viernes, 27 de marzo de 2020

Educación


Como ya lo dije en mi entrada anterior, mi trabajo es ser maestra. Durante todo el tiempo que llevo impartiendo clases he aprendido mucho cosas, y podría empezar por la frase más cliché: ser docente no es fácil. Y no solamente lo digo por los alumnos, sino por el sistema. Y con esté último estoy en desacuerdo en muchos aspectos.

Creo que fácilmente nos podemos dar cuenta de que nuestro sistema educativo no es bueno, y eso es, en gran parte, porque a mi parecer, carece de esencia, de una personalidad propia. El sistema educativo que tenemos actualmente es un pedacera de otros muchos sistemas de otros países que ha sido remendado y que se ha implementado con resultados.... Esperen, ahora que lo pienso, dónde están los resultados? Dónde están las estadísticas que nos demuestran que este sistema es eficaz? La verdad dudo que las haya.

Como casi todo lo que tiene que ver organizaciones gubernamentales, la educación pública de México es más burocracia que lo que debería ser importante: la educación. Los programas marcan muchísimos temas, que muchas veces no puedes terminar (como docente) por un sinnúmero de razones. Y mientras te las ingenias con estrategias didácticas. dinámicas y demás cosas, el sistema te pide resultados. Te pide personas competentes que dominen técnicas (sin el material ni recursos necesarios porque nunca hay) a un nivel de licenciatura. WTF.

El problema de que nuestro sistema educativo sea una pedacera de otros sistemas es precisamente eso, que queremos simular ser EU cuando no tenemos la infraestructura de EU (y no me hagan hablar de las clases en línea) o Finlandia, o España, o Francia. Y todo termina siendo una amalgama de cosas que prácticamente puedes ver desde lejos que va a fracasar. 

Pero no todo es culpa del sistema, también los alumnos han jugado un papel importante. Dejando de lado la dinámica social (que influye mucho pero que sería muy extenso discutir aquí), yo he visto en mis estudiantes un gran desinterés en su educación, y eso me rompe el corazón. Es un tanto frustrante, no ver esa hambre de conocimiento en tus estudiantes, el ver la gran indiferencia que les da el aprender algo nuevo. Ya no se maravillan, No hay nada que les apasiones. Y eso es triste, muy triste.

Yo que doy una materia que no es fácil para muchos, ni atractiva, es más complicado hacer que los estudiantes se interesen por ella, es muy difícil luchar contra la apatía, contra años y años de construcción social que nos ha dicho que las materias como matemáticas y química son difíciles. Deconstruir una idea como esa, es por demás, una tarea colosal que no puede caer en unos cuantos docentes, sino que debería replantearse desde lo más profundo del sistema educativo. ¿Cómo hacer que nuestros jóvenes se interesen por la ciencia? Esa es un problemas, que en tiempos como este, debería ser esencial para nuestro futuro desarrollo como país.

A nivel personal puedo decir que cada vez que leo un reportaje de "Nature" me sorprende la cantidad de cosas que los científicos descubren cada día, y me impactada por todo lo que aun no sabemos como funciona. Lo mismo cuando veo un documental, o leo algún reportaje de National Geographic. Así que a todos los que lean esta entrada, les invito a que se interesen más por la ciencia, no es necesario que lean revistas especializadas como Nature, pero si despiertan su curiosidad con revistas como "Muy Interesante" y parten de allí, les aseguro que será un viaje muy entretenido. 

Gracias por su lectura.

1 comentario:

  1. Chingá qué feo todo eso que pasa, un profesor de historia me acuerdo que puso las cartas sobre la mesa desde el principio y nos dijo que a los que no les interesara la materia se sentaran hasta atrás y los que sí quisieran pasar que se sentaran al frente, OJO les decía que no los iba a sacar o llevar a la dirección, dijo que ya les ponía asistencia pero que no jodieran a los que sí querían tener futuro, un ídolazo, yo obviamente me fui lo más al frente que pude porque a mí sí me gusta la historia de México a huevo, y pues ya el profe daba clases bien feliz a los que estábamos ahí en frente porque él se sentía bien viéndonos que poníamos atención y hasta nos gustaba cómo explicaba las cosas.

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