Voy a empezar diciendo que yo solía ser una persona muy tímida, las relaciones interpersonales y los eventos sociales no solían ser de mi interés, sin embargo, por circunstancias de la vida, cambié mi forma de ser y ahora me gusta entablar amistad (o por lo menos intentarlo) con las personas que se vayan presentando en mi vida, sobra decir que, a veces eso no resulta.
Creo que cuando inicias una relación, sea la que sea, debes de empezarla con la idea de que va a perdurar porque sino de que rayos serviría, o al menos eso creo. Entonces cuando me topo a alguien, trato de pensar en que podría darse una bonita amistad. Quizás sea una ilusa o una optimista, ya no lo sé. Trato de mantener contacto con esa persona, aunque no siempre podamos vernos directamente, pero si me esfuerzo por no perder la comunicación, claro está, que no todas las personas estarán dispuestas a hacerlo.
He aprendido que, a veces, por mucho interés que tu pongas para mantener una amistad con alguna persona, si la otra no esta interesada, al final no servirá de nada. Y debo entender que la vida es así, que hay personas que no pueden permanecer en tu vida porque no quieren hacerlo, y a veces es mejor tomar caminos separados. Hay amistades fugaces, relaciones que solo duran un período de tiempo porque es parte de la vida, casi un proceso natural. Estoy entendiéndolo, y no quiero forzar las cosas.
Retomando la entrada anterior, donde expresé que una amiga me comentó que pocas personas me conocen, debo decir que es verdad. Creo que solo los amigos más allegados realmente conocen los diversos matices que nos conforman, y nos aceptan, y no todas las personas pueden hacerlo. A estas alturas de la vida me doy cuenta de que, conforme pasa el tiempo, es más difícil hacer amigos, encontrar personas que compartan intereses o entiendan ciertos puntos de vista, o te acepten como eres o entiendan porque eres así.
Ahora puedo darme cuenta de que la brecha generacional si pesa y que los treinta definitivamente son iguales a los veinte. Esto no quiere decir que iré con una actitud amargada e indispuesta a conocer gente, aun mantengo mi actitud optimista y espero encontrar gente allá afuera que esté dispuesta (todavía) a construir una linda amistad. Ahora sí pueden llamarme ilusa.
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