martes, 29 de octubre de 2019

El proceso del olvido


Al fin puedo declararme libre porque ya no te quiero.
Pero el proceso de olvidarte no fue fácil.
Tuve que sentarme a escribir y desangrarme.
Tuve que arrancarte de los versos que te había escrito.
Tuve que borrar las líneas que  iban a contar nuestra épica historia de amor.
Tuve que fumarme varios cigarrillos, y beber más de un par de botellas que vacié en tu nombre.
Tuve que llorar, dejar que el agua me corriera por las mejillas, como un diluvio que no paraba.
Tuve que dejar de escuchar todas aquellas canciones que me recordaban a ti.
Tuve que dejar de pensarte, lo cual fue, quizás, lo más difícil de todo.
Tuve que dejar de pronunciar tu nombre, para dejar de conjurarte en sueños.
Tuve que borrar tus mensajes para no volverlos a leer y que me volvieran a quebrar el corazón.
Tuve que volver a unir las piezas que se me rompieron, y aprender a sobrellevar la herida.
Tuve que entender que eras una lección que yo tenía que aprender.
Tuve que entender que yo siempre fui la equivocada, mea culpa.
Tuve que entender que fuimos un momento, más no un "para siempre".
Tuve que entender que siempre fuiste de ella.
Tuve que dejar ir una parte de mí, que jamás volverá.
Tuve que dejar de creer que algún día volverías.
Tuve que dejar morir mi esperanza.
Tuve que dejar mi cariño.
Tuve que dejar de quererte.

Aclaro que, todo esto, tuve que hacerlo. Porque así es el proceso del olvido. Espero que nunca tengas que hacerlo, espero que encuentres lo que busques, espero que seas correspondido.

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Esta entrada tiene mucho que la escribí, pero ahí estaba abandonada en borradores. Ya ni recuerdo si se la escribí a alguien, aunque ahora que la releo creo que más bien una forma de desahogar varias situaciones. Por falta de tiempo (tengo mucho trabajo) no me ha dado tiempo de escribir, pero opté por dejar este escrito aunque no sea reciente. Saludos y espero sus comentarios!

sábado, 19 de octubre de 2019

Me doy por vencida...

Me cansé de buscarte y no encontrarte.
Te he escrito cientos de veces y no hay respuesta.
Te inventé, te cree y te suspiré.
Hasta te he llorado y  ni lo sabes.
Te conjuré en mis versos pensando que así te encontraría.
Me equivoqué.
Te conjugué en todos los tiempos, y ni así pude vislumbrarte.
Quizás realmente no existes. Quizás eras un capricho de mi mente. Tan solo un anhelo.
Me he mudado más de tres veces, siempre con la ilusión de hallarte.
He fallado estrepitosamente.
Cada vez que me ilusioné pensé que quizás esta vez "si era la buena".
Pensé que un beso me diría "aquí es, te encontré".
Pero no, nunca pasó. O al menos no hasta la fecha.
Quizás mi lugar no es a tu lado, quizás por algún motivo no podemos coincidir.
Me he resignado (y mira que detesto esa palabra) a que quizás nunca te encuentre,
a que quizás, nunca nos topemos, a que quizás vivamos en galaxias diferentes, en mundos paralelos, en dimensiones distintas.
A partir de hoy ya no te buscaré. A partir de hoy ya no te escribiré.
Solo Dios sabe si algún día nos lleguemos a encontrar.
El amor que tenía para ti lo usaré en mi, y si algún día, por azares del destino, coincidimos, renacerá un amor nuevo.
Lamento las fallas, lamento no haberte podido encontrar.
Nos vemos hasta que la vida, el destino, las estrellas y el tiempo quieran que nos conozcamos.
Mientras se feliz.

sábado, 12 de octubre de 2019

La charla


La semana pasada un amiga me presentó a un amigo de ella y tuvimos una charla amena. Estoy descubriendo algunos lugarcillos interesantes en donde estoy viviendo pero aún así no hay mucho que hacer.  Pero volvemos a lo que realmente importa, esa charla.

Lo cierto es que a veces me cuesta creer que ciertas palabras salgan de mi boca y yo no las aplique en mi vida.  Es que es tan irónico. Yo, traté darle un consejo al amigo de mi amiga diciéndole que no se amargara la vida (bueno usé otras palabras pero ya no las recuerdo bien) por cosas que no están en nuestras manos. Que si quería que dicha cosa sucediera él podía hacerlo, aunque no exactamente de la manera en que él quisiera. A ver, creo que no me estoy explicando bien.

El chavo dijo que a él le gustaría tener una familia, pero desafortunadamente le ha ido mal en el amor y no ha encontrado una chava con quién lograr ese sueño. Cuando dijo eso, pude notar que su semblante cambió y que de verdad, eso le generaba cierta tristeza. Me dio cosa verlo así, porque lo entiendo, a mí también me gustaría, y aún así no me he topado con alguien qué quiera lo mismo que yo. Entonces fue cuando le dije que no se agüitara, que mientras llegaba la chica indicada se dedicara a disfrutar su vida porque al final, uno, el tiempo no regresa y mientras puede vivir muchas experiencias, como viajar por ejemplo, y dos, el que nos topemos con "la persona indicada" realmente no depende de nosotros, al fin y al cabo, yo he llegado a la conclusión de que eso es cuestión de suerte. Y aunque duela, así como existe la posibilidad de encontrarlo (a), también existe la posibilidad de que eso no suceda, y que podemos hacer, vivir como amargados? No, no podemos (o no debemos) ser así.

Cuando dije todo eso, algo me golpeó. Fue como si mi propio cerebro me diera un zape y me dijera "ya ves estúpida, sigue tus propios consejos" jajajajajaja. Y es que muchos al parecer han crecido con ese sueño, yo no puedo decir precisamente lo mismo, pero de un tiempo a la fecha si es algo que me gustaría, aunque tal parece que los tiempos han cambiado. Vivimos en una sociedad (jajajaja, lo siento, y eso que ni he visto "Joker") en la que ya no es necesario estar casado o tener una relación para tener un hijo, si es lo correcto o no, o lo mejor, o lo más viable, eso ya es una cuestión personal.

Espero que el chico no se lo haya tomado a mal porque en serio que lo dije en buen plan, es algo que resonó en mi cabeza. En fin, nos leemos pronto.

domingo, 6 de octubre de 2019

Déjà vu

Últimamente he tenido una rara sensación de déjà vu, quizás sea porque el lugar en el que vivo ahora me trae una sensación similar a la que tenía cuando vivía en Gto. Y no es que ambos lugares se parezcan exactamente, aunque hay cosas que a mi parecer tienen en común, y sin embargo, a veces siento como una extraña paralelidad entre ambos sitios, aunque lo más probable es que todo sea obra de mi cabeza. 

También esta el hecho de que tengo una nostalgia parecida, aunque en Gto le di rienda suelta a mi depresión, aquí no siento lo mismo, es más bien, una melancolía aguda pero no llega al grado de ser depresión, de hecho, no me siento deprimida, pero tampoco me siento contenta. Es algo así como un limbo emocional. 

A veces, cuando estoy en la combi, mi mente me transporta hasta Gto y me susurra: esto ya lo has vivido. Y siento que una parte de mi se pone más alerta y dice: se parece pero no. Hay tantas cosas diferentes. 

Lo cierto es que, me mantengo pensando en porqué tengo que estar aquí, porque la vida me ha traído hasta este lugar tan lejano, y pienso que en algún momento sabré la respuesta. Trato de ser optimista, y pienso que esto es temporal, porque realmente todo lo es, al fin, nada dura para siempre.

También tengo momentos en los que me dan ganas de agarrar mis tiliches y comprar un boleto a Australia, pero pues la realidad es que, no puedo costear un boleto hasta allá por el momento. Así que mientras dure este lapso, trato de pensar en cosas que he querido hacer, pero que siempre posponía por falta de tiempo, porque si algo tiene este lugar, es que me permite comprobar la relatividad del tiempo.

Hablando de tiempo, me he puesto a hacer instrospección, preguntándome a dónde quiero llegar y si quiero regresar al lugar donde me encontraba. Me pregunto si me veo haciendo todos los días de mi vida lo que hago, o si quiero cambiar de rumbo, como es que debo hacerlo, los paso que debo seguir, las decisiones que tengo que tomar. Si, definitivamente me ha puesto a girar mi ardilla. Aún no sé que sigue, lo único que he podido concluir es que la vida es muy rara, y que te lleva por caminos que nunca pensaste que tomarías. En fin, me guardaré mis teorías filosóficas para las siguientes entradas. Que tengan un buen día.