La sociedad te mide. Y oh vaya que tiene una manera muy dura de medirte. A lo largo del tiempo, la sociedad ha construido una idea en forma de lista sobre lo que las personas deben tener para ser felices. Esa idea esta tan arraigada dentro de nuestra mente que será muy difícil quitarla. Aún en nuestro tiempos de tanto avance tecnológico y científico, las ideas sociales siguen perdurando y la lista solamente parece aumentar. Cuando parece que ya hemos alcanzado varios de los requisitos que exige esa lista, siempre aparece uno más que nos aleja de la felicidad completa, si es que tal cosa en verdad existe.
La idea es plantada en cada uno de nosotros, algo similar a como lo que planeta la película "El Origen", y cada uno de nosotros va desarrollando la idea con el paso de los años, agregandole o quitandole cosas, de acuerdo a nuestras necesidades, pero siempre bajo el boceto impuesto por una idea generalizada. Desafiar esa idea, puede costarte, entre otras cosas, el rechazo social. Porque, después de todo, para que cambiar una fórmula que funciona tan bien?
Luchar contra el sistema es difícil. La mayoría de los humanos estamos más acostumbrados a emular que a crear. Quizás era algo necesario para poder sobrevivir.
Comencé a pensar en todo el tiempo que gastamos tratando de alcanzar un ideal, de todo aquello que sacrificamos por alcanzar la lista de la felicidad. No puedo evitar pensar en la frase que me dijo una persona recientemente, que la escucho en una canción, "No valgo por lo que tengo, valgo por lo que perdí". Y a veces llegas a un punto, a un momento, en el que te preguntas si eres feliz donde estás.
Los humanos, tenemos la elección de empezar de nuevo. De volver a construirnos. De llegar al fondo y renacer.
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