Mientras me fumo un segundo cigarro miro la hora en mi reloj dorado. 9:16 a.m. Tic tac. Observo detenidamente el movimiento de la pequeña manecilla: un segundo, otro segundo, otro segundo...Así han transcurrido 30 segundos y yo solo me la he pasado mirando un reloj! Bien lo dicen, que rápido pasa el tiempo...
El tiempo, ese viajero silencioso que nos acompaña toda nuestra vida y al que tanto tememos. Tic tac. Es el único sonido que emite de vez en cuando. De repente pienso en todas las cosas que están sucediendo en este mismo segundo: Que estará sucediendo en Marte? Y en Universo? Estarán colisionando planetas? Se estará formando alguna nueva estrella? Se esta expandiendo o contrayendo el universo? Mmmm.
Miro de nuevo e reloj. Ha avanzado unos minutos. Que larga me ha aparecido su ausencia...En términos simples podría decir que la ausencia no es más que la suma de años, meses, semanas, días, minutos y segundos pensando en él. Así de larga ha sido la espera.
Miro el reloj y le pido al tiempo, fervientemente, una tregua. Un período, aunque sea breve, en el que se detenga, en el que pueda disfrutar de su presencia, de su compañía, de su plática, de sus abrazos y sus besos. No pido un instante en el que el tiempo se congele al tocar su mano. No pido más que una tregua entre el tiempo y el amor. Pero parece en vano. No hay respuesta de su parte,
Oh el tiempo. Nos la pasamos luchando contra él, siempre persiguiéndolo, rogándole que nos alcance para hacer todo lo que queremos, aunque siempre lo posterguemos para mañana. Mañana, mañana, mañana, la cantaleta de siempre. Vivimos en el futuro, aunque eso sea científicamente imposible. Solo existimos en este momento, en este instante, en este segundo, cada uno de nosotros y el universo. Tenemos el ahora, el espectacular ahora, porqué empeñarnos en el futuro?
Blah. Tal vez he perdido la cordura, al vez sea culpa del tabaco. Le doy un último vistazo a ese pequeño aparato mecánico con manecillas y le hago una vez más la misma petición: "Tiempo, por favor, concédeme una tregua".
Desde que inventaron el tiempo el mundo no ha parado de rodar, y a su paso aplastar a todos los que le saben
ResponderEliminar