Y mientras discutíamos me percaté de ello. No, no había sido de él toda la culpa de que nuestra amistad terminara, yo también tenía fallas, cosas que no había dicho, y cosas que había y no había hecho. Una parte de mí quería ser la heroína de la historia, pero en la vida real, sabemos que no hay heroés ni villanos, todos nos movemos en colores grises.
Siempre he creído que cuando una relación acaba, la culpa (o como le querían llamar) es de las dos personas. Ambos fallaran en algo, es inevitable, somos humanos. Pero nos cuesta trabajo ver nuestras fallas, nuestra mente trata de combatir nuestra tristeza y dolor mostándonos todas las cosas buenas que hicimos en la relación, es una reacción natural. Es un momento en el que nuestra realidad se desdibuja y da paso al caos. No hay otra cosa que seamos capaces de sentir, y el dolor como el amor puede cegarnos. Conforme el tiempo pasa y nuestra mente vuelve a su cauce, podemos percibir nuestros errores y defectos, nuestras fallas y entonces la visión se vuelve un poco más clara, pero quizá menos agradable.
Y pensé en el porque nuestra amistad había fallado. Al principio solo pensaba en sus errores y en el hecho de porque él no podía cambiar. Yo quise hacerlo, pero no pude. Y al final quise que él cambiara. Si algo que he aprendido, y que suele decir constatemente, es el hecho de que una persona no puede cambiar a otra, puede inspirarle a que cambie, pero la acción, el querer cambiar siempre debe salir de uno mismo. Esperar que alguien cambie porque tu lo deseas es pérdida de tiempo. Y eso no podía intenderlo, mis propias palabras se desahacían en mi boca.
También había fallas en la comunicación, él siempre me tenía adivinando y yo llegué al punto en el que no toleraba más adivinanzas. Siempre en desacuardo, siempre discutiendo, siempre queriendolo hacer que viera las cosas desde mi perspectiva. Y eso simplemente es demasiado complicado. Se me olvidó de nuevo que ponerse los zapatos de alguien, o hacer que alguien se ponga los tuyos, es algo complicado porque nunca te quedarán a la medida.
Y llegó el punto en el que desistí. Y no es no hablemos, pero ya no como antes. Suenan extrañas esas palabras en mi cabeza "como antes", el equivalente a decir "en los tiempos felices". Y quizá algún día volvamos a concordar, como antes, pero creo que por ahora no es el momento. Estamos separados, y no solo es distancia medida en metros, sino algo más allá, pensamientos, vida, madurez, sentimientos. Estamos a destiempo. Y pienso que a destiempo se ha vueto un término repetitivo en mi vida, quizás el reloj me intenta decir algo... quizás algún día coincidamos.
Esta si esta intensa, no como la del amor OP jajajajajaja es raro, que te digo? a veces los rumbos se tornan diferentes, pero mas que nada nuestras ideas y así muchas personas quedaran en nuestro recuerdo de "los años maravillosos", te digo algo? andamos en el mismo mood, como siempre jajajajajaja
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