domingo, 22 de noviembre de 2015

Idealista...

Siempre he sido del tipo de personas que cree que debería haber coherencia entre lo que decimos y nuestros acciones, sin embargo, supongo que a la hora de llevarlo a la práctica resulta más complicado realizarlo, y sobre todo dependiendo del medio en el que lo estés realizando.

Recientemente he tenido altibajos en mi trabajo, y esto se debe, creo yo, a la discrepancia que existe entre mis ideas y las de mi entorno. He querido llevar a cabo la unión de coherencia con acciones pero tal parece que eso no siempre es bien visto. Quizás nuestro sistema este ya muy viciado como para poderse cambiar. Mis colegas me dijeron que lo mejor es llevársela tranquila, y he escuchado tantas veces esa frase en tantos contextos distintos que ya no es una novedad, sino un mandato de resignación, lo cual es alarmante. No sé, tal vez sea una idealista.

Una amiga me dijo que a veces me tomo demasiado personal las cosas porque realmente quisiera ayudar, quisiera ver un cambio, pero a veces simplemente, el entorno no se presta. Y eso puede ser un tanto frustrante. Quizá debería acoplarme a la idea de los demás y dejar que el mundo gire, que nada cambie, que todo permanezca igual.... Pero no puedo. Siempre he sido una partidaria del cambio. Tal vez si soy una idealista.

Una vez leí que los humanos debemos adoptar una causa y luchar por ella, porque si no luchamos por nada, la vida no tiene sentido. Cierto, la lucha no será sencilla, pero ninguna lo es. Hay que elegir algo, un ideal, que deje un poco mejor este mundo. Este pequeño cambio debe empezar en nosotros y expandirse.  Ya lo había dicho Gandhi "se el cambio que deseas ver en el mundo".


sábado, 14 de noviembre de 2015

Cosa de locos...

El amor es cosa de locos. He visto a muchos cambiar para bien o para mal por amor; tal vez si conscientemente nos plantearamos los riesgos de enamorarnos, no lo haríamos, porque siendo honestos, a veces perdemos más de lo que ganamos, aunque suene demasiado frío decirlo. Pero es que amar es complicado, es mucho más que besos, abrazos y sexo.Y es que el amor nos trastorna, nos hace cometer locuras, nos hace perder la cabeza. 

Hace salir nuestro lado masoquista, nos convertimos en esclavos de nuestro dolor, lo mimamos y lo cuidamos, y regresamos a él constantemente en busca de ese amor. Y ese comportamiento es un misterio para la humanidad, parece que el amor y el dolor están secretamente ligados, y que se complementan. 

Todos somos adictos al amor. Vamos una y otra vez hacia él, sin importar las decepciones, las heridas, el dolor, lo intentamos sin importar nada. El amor es la droga más poderosa, de eso no hay duda. Y tal vez recurrimos a ella precisamente por eso, para escapar de nuestra realidad, aunque sea por momentos. Quizá también deberían de ponerle una advertencia sobre lo peligroso que es, aunque seguramente la omitiríamos porque la sensación bien lo vale.

Sí, el amor es cosa de locos.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Inception...

Últimamente he escuchado a muchas personas opinar sobre lo que debería hacer de mi vida. Ya saben, todas terminan en lo mismo: tener una gran casa con un perro, dos hijos (si es la parejita mejor) y mi estupendo y amado esposo, ah claro y un trabajo super nice, si, esa famosa descripción de lo que para la mayoría de la gente cree que es la felicidad.

Yo discrepo mucho de esta idea porque creo que cada quien tiene su visión de que lo haría feliz. Sin embargo, toda nuestra vida nos la pasamos escuchando ideas como esta, sembrada por generaciones que fueron convencidos por algo o alguien de que eso es la felicidad. Y conforme esta semilla se reproduce y nosotros vamos creciendo, la idea comienza a invadir toda nuestra mente hasta que terminamos por creerlo. (Ahora puedo comprobar que la idea de la película "Inception" no esta tan equivocada).

Asi que vamos por la vida buscando esa idea de felicidad que nos han enseñado y nos terminamos conformando con un trabajo estable, una pareja estable, un lugar estable... en fin, se nos ha enseñado que la estabilidad es lo "in". Yo también escuché esa idea a lo largo de mi vida, pero nunca la creí del todo.

Yo estoy buscando algo, el problema es que no se todavía lo que es. Y eso suele frustrarme. Esa es la desventaja de la idea de la búsqueda, en cambio la idea de "estabilidad" te da paz, porque ya sabes que tienes que buscar, a dónde tienes que llegar, aunque no seamos felices, al menos no del todo.

Y aunque escucho la opinión de las personas, yo sigo en la búsqueda. Pero eso no quiere decir que crea que mi idea es mejor, solo creo que es diferente, no lo sé, al final quizás este equivocada. 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Work of fiction: El Beso




Carolina y yo llegamos puntuales a la fiesta, como era mi costumbre. Ya sabía de antemano que no habría nadie, tal parece que la impuntualidad es un defecto que se ha metido hasta los huesos en la mayoría de las personas, pero no me importaba, así aprovecharía para charlar con  Marisela y ponernos al corriente con lo que sucedía en nuestras vidas. Tenía mucho tiempo de no verla, y por ende, mucho que contarle. La celebración de su 25 cumpleaños me parecía estupenda para un reencuentro.

Marisela abrió la puerta y no saludó. La abracé fuertemente y él solo verla me hizo sentir más feliz, sentí como si el tiempo no hubiera pasado y flashes de nuestros buenos momentos pasaron por mi cabeza. Hay amistades que duran por siempre. O eso quería creer, porque ambas habíamos cambiado con el paso del tiempo, y una parte de mi se preguntaba si aún tendríamos tantas cosas en común como antes. 

Pasamos a la sala y comenzó la plática, fluida y agradable, cada una narrando las aventuras que habíamos pasado. Pronto surgieron las carcajadas y los recuerdos de los momentos que habíamos vivido juntas. Carolina, Marisela y yo nos conocimos en la escuela, y desde entonces nos hicimos muy buenas amigas, aunque cada una había tomado un camino distinto era agradable estar cerca de ellas de nuevo, riendo y platicando, como en los viejos tiempos.

Al poco rato empezaron a llegar los invitados, y la fiesta comenzó. Pasamos al jardín. El licor y los bocadillos también empezaron a fluir (y a consumirse) con rapidez. La música comenzó a sonar, algunos se animaron a bailar mientras otros permanecieron en sus asientos platicando. El olor del cigarro pronto inundaba el aire y me sentí tentada a fumar uno, pero lo estaba dejando aunque el plan no estaba funcionando muy bien, quizás la palabra correcta era que estaba disminuyendo su consumo.

Carolina y yo platicamos con algunos de los amigos de Marisela, ella como buena anfitriona andaba de un lado a otro atendiendo y platicando con todos sus invitados. Conforme pasaba el tiempo, se empezó a notar una disminución en la energía de los invitados, parecía que alcohol y la comida ya estaban haciendo sus tragos. 

Sin poder resistirme más me retire a uno de los extremos del jardín para fumarme un cigarro. La temperatura había bajado más en el transcurso de la noche, así que abotoné todo mi abrigo. Contemple el cielo, el tenue brillo de las estrellas iluminaba el pálido cielo. A mi mente me vino un nombre: Martín. Hace pocos días habíamos terminado nuestra relación porque me enteré que me había estado enganando con una tal Jacqueline. Eso me había dolido demasiado. Martín y yo habíamos tenido una relación complicada desde el principio, pero precisamente eso era lo que más me atraía de nuestra relación. Peleábamos demasiado, la mayoría del tiempo por cosas demasiado ridículas, pero por alguna loca razón. ese era el combustible de nuestra relación, y ambos lo sabíamos.  Éramos polos opuestos y eso al final, nos pasó factura. Tal parece que él se había cansado de nuestra "relación consumista" (así la llamó el día en que rompimos).

Esa había sido su excusa, pero ambos sabíamos que era mentira. Nos conocíamos demasiado bien. Lo cierto era que se había enamorado de Jacqueline y que a mí había dejado de amarme. Fue muy doloroso. Los días posteriores a la ruptura fueron una locura. Pasé días sin salir de mi casa, con demasiado alcohol en mi sistema, llorando y fumando. Fue deprimente. Hasta pedí incapacidad en mi trabajo. Apenas estaba recuperándome y la invitación de Marisela me había parecido una buena idea para despejarme.

-Hola de nuevo - dijo una voz sacándome de mis pensamientos. Se trataba de uno de los amigos de Marisela con él que había conversado apenas un rato, pero no podía recordar su nombre. Había escuchado tantos que ya se me habían revuelto algunos y olvidado otros.

-Hola- dije sin muchos ánimos de platicar. Escuché el sonido de un encendedor y lo observé detenidamente. Se estaba fumando un puro. Al menos era de los míos.- Vaya, tu si que sabes - le dije esta vez más animada- tiene mucho que no fumo uno de esos.

Sonrió y me pareció que tenía una linda sonrisa. Maldito alcohol.

-Sí, bueno, así pasa cuando ya tienes el vicio muy arraigado. Requieres algo...más fuerte.Qué te parece la fiesta?

-Genial - dije - 

-Desde cuándo dijiste que conocías a Marisela?

-Desde hace 10 años 

-Vaya eso es mucho tiempo - me miró, y levantó un vaso de plástico a manera de brindis.- Salud!

Tomó un buen trago del vaso y después dio una bocanada a su puro.

-Qué tomas? - pregunté con curiosidad.

-Vodka... en las rocas.

-Vaya eso si que es pro - la verdad es que no conocía a muchas personas que tomaran vodka derecho, así que estaba algo sorprendida.

-No tanto así - dijo sin darle importancia - pero tu no tienes vaso.

-Ya no estoy tomando

-Pues deberías, estamos celebrando.

-Oye, espero que no te molestes pero podrías recordarme tu nombre? He escuchado demasiados y tengo mala memoria.

-Fernando - dijo mirándome fijamente. Yo no pude evitar sonreír tontamente. - El tuyo es Paulina - dijo - yo aun tengo buena memoria con todo y el vodka.

No pude evitar reírme. No lo describiría como guapo, pero tenía "algo" que llamaba mi atención. Tal vez era su encantadora sonrisa, sus ojos negros profundos o la seguridad que aparentaba. O tal vez porque me recordaba vagamente a Martín. O tal vez era todo eso. Comenzó a sonar una melodía. 

-Quieres bailar? - preguntó estirando la mano. Dudé un momento pero al final acepté.

La melodía era una balada. Parecía que habíamos llegado al inevitable momento de la fiesta en el que la melancolía embargaba a todos y era el momento de recordar a viejos amores, a amores no correspondidos, o todo aquello que nos hacía sentirnos tristes. Maldito alcohol.

Fernando colocó sus manos sobre mi cintura lo cuál me sorprendió. No nos conocíamos y me pareció algo atrevido de su parte, pero una parte de mí quiso seguirle el juego. Así que coloque mis manos alrededor de su cuello. En seguida pintaría mi raya y le dejaría en claro que no estaba en un mood romántico. El romanticismo era lo último que deseaba en este momento, así que comencé con mi serie de preguntas irreverentes.

-Entonces, fuiste novio de mi amiga?- la pregunta lo tomó desprevenido pero rápidamente contestó.

-No, para nada. Marisela es como una hermana para mí.

Oh sí claro. Como una hermana. Nunca me he creído eso del amor fraternal que los hombres dicen sentir por alguien. Patrañas. Yo seguí, tenía que pararle su carro antes de que continuara con su plan maestro de seducción.

-Pero hay alguién que te gusta de este fiesta no es así?

Me miró fijamente un momento y respondió - Sí, en eso tienes razón. Su nombre empieza con P.

El corazón se me fue al suelo. No me imaginé una respuesta tan directa. Pero no, yo no podía ni quería nada que ver con los hombres en este momento.

-Patricia - dije refiriéndome a una de las chicas que estaba en la fiesta, amiga cercana de Marisela.

Sonrió.

-No, aunque no lo voy a negar es bastante guapa. Pero no. Eres tú.

Pum! Otra respuesta que no esperaba. Pero como se atrevía? El juego no estaba saliendo como yo quería. Tragué saliva. A dónde se van las respuestas ingeniosas cuando las necesitas?

-De hecho quisiera besarte.

Y volvió a sonreír. Ahora su sonrisa no me parecía nada linda, sino que se me hizo arrogante. No podía darle el gusto de ganar, no! Además no podía besarlo. El recuerdo de Martín estaba muy fresco. Sentí una punción en el corazón, el dolor estaba aún muy fresco. Yo no estaba para esas cosas, me hallaba en otra sintonía: antiromance, antirelaciones, antihombres. No, no, no.

No podía besarlo. Pero sabía que si no lo hacía me preguntaría algún tiempo después, como había sido besarlo, a que sabría su boca (aunque de eso ya me daba una idea), y a dónde nos habría llevado ese beso. Porqué ée haces esto mente? Además no podía besarlo, era amigo de Marisela, y que iba a decirle si nos veía? No, era una mala idea.

Pero quería besarlo. O al menos una parte de mí quería hacerlo. Besar es una mala idea. Un beso puede ser tu perdición, te puedo llevar a mundos desconocidos y peligrosos. Eso me paso con Martín, lo besé y fué mi perdición. Aún recuerdo la electricidad que recorrió mi cuerpo ese día. Cada vez que lo besaba sentía que mi corazón sufría una recarga, me palpitaba más rápido, tanto, que sentía que me faltaba el aire, pero no podía parar. Sus besos eran una maldita droga, y yo era una adicta que los necesitaba para sobrevivir...Pero eso ya había terminado.

Lo miré fijamente, y lo besé. Por curiosidad, porqué lo necesitaba, porque lo deseaba. El recuerdo de Martín se disolvió rápidamente y me concentré en lo sabores de la boca de Fernando. Vodka, humo, algo dulce, rock & roll. Y sentí como el corazón se me paralizaba, como si se detuviera, y pensé que iba a desfallecer. Era una sensación tan diferente. Y después lo sentí moverse de nuevo, latir al paso de nuestro beso. Había sido como magia. Había renacido en un beso.

*****

Nota de la autora: Esta es una historia de ficción, cualquier parecido con la realidad o la surrealidad es pura coincidencia.
La balada que bailan los protagonistas es "Labios rotos" de Zoé.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Bloqueo!

De vez en cuando todo escritor tiene un lapsus de bloqueo. Oh si, ese momento en el cual sientes que no hayas inspiración para escribir o que no sabes que escribir. Lo he escuchado a menudo, y creo que últimamente eso me esta pasando.

A los escritores nos gusta tener nuevas experiencias para poder compartirlas con los lectores, pero a veces el trabajo, se interpone en ese (delicioso) camino :/ . En estos días me he sumergido en  montaña de stress porque el trabajo parece no terminar, me asombra la facilidad que tiene para replicarse. Lo que comprueba muy bien la Ley de la Conservación de la Energía.

A veces también, los escritores, debemos regresar al pasado y visitar nuestras experiencias en busca de nuevas perspectivas y de cosas que tal vez no habíamos notado, y darles otra visión, otro color, y si aplica, otro significado. Cuántas veces no revisamos los acontecimientos vividos en busca de una explicación más lógica? La repetimos una y otra vez en nuestra memoria en busca de algo nuevo.
También es preciso, de vez en cuando, volver a nuestras experiencias oscuras, aquellas que aunque difíciles, nos han hecho comprender el significado de la vida (o eso creemos).

Y otras veces es necesario perdernos en la fantasía, escaparnos de la realidad un rato y perdernos en nuestro propio País de las Maravillas, y regresar con un cúmulo de ideas nuevas. Así es esto de escribir, y aunque a veces suene un tanto complicado, tiene su lado divertido.

Aun no sé si viajaré al pasado o me aventuraré al futuro, pero lo que si sé es que tengo que quitar este bloqueo mental que me está impidiendo entrar en este blog y escribir y escribir y escribir.

Inspiración no te acabes!