sábado, 23 de enero de 2016

Solía ser...

Yo solía ser muy reservada. No es que ahora no lo sea, pero no como antes. O tal vez un término más adecuado sería "introvertida", sí, creo que es ese el que estoy buscando. Antes era más introvertida. Tenía la idea de que mi país secreto, mejor conocido como "Hanerlandia" y que era producto de mi mente era un gran lugar para estar, eso me hacía alejarme un tanto del mundo exterior. Sin darme cuenta había construido una barrera.

Tiempo después, cuando tuve la oportunidad de radicar en otro estado, donde no conocía a nadie, tuve que convivir con el mundo exterior. Tenía que hacerlo. Y entonces abrí los ojos. No solamente conocí un lugar nuevo que me había maravillado, sino que también conocí a nuevas personas que me brindaron su amistad, sus experiencias de vida y su luz. La barrera se había roto, había sucedido un cambio en mí, y que fui percibiendo con el paso del tiempo. Quizás ahora puedo percibirlo más conscientemente, y cuando de repente vuelvo a mis ratos oscuros, trato de ponerlo en práctica.

Y es que muchas veces nos acostumbramos a vivir en nuestro mundo, y nos rehusamos a conocer otros lugares y a otras personas? Muchas veces es por desidia, y otras por medio. Nos encerramos en nuestro espacio mental en el que nos sentimos seguros y nos retraemos del mundo exterior. Y no es que vivir en nuestro mundo sea malo, hay días en que quiero estar en Hanerlandia, pero recuerdo que todavía hay mucho que ver y explorar allá afuera. 

Y es que nos vamos acostumbrando a lo mismo, la misma música, la rutina de siempre, la misma comida, la mismas personas...Nos absorbemos tanto en nuestra vida digital, en nuestro trabajo, y en nuestro círculo de amistades que se nos olvida que de vez en cuando hay que sentirnos maravillados.



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