miércoles, 23 de mayo de 2018

The Pain


Cuando fui al museo Soumaya, tuve la oportunidad de admirar "Las dos Fridas" de Frida Kahlo. Ya lo había visto antes, es un cuadro muy famoso, sin embargo, el admirarlo de frente me produjo un sentimiento diferente, y es que precisamente, el arte debe hacerte sentir algo, y lo que sentí al ver ese cuadro de Frida fue dolor. Independientemente de si te gusta su arte o no, hay algo que es innegable, y es que si algo caracteriza la vida de Frida Kahlo es el dolor, y no solo físico sino también emocional. Leyendo un poco de su biografía, me pude dar cuenta de que ella llevaba dolor y lo plasmaba a través de sus pinturas. Quizás a ese dolor también se ve reflejada en su famosa última línea escrita en su diario: "Espero alegre la salida y espero no volver jamás". Algo de admirar, es que pese a todo lo que padeció, siguió hasta el final.

Y no sólo Frida expresó su dolor mediante sus pinturas, es también de recalcar, que muchos artistas han logrado sus mejores trabajos cuando han sentido dolor, por ejemplo, tenemos las novelas de Virginia Woolf y Sylvia Plath, o si queremos algo más contemporáneo allí tenemos a Adele y su famosísimo albúm 21.¿Pero a qué voy con todo esto? A la capacidad que nos da el dolor de crear, de transformar. Sin dolor no seríamos los mismos. El dolor lo hemos sentido todos, y podemos identificarnos con él en diversas formas. Todos hemos llorado al escuchar una determinada canción, o al leer algo que nos llega, o al ver alguna película que refleja un momento de nuestra vida. 

Cuando atravesé mi período oscuro, recuerdo que una de las cosas que me dije era que ya no quería sentir dolor. Nunca. Qué estupidez. Ahora que lo siento de nuevo me doy cuenta que no solo es inevitable sentirlo sino también necesario. El dolor tiene esa capacidad de ser moldeable. Puedes canalizarlo y convertirlo en algo hermoso. Puedes moldearlo, pintarlo, convertirlo en notas musicales, en un estribillo o en versos, puedes volverlo texturas, pintarlo con acuarelas o al óleo, puedes convertirlo en palabras y plasmarlas es un texto, puedes tallarlo con mármol, con madera o metal... puedes convertirlo en algo más, en algo bello y extraordinario, en algo inmortal.

Quizás lo mejor sea dejarlo fluir, tomarlo y transformarlo en algo único. 


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