lunes, 28 de junio de 2021

Reflexionando sobre la felicidad

 Después de mil años aquí estoy de nuevo. Ya lo había dicho antes, pero por si las dudas lo vuelvo a escribir. De ahora en adelante mis entradas serán espaciadas. No es que antes no lo fueran, pero solía escribir más en este blog, y ahora no he tenido la disposición de entrar y escribir. Hay varios temas que quiero plasmar, pero a veces no me termina gustando la redacción de un post, otras veces tengo la idea pero no la escribo, a veces no me siento preparada para compartir lo que siento, y a veces, simplemente no tengo ganas de escribir. Pero bueno, ese no es es el punto de esta entrada.

Fíjense que ayer tuve un pensamiento bien curioso. No se porqué, ni de donde surgió, pero me puse a pensar en como ha cambiado el concepto de felicidad a lo largo de mi vida. Se me hace raro, que de la nada, mi mente haya decidido que era un buen momento para reflexionar y hacer una retrospectiva de este tema. La mente es un misterio.

Pero bueno, después de toda esa reflexión, decidí que iba a compartirles mi camino en la búsqueda de eso llamado "felicidad". No, esta no es una entrada que te va a decir que pasos hacer para ser feliz, eso es una mierda. No existe tal cosa, aunque yo solía pensar que si, por eso es que les quiero compartir esto. También me servirá a mí, para ver de una forma más precisa, como ha ido cambiando mi manera de pensar. Esto es totalmente subjetivo y solo es mi percepción, así que aquí vamos.

Cuando yo era niña, solía pensar que la felicidad era tener un esposo, casarse, tener dos hijos, una mascota, una casa y un coche. Nada inusual, diría yo, que es un pensamiento típico, considerando mi época, en la que las películas de princesas de Disney ejercían (y lo siguen haciendo, aunque ahora diferente) su influencia en mi infantil cerebro. Yo pensaba que el día que encontrara a mi "príncipe azul", el cual obviamente iba a ser mi primer amor (jajajajaja, que ilusa) mi felicidad sería completa y nos dispondríamos a ser felices por siempre.

Durante la adolescencia mi perspectiva cambió mucho. Las ideas feministas empezaron a entrar en mi mente, dejé de creer en el matrimonio, y pensaba que la soltería permanente y la independencia económica era la epítome de la felicidad. Aclaro que, en ese momento, muchas cosas contribuyeron para que yo pensara así, y también, aclaro que, aunque tenía cierta idea de que era el feminismo, no lo comprendía al 100. Pero bueno, que puedo decir, son etapas.

Durante mi juventud creí que el dinero y el viaje eran la felicidad. Tener una vida desahogada económicamente, permitía acceder a ciertas comodidades que te hacían la vida mucho más fácil y por lo tanto, más feliz. Simple y práctico. El punto era, conseguir un trabajo que pudiera darte eso. Claro, que se me olvidaba que el tercer mundo no esta de nuestro lado. La búsqueda del trabajo perfecto se había convertido en algo muy para mí. Ahora puedo decir que no existe tal cosa, el trabajo, y sobre todo el ambiente laboral en este país, es un mierda, pero bueno. (Perdón si estoy siendo algo cínica pero supongo que es parte de crecer y madurar)

En mi etapa de depresión, solía pensar que yo no estaba haciendo algo bien y que por eso no me sentía feliz. ¿A que me refiero con esto? Yo veía en las redes sociales que la gente era feliz. Todas las fotos siempre eran en lugares súper cool, y todos salían riéndose y pasando un buen rato. Y yo me preguntaba día y noche, porque yo no me sentía así. Feliz. Leí y leí miles de cosas en internet y tomé ciertos cursos que me juraban, ayudarían a encontrar la felicidad. En conclusión, todo era una mierda. Las frases para ser feliz, son solo eso, frases. Y cada vez que encontrabas algo útil. era solo lo básico y las herramientas "premium" costaban mucho dinero. Una estafa.

Me llevo tiempo entender que no había clave para ser feliz. Aunque no les negaré, que hay días en que pienso que a lo mejor si la hay pero no la veo, pero cada vez esa idea va desapareciendo de mi mente. Yo me preguntaba, como lo hacía la gente para estar feliz todo el tiempo, neta, quería saber su secreto. Quería saber como podían postear una foto diaria en facebook o en instagram y ver su sonrisa en la cara. La depresión te hace ver las cosas de una manera bastante rara. Y es que, el secreto es que, hay que saber fingir muy bien.

Después de todas estas etapas que he ido atravesando, me pregunté, Haner: ¿Qué es para ti la felicidad ahora? Me quedé pensando en esto durante un rato mientras veía las pelusas flotar en mi cuarto. Rememoré la última vez que me había sentido feliz, y la última que me había sentido triste. Recordé que ambas estaban sumamente próximas las una a la otra.

Algo que me parece curioso, es lo efímera que es la felicidad. No creo (y esto lo digo a título personal) que se pueda ser feliz, 24/7 los 365 días del año. Somos humanos no robots, y nuestras emociones fluctúan y el mundo fluctúa, y no tenemos control sobre todas las infinitas variables de este mundo. Y si pudiéramos ser felices todo el tiempo, entonces no experimentaríamos otras emociones que nos permiten conectar con otras personas.

Entonces me respondí a mi misma, algo que ya sabía pero que a veces olvidaba, porque la ilusión de la vida virtual es muy cañona. La felicidad son momentos. Momentos efímeros que pueden ser los más simples, o momentos que pueden durar un poco más dependiendo de las variables, pero la mayoría, son momentos cortos. A veces pienso que la felicidad solo son destellos en nuestra vida, que guardamos en nuestra memoria. Rememoré buenos recuerdos.  Experiencias y momentos que me hicieron muy feliz. 

A veces, estos momentos son tan sutiles que nos pueden pasar desapercibidos. Y trato de recordarme eso, al final del día, rememorar un buen momento. Quizás no siempre los haya, pero hay que tratar de percibirlos. Puede ser la comida del día. La vista de algo, no sé, un paisaje, una pintura, el mar, el cielo. Un bonito mensaje. Un aroma. 

A veces estamos tan conectados a nuestro aparato virtual (el celular) que olvidamos que la mejor señal son nuestros sentidos. Deberíamos estimularlos con la vida real y no verlo todo a través de una pantalla. Recordemos que allí todo tiene filtro, y esta editado por un programa. Voltea, y observa una planta, y o el mar, también esta editado, pero por la naturaleza, a la que llevó millones de años perfeccionar ese paisaje, esa planta, el mar. Toca, observa, huele, saborea, escucha. Esa es la experiencia. Allí está.