Hace unos dos días aproximádamente le comenté a OP que mi trabajo no me gustaba. La verdad me costó mucho aceptar esto pero ahorita estoy en un lapso en el que deseo ser lo más franca conmigo, y la neta es que mi trabajo no me produce felicidad, pero me voy a dar a explicar un poco más. Como sabe algunos, yo soy maestra y me dedicó pues precisamente a eso, a dar clases. Y es precisamente eso, lo que más me gusta de mi trabajo, pero lo que me desagrada a un nivel exorbitante es el trabajo administrativo que ello conlleva. Eso de doblegarte ante un sistema (y sobretodo un sistema educativo fallido, como el de mi país) no es de mi agrado. Aunque llevo poco dentro de este sistema, debo decir que, desde incluso antes, no me agradaba para nada su "metodología de trabajo", y es que si algo he visto, es que parece importar todo, menos, precisamente, la educación.
Me frustra muchísimo el no poder hacer entender a nadie, o a casi nadie, que este sistema no funciona, al menos ya no para este siglo, ni mucho menos para las nuevas generaciones. Aceptemos el hecho de que, el sistema se esta volviendo obsoleto, por no decir arcaico, y que no esta comiendo el mandado. En una era donde parece predominar la tecnología y la ciencia, tal parece que la educación parece rehusarse a seguir el paso. No, no me refiero a que las clases en línea son lo mejor, porque ese tema lo discutiré posteriormente, sino más bien al hecho, de que los aprendizajes y los programas que tienes que enseñarles a tus alumnos parecen sacados de la Edad Media.
Siempre he pensado que nuestro sistema educativo no tiene esencia propia, es más bien, un collage apelmazado de numerosas corrientes y propuestas de otros sistemas, y que falla rotundamente al momento se aplicarlo. Como buena rebelde, yo he buscado la manera, de revelarme contra el sistema, y no, no me refiero a hacer huelga, o un plantón, porque siempre he pensado que la verdadera revolución esta en nuestras mentes. Así que trato de plantear nuevas ideas, o hacer propuestas distintas, todo siempre para escuchar un rotundo no. Es muy difícil luchar contra un sistema que esta demasiado cansado, demasiado corrompido, demasiado fracturado, demasiado cerrado. Es como si cada vez que intentara florecer, lo arrancaran de raíz. Es justo ahí, cuando me doy cuenta de que un sistema que se cierra a las ideas esta completamente perdido, y me da mucha tristeza.
Sé que el trabajo administrativo es necesario, pero a veces parece que se sobrepone a lo que verdaderamente nos atañe que es la educación. La escuela es el lugar donde deben florecer la mentes, las ideas, la creatividad, la imaginación. Son los cimientos hacia una nueva civilización. Pero no, eso no es lo más importante, lo más es importante es llenar tus veinte mil formularios donde te preguntan lo mismo una y otra vez.
Quizás el problema sea mío, por querer luchar por algo que hace mucho tiempo que nos dejó.