domingo, 26 de abril de 2020

Crisis de la mediana edad


Hace unos pocos días  entré en una "crisis de la mediana edad", y aunque fue un período corto (2 días, efectos de la cuarentena, ya saben) me he puesto a reflexionar en eso. No se porqué, pero hay ciertos períodos en que uno pasa por esto. Lo mío fue repentino, de la nada, mi cerebro comenzó a bombardearme con preguntas y comentarios realmente desagradables: "Qué estás haciendo con tu vida? Mira ya todos los de tu alrededor se están casando y tu no? Porqué? Quizás porque algo está mal contigo, deberías tomar terapia. Tal vez eres muy inmadura, o estás muy gorda. O ya sé, porqué no te haces un examen de fertilidad,quizás no puedes tener hijos y tu ni en cuenta" Pensamientos de este tipo aparecieron en mi cabeza, y me hundieron en una corta depresión. Comencé a hacer una lista mental de todas las cosas que pensaba que estaba mal conmigo, y fue realmente un episodio frustrante. Sin embargo, y para mi buena suerte, comencé a tener mucho trabajo y mis pensamientos comenzaron a enfocarse en eso. Mi mente comenzó a obsesionarse con eso, en vez de atacarme con sus cosas desagradables.

Sin embargo, ayer me agarró el pensamiento reflexivo post crisis. Empecé a preguntarme que era lo que realmente quería. De repente tuve la idea de que quizá me estaba obsesionando demasiado con el "querer ser como todos los demás" y estaba dejando de lado mis anhelos. Aclaro, que no es que no quiera formar una familia o casarme, porque si quiero, pero por el momento no ha llegado la persona con la que quiera hacerlo. Quizás todo esto se despertó, porque ayer estaba viendo un video en el que la chica mencionó una frase que penetró mi mente y me despertó toda esta autoreflexión: "it's not about you, it's about fit" y se refería precisamente a eso, en que muchas veces nos enfocamos en todo lo que esta mal con nosotros pero muchas veces es cuestión de que simplemente con las personas anteriores que lo has intentado y no ha funcionado es porque no encajan. Y eso no se puede forzar.

En cuanto a lo de tener hijos, a veces me entra la preocupación por la edad y todo eso, pero luego me pongo a pensar en que, en este tiempo en el que vivimos, hay muchas formas de tener hijos. Y realmente, yo creo que ese es un sentimiento que te debe de brotar desde lo más profundo de tu ser, porque es compromiso demasiado grande. A mí, en lo personal, no me gustaría ser mamá solo por sentir que debo cumplir con una obligación, sino porque creo que eso te debe brotar con mucha fuerza. Y no sé cuando vaya a suceder eso, quizás mañana, o el siguiente mes, o el siguiente año  ya sienta esa fuerza poderosa que me lleve a convertirme en mamá. Pero no lo sé, aun hay tantas cosas que quiero hacer...

Finalmente, me pregunté: Haner, qué es lo que te motiva a partirte el lomo en ese trabajo que no te gusta del todo? Qué te hace soportar el lugar en el que éstas y que no te gusta? La respuesta fue muy simple, viajar. Eso es lo que prácticamente me hace sobrellevar muchas cosas. Cuando tengo oportunidad, me pongo a planear a dónde será mi próximo viaje, me meto a google y busco todos los lugares que quiero visitar y como llegar a ellos. Incluso en Instagram, en la sección de guardados, almaceno fotos de los lugares que algún día quiero visitar. Me imagino yendo a ellos, la ropa que usaré y las personas que podría tener. Y es que los viajes que he hecho me han cambiado la vida. Creo que una vez que los hago, me pongo a pensar en todas las cosas que aprendí. Viajar es mi gran amor, como lo dijo Liz Gilbert en su famosa memoria, no importa las dificultades que me ponga de por medio, si tengo que levantarme muy temprano, si tengo que dormir muy poco o en lugares incómodos, si implica cansancio... allí estoy, dispuesta a vencer algunos miedos (como volar por ejemplo) con tal de llegar a ese lugar.

Viajar me ha cambiado en muchos aspectos y me ha permitido conocer gente con la que aún mantengo contacto. Gente que jamás habría conocido si nunca hubiese dejado mi zona de confort. Recuerdo que, cuando me fui a vivir a Guanajuato, una de mis alumnas me dijo: Profesora, me alegra que se vaya, pero sé que no volverá a ser igual. Dicen que las personas que se van (de viaje)  nunca son las mismas que cuando regresan. Y vaya que tenía razón.

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