Nada como una salida con tus amigos para agarrar inspiración y escribir en el blog. La verdad es que a veces me da eso que llaman "bloqueo del escritor" y ya no sé que contarles, pero gracias a la salida de ayer creo que tengo algunos temas para próximas entradas. Pero empecemos con lo que me está burbujeando por dentro en este momento.
Lo que comenzó como una salida normal entre una amiga y yo, terminó en una discusión. No sé si ya lo he escrito antes, pero yo me considero una persona muy pacífica. La neta no me gusta discutir por nimiedades, he llegado a un punto de mi vida en el que valoro mucho mi paz interna y evito meterme en líos absurdos, me he convertido en una persona muy práctica, brindo mi consejo a quién me lo pide y si lo quiere seguir bien, y sino también, sus razones tendrá, y evito asimismo, hacer míos problemas que no lo son. Y es precisamente esto último por lo que la salida terminó en su discusión.
Recuerdo que cuando íbamos en la primaria era muy popular el "córtalas o pégalas" y eso se aplicaba muy a menudo a cuando te llevabas con alguien, que a tus demás amigos no le caían. No te podías llevar con fulanito porque entonces te excluían del "grupito". Pensar que todavía existen ese tipo de actitudes años después se me hace de lo más inmaduro posible. No, no voy a fingir diciendo que todas las amistades de mis amistades me caen bien, pero tampoco las hago elegir entre ellos o yo. Simplemente les pido que respeten el hecho de que si a mi no me cae bien alguien, no me obliguen a llevarme con él. Y la mayoría lo ha entendido.
Sin embargo, tal parece que mi amiga con la que salí ayer no. Por más que intenté decirle que debía separar las cosas y que si una amiga mía no le simpatizaba, lo respetaba, y que ya no hablaría de ella para evitarnos problemas, pero nunca entendió mi punto y siguió despotricando en su contra. Y es que eso de que te pongan entre la espada y la pared, simplemente no me agrada.
Lo único bueno de esta discusión es que me hizo fijar mi atención sobre algunas cosas de mi misma, y que yo también tengo que revisar y meditar sobre ello. Creo que tener un amistad tóxica en por lo menos una de las experiencias que debes vivir en tu vida, y creo que es algo por lo que todos pasamos, aún así, no la creo tóxica, pero quizá en algún momento, cuando ya no estemos alteradas, lo podamos hablar.