Yo siempre he sido de las que se lo guardan, o lo sienten en soledad, cuando puedo darle rienda suelta a las lágrimas sin que tenga que dar explicaciones. Soy de las que "nunca tienen nada" y trata de poner su mejor cara. Antes me gustaba liberarme hablándolo con alguien, pero con el tiempo, me di cuenta de que muchas personas se lo tomaban como algo trivial, que siempre me decían "ya se te pasará" y que al final no les interesaba. Así que poco a poco lo fui guardando, esperando a tener un momento a solas para poder sacarlo. Por que el dolor es uno de esos sentimientos que requiere de todas tus fuerzas, lo sabemos.
En estos últimos días lo he sentido, poco a poco, yendo y viniendo. No se queda todo el tiempo, quizás sea por la lucha constante que mantiene con mi mente, que lo aleja y lo manda lejos, para darnos un tiempo más de paz. Yo intento que no se haga presente, ignorándolo cuando lo hace pero sabiendo que eso no puede durar por siempre.
Quizás deba dejarlo fluir. Si algo he aprendido es el dolor también es creación, y no solo caos. Se puede convertir en una bella pieza musical, o en un libro, o en una pintura, o en poemas... quizá eso deba hacer, dejarlo fluir y crear, transformarlo, sí, esa es la palabra. Transformar el dolor, en arte, quizá.
Tal vez eso lo hago más fácil de sobrellevar, tal vez así se pueda compartir y hacer que duela un poco menos. Tal vez el dolor sea una fuerza transformadora, o tal vez este delirando. Dolor, cinco palabras y una fuerza desgarradora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario