miércoles, 23 de septiembre de 2020

Untitled (XXI)

 A veces solo quiero tu silencio y nada más

A veces solo quiero tu compañía,

Un abrazo que haga menos pesada mi melancolía.


A veces solo quiero tiempo, ese amo que nos rige

y que nos lleva, sin mirar atrás

que ya sabe que tiene la batalla ganada

y que día con día, nos consume más


No pido que me entiendas,

Adentrarte en el profundo corazón humano es muy complicado

Pero con tu amor basta


No te pido más que unas simples palabras

Unas que broten de tu corazón

Que me lleven a sobrellevar el dolor


A veces no queremos nada más que eso.

El acompañamiento, el saber que no estamos solos,

en este Universo.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Ser o no ser exigente

 

La otra vez estaba hablando con una amiga sobre su trabajo, me estaba contando que en ese día había tenido una serie de problemas con sus compañeros. Sin embargo, unas de las cosas que más le molestó, fue el hecho de que su compañera, la acusara de ser "demasiado exigente", a mi también me sorprendió, porque aunque ya estoy más acostumbrada a ser acusada de eso, como profesora es muy común escucharlo, siempre me ha parecido una excusa bastante pobre y absurda para no querer hacer bien tu trabajo.

Esa conversación me dejo pensando. Me pregunté en que momento histórico, ser exigente se volvió algo socialmente malo. Es que a veces no entiendo a la sociedad, la neta. Ahorita que tenemos tantas herramientas y tecnología que nos facilitan el trabajo, y que nos debería resultar más cómodo y sencillo hacerlo bien, insistimos en hacerlo mediocre. Pfff.

Me he dado cuenta de que es muy difícil trabajar en México sin comprometer tus ideales, a veces entiendo porque la juventud se va descolorando poco a poco en sus metas y actitudes, porque deja de intentarlo y se somete al sistema. Tristemente vivimos en un país, donde luchar contra ese sistema es demasiado agotador, sobre todo, cuando no encuentras apoyo a tu alrededor. Y lo veo, una y otra vez, cuando sugieres algo y tus ideas siempre son desplazadas por las viejas ideas. Lo veo también, en mis alumnos, que no sugieren, que no proponen, y no porque no tengan las ideas, sino porque ya saben de antemano la respuesta.

Toda idea es un riego, no podemos asegurar que va a funcionar en su totalidad, quizás podamos calcular una probabilidad pero siempre habrá un margen de fracaso. Pero de estas ideas, nuevas y frescas, son de las que nacen proyectos que pueden cambiar el futuro, pero mientras sigamos aferrados a nuestras viejas ideas, a nuestro viejo sistema, es muy difícil que podamos avanzar.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Perder para crecer

 Ostia tío, que la he cagado. Lo digo en castellano, porque suena mucho más dramático y a veces hay que añadir ese toque a las entradas. Pero no en verdad, la he cagado, nada mejor que una lección para iniciar este nuevo ciclo. 

El día domingo me la pasé en el drama total pensando en porque la regué y como pude haberlo evitado. Sin embargo después de haberme pasado todo ese día pensando en esa situación pensé que quizás era mi ultimátum para aprender la lección que no había aprendido. Quizás a veces necesitas perder relaciones para crecer. Por que es cuando la cajeteas que aprendes. Es como darte un golpe que te hace abrir los ojos. 

Si hago una retrospectiva, puedo darme cuenta de que en todas las veces en que perdí mi relación con alguien aprendí una lección valiosa sobre mí. Sin embargo, eso no quiere decir que cada vez que sucede sea menos doloroso y fácil de aceptar, porque nunca sabes que parte de ti es la que vas a desvelar y cual es la lección que vas a aprender. 

Ahora me puedo dar cuenta de en que actué mal y qué es lo que debo de cambiar, aunque esto último es quizás lo más difícil de hacer. También me puse a pensar si podía arreglar y si quería hacerlo. Me disculpé en su momento, pero creo que una parte de mi me dice que ya no quiero retomar esa relación, que es tiempo de dejarla (porque al fin y al cabo no llegaba a ningún lado) y que lo mejor es empezar por mi cambio y avanzar. 

Ahorita entré a una fase de autoaislamiento interno en la que estoy viendo como voy a proseguir o que debo de hacer para modificar algunos comportamientos. 

Espero se encuentren muy bien y nos leemos en la próxima entrada. Saludos!

lunes, 14 de septiembre de 2020

La moda Bratz

 


Después de haberme tomado un pequeño break, estamos de vuelta en el blog. Voy a empezar diciendo que esta es la primera entrada que escribo con 33 años cumplidos. WOW. Pero bueno, vamos a entrar en materia. 

Hace apenas una semana volví a Instagram, no es que me haya ido, sino que tenía problemas con el celular, así que no podía usar la aplicación muy bien, pero ya está solucionado. Así que me dispuse a explorar el mundo de IG, para ver que había de nuevo en estos meses que me había ausentado. Para pasar el rato, empecé a jugar con los filtros. O esas "benditas" herramientas que nos disparan autoconfianza, porque aceptemoslo, nos hacer vernos y sentirnos mejor. Comencé a verme con distintos filtros, algunos me ponían pecas, otras me cambiaban el color de los ojos pero la que más me impactó fueron aquellas que prácticamente te cambian las facciones de la cara. Me tomé una foto usando uno de estos filtros, y lo que pensé fue "gracias a IG ahora sé como luciría si fuera una muñeca bratz". 

Sin embargo, también me di cuenta de que estas facciones, se han convertido en el "estándar" de belleza actual, o al menos así lo parece en muchísimas fotos que aparecen en la aplicación. Me di cuenta de qué un gran número de mujeres, lucía como ese filtro que yo había utilizado en la aplicación, pero a diferencia de mi, en ellas parece que el filtro se lo hubiesen aplicado de forma real: labios grandes, pestañas infinitamente largas, piel perfectamente lisa y maquillaje más o menos similar, resaltando los pómulos y con la cara afilada. Miles de fotos lucen una cara tan similar que es dificil notar diferencias entre una y otra. Fue entonces cuando me pregunté, ¿en qué momento se dijeron que estas facciones debían ser el estándar de belleza actual? ¿dónde hubo esa convención?

Cuando yo era una adolescente, recuerdo que me traumaba mucho el tamaño de mis labios. Usar labial no era una opción para mí porque me parecía que todo mundo me vería y dirían que "boca tan gigante tiene esa muchacha", así pasa muchos años, alejándome lo más posible del labial, hasta que un día, ya en la universidad, decidí usar un labial rojo. Pensé que era momento de desafiar mis complejos y me lo puse. Me sentí sumamente incómoda todo el día, pero no iba a sabotearme. Funcionó. Poco a poco empecé a pintarme los labios.

Conforme avanzó el tiempo, y se fueron creando todas estas redes sociales, y comenzaron a aparecer los "influencers" y algunas celebridades, el mundo de la belleza comenzó a dar un giro que yo no notaba mucho en ese entonces, hasta que hace un par de años alguien me dijo "quisiera tener unos labios como los tuyos", me pareció sumamente extraño recibir ese "halago" porque yo luché mucho tiempo contra ese trauma. 

Entonces llegamos al tiempo de Instagram, y me di cuenta de que las personas comenzaron a obsesionarse con lucir de cierta manera, había videos de como hacer tus labios más grandes (con consejos dudosos), trucos de belleza y gente rellenándose los labios con inyecciones, y luciendo prácticamente igual, una tras otra. No, no es que tenga nada en contra de la cirugía plástica, sino más bien, lo que me parece incomprensible, es la obsesión por lucir iguales. La verdad no lo entiendo, ¿porqué?

A veces me parece un tanto irónico que, estando en una época donde se habla mucho de la autoaceptación, se encuentre la contracorriente de seguir un estándar de belleza que impuso quién sabe quién. ¿Será que algún día seremos capaces de evadir la presión social o el capitalismo ya está demasiado insertado en nuestro ADN?

martes, 1 de septiembre de 2020

Casi 33

Hola, como ya se abran percatado, últimamente he tardado en actualizar el blog, y eso es porque he tenido mil cosas en la cabeza y no me ha surgido la inspiración para escribir, así que si no hallo el tiempo o el momento para escribir, decidí hacerlo hoy.

Estoy a unos cuantos días de celebrar mi cumpleaños 33. La neta no puedo creerlo. Treinta y tres, un número místico que encierra tantos significados diferentes. Haciendo una retrospectiva de lo que he aprendido a lo largo de todos estos años, debo decir que si he tenido mucho aprendizaje. Algunas de mis experiencias se las he compartido por este medio, siempre esperando que a alguien más le ayuden o que generen algún debate u opinión.

Ahora que ya me encuentro dentro de la tercera década, debo decir, que la vida no es definitivamente como en los 20's, mis metas, mis ideas, mis pensamientos, e incluso mis emociones han cambiado a lo largo del tiempo. Y seguramente continuarán en constante evolución, porque la vida no es más que un constante cambio, eso ya me quedó claro.

Aprovechando este espacio, quiero dar gracias a los lectores de este blog. Gracias por leerme, por dedicarle 5 minutos de tu tiempo a este espacio, si te ha parado a leer alguna de estas entradas, porque el tiempo es preciado, y agradezco a quien me lo brinda, si has dejado un comentario también lo agradezco.

No quiero hacer una entrada extensa diciendo todo lo que he aprendido en todos estos años, una, porque sonaría muy repetetitiva, otra, porque seguramente  ustedes ya conocen algunas, y también porque al final del año suelo escribir lo que aprendí a lo largo del año. 

Espero que sigan siendo parte de este blog. Les mando muchos saludos.