El mundo ha cambiado. Y yo me siento al filo entre el pasado y el presente. La nostalgia viene y va, como una dulce melodía, ya no puedo negarlo, es parte de mí. La felicidad nunca es permanente, siempre necesitaremos nuestros momentos tristes. Yo los necesito para crear, para llorar, para sentir, para vivir. Camino sobre la cuerda floja, entre la felicidad y la tristeza. Es extraño.
Habia días en que caminaba con certeza, por la arena, cuando sostenía tu mano y ella me guiaba. Y entonces los días eran maravillosos, el cielo más azul y el mar resplandecia. Hay noches en que camino sin rumbo, bajo la misteriosa noche con las estrellas como testigos de mis huellas vagabundas. Antes y ahora, pero sigue siendo el mismo paisaje. Y al final todo depende de la memoria.
Soy una viajera de mundos reales e imaginarios. Una trotamundos sin un destino fijo. Una poeta sin destinarios. Camino por las noches observando la ciudad en silencio, tratando de descifrar sus misterios. Me fumo un cigarrillo a oscuras, acompañada de tus palabras, como cuando me decías que lo dejara. A solas todo parece un poco más triste y mas hermoso. He aprendido a encontrar belleza en la tristeza. Quizás un día de estos me vuelva a enamorar, quizás un día de estos te vuelva a encontrar.
Mientras tanto camino, fumando cigarrillos, imaginando nuevos destinos, soy una nómada espacial. Vivo al filo, en el limite, tal vez por indecisa o tal vez porque nunca aprendí de otra manera. Tal vez por equilibrio o tal vez porque siempre he sido así. O tal vez no hay explicación.Siempre estoy a un paso o a una caída de algún lado, pero nunca permanezco demasiado en uno. Quizás no me entiendas, a veces yo tampoco lo hago.
Mientras tanto camino.
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