla bla, pero neta, creo que a veces si alguien te solicita algo, puedes por lo menos intentar hacerlo. En fin, resulta que aquella vez que le dije se indignó pero al final lo arreglamos y todo normal. Llegas a un punto en el que sabes que no puedes cambiar a la gente y solo fluyes con ellas, o te alejas, ambas cosas son aceptables. Bueno yo sobrellevé nuestra "amistad" aunque cada vez menos cosas me parecían, así que comencé a distanciarme un poco (aunque ahora pienso que no lo suficiente).

Sobrellevé y sobrellevé. Yo solía ser de las personas que nunca decía cuando algo me molestaba para no entrar en conflictos, ahora si lo digo para evitar futuros conflictos, pero aceptemos que si no hay cooperación de la otra parte, el conflicto es inevitable. Entonces el fin de semana pasado me harte y le dije una de las cosas que pensaba, obviamente no le pareció y se indignó, me contestó algo que tampoco me pareció y desde ese entonces no hablamos.

No es la primera vez que me sucede, y dudo que sea la última. Creo que a veces pecó de expresar mis opiniones y termino siendo vetada, pero la neta, creo que es porque una parte de mí ya esta cansada de lidiar con ciertas actitudes infantiles, yo sé que nada es 100% maduro (si es que eso existe) pero creo que hay ciertas actitudes que de plano deben quedarse en una etapa mucho más atrás. Creo que inconscientemente, a veces "suelto" lo que pienso cuando ya no estoy con la ganas de seguir invirtiendo mi tiempo en una "amistad" con alguien que no compagino en actitudes, valores, o con apertura a diferentes opiniones. Quizás en esta historia, parezca que la cerrada soy yo, pero créanme que he tenido discusiones con otros amigos y nuestra amistad sigue como si nada, porque ya sabemos que habrá diferencias y que son aceptables.

Sin embargo, con esta persona, me doy cuenta que cada vez que le he expresado mi desacuerdo en algo simplemente se indigna, o ya no quiere seguir hablando; pero cuando he estado de acuerdo con él todo fluía muy bien. Es en ese punto donde cuestiono nuestra "amistad", cuando digo lo que no me parece y me lo tachan de "reclamos", cuando la otra persona solo quiere escuchar "halagos" pero no diferencias de opinión, o cuando cree que lo a mí me molesta no es importante. 

Cuando un recuento de todas estas veces que me ha sucedido algo similar me pregunto si yo soy la villana del cuento. Quizás para ellos sí, y quizás nunca nos entendieron mi forma de ser, ni yo la de ellos. Supongo que no puedes estar en la misma frecuencia con todos. Espero no haberlos revuelto mucho con mi historia. See you next time.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Maternity Issues

En las últimas semanas me ha aparecido un comercial en YouTube de manera frecuente, el comercial habla sobre problemas de infertilidad y que puedes hacer. Al principio lo tomé como un anuncio más del montón, sin embargo, cada ves sentía que aparecía más y más y comencé a preguntarme, Universo estás tratando de decirme algo? Así que me he puesto ha reflexionar sobre el tema.

Lo cierto es que cada año que transcurre, siento como el reloj hace tic tac, cada vez más fuerte, y una voz dentro de mi cabeza me pregunta: acaso no quieres tener hijos? Durante los últimos años, la respuesta ha dio un constante "aún no", pero nunca lo he descartado por completo. Y sin embargo, cada vez más seguido escucho a mi mente decir "el tiempo se agota".

Pasado unos días después de mi cumpleaños, me puse a pensar en este tema. Hay varias razones por las que siento que aún no es momento de tener hijos, pero yo siempre he sido de la idea de que querer convertirte en madre debe brotarte de lo más profundo de tu ser, deber ser una fuerza abrasadora que te llene y te haga decir "quiero ser mamá". Sobre todo porque esa decisión, es una de las más importante que puedes tomar en la vida. Porque no solamente va a transformarte a ti, a tu futuro y todo tu entorno, sino que también ahora tienes la responsabilidad de guiar otra vida. Y eso se me hace abrumador. 

Recientemente vi el documental de Paris Hilton, y uno de los temas que ella trata, es precisamente, la maternidad. Ella a su edad tampoco tiene hijos, pero no lo descarta aunque ya no esté tan joven. Eso me hizo preguntarme a mi misma, y si llegó a su edad y tampoco los tengo? Porque seamos sinceros, la edad importa. Y entonces vuelve a sonar e tic tac.

Cuando veo a mis amigas que ya son mamás, pienso en si yo un día seré de "su club", y la verdad es que no tengo una respuesta para eso, no puedo decir si o no porque aun no lo sé. Siempre he pensado que llegará el momento adecuado, pero existe ese momento? He leído mil veces que uno jamás esta preparado para ser padre, y que todo lo aprendes sobre la marcha, y creo que es verdad.

Cuando era muy chica, pensaba que tendría mi familia joven, ya saben, el típico sueño en el que sales de la uni, conoces a tu príncipe azul y te casas, tiene hijos y eres feliz por siempre. Vaya, como ha cambiado eso. Definitivamente las cosas han sucedido bastante diferentes.

Cada vez que me hago la pregunta, hay miles de cosas que me pasan por la cabeza. Termino agobiada y sin una respuesta clara. Creo que por este año esto no sucederá (otra vez) pero quizás algún día.

jueves, 29 de octubre de 2020

Alone

 Han sido unas semanas extrañas, desde la última vez que escribí aquí y hasta ahorita siento que ha pasado mucho tiempo y la verdad es que no ha sido tanto. La neta es que quisiera escribir sobre muchas cosas pero hay algunas que aún no puedo poner en palabras, hay otras de las que no quiero hablar y las demás irán brotando próximamente. 

Creo que últimamente me ha pegado mucho lo de la cuarentena. Creo que comienza a hacer mella en mi esto del aislamiento, y me siento cada vez más sola. Y eso es algo que precisamente me ha golpeado en el sentido emocional, no solo por el hecho de sentirme sola sino por el hecho de que he aprendido que al final estás tu y solo tu para ti. Voy a tratar de explicarme mejor. 

Creo que a veces llegas al punto en el que debes lidiar tu solo con tus propios problemas, pero esto no lo digo a manera de reclamo, sino más bien como una especie de lección que estoy aprendiendo. A veces quisiera hablarle a mis amigos para decirles como me siento, pero por otra parte siento que no quiero aburrirlos con la misma cantaleta. 

Poco a poco me he dado cuenta de qué, en algún punto, tenemos que lidiar con nuestras propias cosas por nuestra cuenta. Y a veces no es porque los amigos no te apoyen, sino porque ellos también están lidiando con sus propias batallas, y atendiendo sus propios problemas, y uno tiene que aprender a hacer lo mismo.

Así que a veces inicio una conversación en la que le quiero decir a mis amigos  "oye me siento así..." pero al final me retracto porque no quiero aburrirlos con mis problemas. Así que estoy en el proceso mental de lidiar con ellos, porque al fin y al cabo sé que soy la única que puede resolverlos.

Creo que la cuarentena me ha hecho más consciente de mi soledad, y de como convivir con ella. A veces es extraordinaria porque me permite esparcirme por cosas que había querido hacer y que no no hacía por falta de tiempo o simple desidia, pero otras tantas se vuelve pesada, tanto, que siento que me aplasta y me asfixia.

Al final estamos solos, y creo que esa es una de las cosas más difíciles de entender en la vida, que somos entidades individuales aunque formemos parte de un todo. En fin, ya dejo de escribir porque no me quiero poner existencialista. Saludos.

lunes, 12 de octubre de 2020

Un historia de Guanajuato

 Como buena fan  de la ciencia que soy, y dada la situación actual, me pongo a leer algunos textos sobre diversos temas científicos, o veo algunos videos en You Tube o en Netflix, y para mi sorpresa, me doy cuenta de que, he podido entender mucho más conceptos gracias a mi intento de maestría frustrada. Sé que esa es una historia que no he contado porque, sinceramente, me daba mucha vergüenza decir que intenté estudiar una maestría y no funcionó, terminé dejándola y fue algo que me costó mucho procesar. Sin embargo, me he abierto poco a poco, y comencé a abrirme con ese tema con mis estudiantes. Les dije que es válido darte cuenta de qué algo no es para ti, y cambiar de opinión. Pero vamos por pasos.

Primero que nada debo decir, que durante ese período que estuve en la maestría, que fueron seis meses, pasaron un montón de cosas. Haciendo hoy una retrospectiva a ese momento, me parece que en seis meses viví todo una vida. Fueron los seis meses más exhaustos que he tenido en mucho tiempo, y del cual me costó aún más recuperarme en todos los aspectos, física, mental y emocionalmente. Pero como toda historia empezaré por el principio.

Me decidí a estudiar mi maestría en Guanajuato porque necesitaba un cambio de aires. En aquél momento, sentía que muchas cosas en mi vida no iban como yo quería así que pensé que estudiar una maestría fuera de mi estado sería lo mejor. Lo intenté la primera vez, y por azares del destino (o más bien porque soy muy distraída) no puse hacer el trámite, las fechas se me pasaron y tuve que esperar al siguiente período. Me deprimí, pero esperé a la siguiente convocatoria. Para ese entonces algunas cosas comenzaron a acomodarse, pero aún así me dije que quizás debería intentarlo, total aun quedaba por ver si pasaría el examen

Hice el examen y cuando venía de regreso, me dije que no iría, que aunque pasara el examen no me iría a estudiar allá porque sentía que ya no lo necesitaba. Me avisaron que pasé el examen y que si estaba decidida a irme los trámites iniciaban en tal fecha. Después de mucho titubeo, me animé. Dejé todo y me fui a Guanajuato. Pronto me di cuenta de que quizás no había tomado la mejor decisión.

La maestría comenzó y me conforme los días iban pasando, comencé a sentirme muy fuera de la liga. Mis compañeros, todos eran de allí, allí habían vivido y estudiado, sentía que me rebasaban en conocimiento por mucho. Me sentí fuera de lugar y no lo suficientemente inteligente como para estar ahí. Cabe mencionar que solo éramos cinco. Mis calificaciones tampoco eran las mejores, y mis participaciones en clase nunca eran lo suficientemente buenas.

Me desvalaba casi todos los días, tratando de entender algo que no podía. Me frustraba, lloraba y por más que leía, sentía que estaba leyendo algo en ruso. Saliendo de clases me iba a la biblioteca a consultar libros de nivel universidad (que de poco me servían) para tratar de entender términos y técnicas que no tenía ni idea de lo que trataban. Sufría mis exámenes, y el tiempo que pasaba en las clases se me hacía interminable.

Para cuando inicie mi segundo cuatrimestre, la presión y la depresión que sentía eran insoportables. Había bajado bastante de peso, y mi cara denotaba demasiado estrés y frustración. A diario me repetía que yo no debía estar ahí, que ese sitio no era para mí porque era demasiado tonta para entender lo que los maestros explicaban. Incluso uno de mis profes me dio a entender que era una estúpida, porque dijo que "no sería capaz de explicar bien un artículo". Lloraba demasiado a menudo, y  estaba perdiendo el apetito. Hasta que un día me quebré. Un día, entre lágrimas, me di cuenta de que no me sentía feliz en aquel sitio, estaba demasiado desmotivada, y sentía que no tenía nada más que dar. Decidí darme de baja. Los siguientes meses fueron un suplicio en todos los niveles, y sino hubiese sido por mis amistades...

Total, llegamos al presente y la otra vez escuchaba en las noticias sobre covid, salud, y cosas de inmunología. Y fue en ese momento, mientras entendía lo que decía el narrador, que me dije a mi misma "vaya, si aprendiste algo en la maestría, después de todo" y no saben la alegría que me dio. Por muy básicos que son mis conocimientos he podido entender algunas cosas que previa a ella no lo hubiese hecho, y me da gusto por ello. Me da gusto que, pese a lo mal que me sentía, el conocimiento (o algo de él) pudo colarse en mi cerebro y me hizo aprender, y estoy agradecida por ello.

Ahora que ha pasado cierto tiempo desde ese intento frustrado, me doy cuenta de que aprendí muchas cosas en aquel lugar, y no solo hablo de conocimiento teórico, sino sobre la vida y sobre mi misma. Esta una historia muy resumida de las muchas que pasé en Guanajuato.  Creo que al final, me di cuenta, de que, aunque estudiar esa maestría era una gran oportunidad, me estaba afectando mucho en mi salud en general, y eso es algo que he aprendido a valorar, a tener en cuenta de que si algo está absorbiendo demasiado de ti, hasta un punto que puede llegar a ser riesgoso, quizás debas de meditar si eso en verdad es para ti. Quizás algún día les cuente más historias de mi tiempo por allá, pero por el momento les dejo con esta, esperando que a alguien le ayude. Saludos.

viernes, 2 de octubre de 2020

¿Porque ya no escribo poemas?

 La neta, la neta nadie me hizo esta pregunta, me la hice yo solita el día de ayer porque recordaba que ya tenía que no escribía un intento de poema. Sí. ya sé que la entrada anterior parece precisamente eso, pero la verdad es que no quedó tan bien, creo que he escrito mejores. 

La respuesta es muy sencilla, porque no tengo un muso. Sí, ya sé, ustedes podrán decir que puedo escribirlos para mi misma, pero siento que no es lo mismo. Por ahí he escuchado que dicen que un escritor, o quizás mejor dicho un poeta, hace sus mejores trabajos cuando esta enamorado o decepcionado, y ahorita no me encuentro en ninguno de esos dos estados. Y es que, no es difícil de notar, que los textos que uno escribo cuando no está bajo la influencia de ninguno de esas sensaciones, los poemas pueden parecer que no tienen tanto sabor, que no saben igual.... no brota con la misma enjundia. 

Así que desde el 2018, creo, no he escrito algo que realmente me flipe. Al menos no en términos poéticos. A veces he intentado regresar a los recuerdos en busca de inspiración, pero al parecer esas cenizas ya se han consumido, ya no hay chispa que pueda avivar esas viejas historias. 

Así que a falta de inspiración romántica, me siento aquí y les cuento sobre mis desdichas, o trato de filosofar o hago una crítica a mi trabajo. No digo que nunca vaya a volver a escribir esos "poemas" sino que por el momento no hay inspiración para crearlos. Es como un carro al que se le ha acabado la gasolina para andar, pero que volverá a caminar cuando le vuelvas a poner. Ok, esa fue una pésima analogía, pero espero que ustedes me capten.

Sé que muchos dirán que hay muchos poetas con versos muy buenos que no tratan sobre el amor, lo cual es cierto, y hay unos geniales, como los de Walt Whitman por ejemplo, pero yo que soy una cursi de clóset necesito de esa inspiración rosa para escribirlos. 

Así que solo queda esperar a que mi yo rosa vuelva de donde se ha ido a vacacionar, mientras tanto seguiremos con este contenido. Hasta aquí mi reporte, saludos.